Es cierto que uno tiene muchas veces el chispazo de una ilusión o de un sueño, se levanta y se introduce de lleno en él pero; ¿cuánto dura? ¿por que dura tanto o tan poco? ¿Donde está el secreto?
A veces miras a tu alrededor a los deportistas de élite y ves que tienen una constancia digna de elogio. Hay ocasiones en las que todo se viene abajo y sorprendentemente ves que a veces las causas pueden ser la desilusión, el no saber vivir el éxito, una lesión o circunstancias que no sabes afrontar en un momento determinado. Lo mismo nos suele ocurrir a los ciudadanos corrientes y molientes. Pero en estos días en los que se está jugando el Mundial de Fútbol hay algo que me llama la atención aquí en España: los constantes anuncios antes y ahora en torno a nuestro equipo de fútbol, camisetas rojas por doquier, banderas de España en balcones, en manos de aficionados o como túnicas en las que muchos se envuelven. Partidos vistos en directo tanto en casas, como en bares, como en plazas públicas en televisiones pequeñas o pantallas gigantes. En definitiva, en sueño que se alimenta antes y después, mañana, tarde y noche, solo y en grupo. Es la fuerza de la motivación y la manera de alimentar una motivación.
Algo aprendemos de ello para conseguir nuestros particulares sueños o también los de grupo: hay que alimentarlos por dentro y por fuera, solos y en grupo. Todo ello nos ayuda a alimentar y a afianzar aquello que queremos alcanzar. No sólo es cuestión de sembrar, sino también de alimentar constantemente con todo signo de fuerzas, motivos y señales que nos ayuden a mantenernos en el camino. Tal vez lleguemos a la obsesión, pero es una manera de alimentar el sueño, la vida, las relaciones, las metas. Mientras no perdamos la libertad y nos veamos esclavos de las situaciones todo sirve.
Lo importante es preguntarse uno a si mismo: ¿Cómo alimento día a día mis sueños?
¡¡¡Aúpa los sueños!!!