23/11/10

Liderazgo: autoridad que se gana



Autoridad, una palabra que conlleva consigo un tinte de rigidez, intransigencia, absolutismo y que, por otro lado, conlleva todo lo contrario, confianza, de ciega, responsabilidad y lealtad. Sin las dos caras del liderazgo,la que fomenta el seguimiento ciego y la que genera temor. Una da libertad, promociona a la persona y valora al que confía en uno. La otra basada en el miedo, no quiere ser superado por los demás y no permite ser libre ni crecer personalmente.

El verdadero liderazgo nace de la autoridad no impuesta sino ganada y conseguida por lo que la vida del que va delante de uno mismo dice, inspira y hace creer. Liderazgo es una situación que no consiste en "llegar a",sino en vivir una experiencia de amar, de servir, de confiar, de delegar y de permitir crecer a los demás.

Decían que Jesucristo hablaba con "autoridad". Una autoridad que no detenía a la gente,que no obligaba, que no juzgaba o dividía a los que no creían en El. Era una "autoridad" que se mostraba por si misma, por su congruencia, interés por el otro y la búsqueda permanente del crecimiento personal de los demás.

La "autoridad", pues,es la invitación generosa y libre a seguir no a una persona, sino a un estilo de vida que genera pura riqueza humana. Y es cuando vemos lo que le importamos a esas personas cuando las hacemos líderes por su capacidad moral, más que por sus palabras.