Es curioso como muchas veces hablamos y pensamos sobre lo que todo el mundo habla y piensa. Vemos la televisión, escuchamos la radio, leemos los periódicos y nos vamos alimentando de todo aquello con lo que guardamos contacto Bien comentaba alguien que somos el producto de las 5 personas más cercanas con las que nos relacionamos, de los libros que leemos, de las películas que vemos y de todo aquello con lo que entramos en contacto.
Hace poco tiempo reflexionaba sobre ello porque todo lo que aparecía en los medios de comunicación era y es contenido con alta carga negativa: sucesos, robos, corrupciones políticas, etc. Pocas veces aparecían o aparecen noticias positivas que levanten el animo de las personas y les estimulen a vivir. Y mira que por noticias buenas que no sea, por haber las hay.
¿Qué pasaría si decidiéramos por nosotros mismos a donde mirar, a donde enfocarnos, lo que pensar y hacia donde enfocar nuestras vidas?
Tal vez seríamos pájaros medio raros a los que nos llamarían insensibles por no fijarnos en lo que está cayendo a nuestro lado. Pero no tiene sentido hundirse cuando hay cabos a los que afianzarse o situaciones que hacen que la vida sea totalmente positiva y orientada no al fracaso que se ve a nuestro alrededor, sino a lo positivo que sí también existe.
A mi personalmente....
- Me alimenta el ver como hay gente que en medio de las dificultades tienen la habilidad de inventarse salidas nuevas.
- Me satisface el ver las personas que en vez de hundirse en el problema adquiere mayor vigor y fuerza y se los toma como un reto a lo que tienen que darle una solución.
- Me fascina el que es capaz de ver oportunidades en medio de las situaciones que para todos son catastróficas.
- Me encanta el que se ríe de sus propios fallos porque les hace sentirse humanos y vivir su humanidad desde las propias limitaciones.
- Me gusta ver aquellas personas que lo intentan, como dice Einstein sin saber que es imposible lo que persiguen, porque no ven limites a sus deseos.
- Me alegra que tengamos la oportunidad de elegir en lo que pensar, sobre todo si lo que decidimos pensar es aquello que alimenta la vida, la sonrisa, la comunicación y el poder satisfacer las necesidades de aquellos que nos rodean.
Nunca estaría de más el preguntarse:
- ¿Qué pensamientos dirigen mi vida?
- ¿Escojo aquello que quiero pensar o me siento dirigido por los demás?
- ¿Lo que pienso aporta algo a la vida o me frena a vivirla de forma más dinámica y creativa?
- ¿Cómo me gustaría pensar? ¿Por qué no logro pensar de esa manera?
- ¿Qué puedo hacer para elegir lo que quiero y debo pensar?
- ¿Qué pasos voy a dar para ello?