En la vida todos intentamos vender algo, bien sea a nivel laboral o a nivel personal. A nivel laboral ya sabemos lo que cada uno vende. A nivel personal vendemos valores y creencias. Vender es un arte, persuadir es una aventura y convencer de lo que uno vende o aporta a la vida de los demás una actitud de liderazgo.
Hacer que el interlocutor se sienta parte del proyecto. Que se sientan partes de lo que vas a ofrecer, protagonistas de la historia. A nivel inmobiliario nos decían que una parte importante de la venta era la identificación del posible comprador con la vivienda, que fuera él el que encendiera las luces, abriera los armarios, se sentara en los sillones. En Amway no hay nada como hacer que el cliente experimente in situ los productos, que por cierto son de grandísima calidad. A todos nos gusta sentirnos parte de un proyecto. Recuerdo que en una ocasión en Chicago el párroco decidió encargar a la misma pandilla que entraba a robar en la escuela de la parroquia la vigilancia de ésta. Jamás volvieron a entrar a robar. ¿Se sentían parte de ella?
Ofrecer un servicio útil es algo primordial. Somos vendedores de servicios tanto a nivel laboral como a nivel de relaciones. Todos necesitamos de algo o de alguien. Interdependemos unos de otros. Las personas, por suerte o por desgracia, buscamos en las cosas y en las personas llenar aquello en lo que sentimos carencia de algo. Vivimos una época funcional. Sólo sirve aquello que tiene sentido práctico y útil. ¿Qué ofrecemos a los demás? ¿Qué ganan los demás con lo que ofrecemos materialmente o a nivel personal.
Es aquí donde la importancia de ilusionar a la gente cobra una importancia considerable. Sin ilusión no hay ventas. Los enamorados se ilusionan cuando surge la chispa. son muchas las ilusiones que se despiertan dentro de nosotros, ilusiones que tienen que ver con las carencias que tenemos o las necesidades que necesitamos satisfacer. Ilusionar es parte importante de la conexión con los demás, hacer que vibren con todo aquello que proponemos a la hora de ofrecer lo que llevamos como profesionales o personas.
De ahí que primero crear la necesidad y luego aportar la solución, nunca al revés. La vida y la historia es un continuo desarrollo de la satisfacción de las necesidades de otras personas. Es por ello que nuestra vida alcanza un mayor significado en la medida en la que somos capaces de aportar "algo" a la misma vida en sí. Necesidad y soluciones a aportar se convierten en la clave para poder conseguir algo positivo en la vida. El mundo de la queja queda atrás para dar paso, siempre ha sido así, al mundo de las soluciones.