4/8/16

La soledad.


La soledad.

¿Nos da miedo la soledad? Podríamos decir que sí. Intentamos estar acompañados en todo momento. La televisión, la radio, los teléfonos móviles, etc. Intentamos por todos los medios tener algo a nuestro lado que, aunque no le hagamos mucho caso, nos haga cierta compañía y nos permita olvidar que estamos solos.

Curiosamente la soledad, la buena, la buscada e incluso aquella que muchas veces nos toca vivir porque nos ha sido impuesta puede ser una experiencia realmente gratificante porque nos permites encontrarnos con la persona que siempre nos acompañará a lo largo de la vida, uno mismo.

Las dos caras de la soledad.

Creo que la soledad tiene dos caras, la buena y amigable que nos permite encontrarnos con nosotros mismos y la mala que nos hace sentirnos distanciado de personas que pueden o podrían significar algo importante en nuestra vida.
  • La cara mala de la soledad. Es aquella que sentimos cuando experimentamos cierto rechazo en nuestras vidas y nos vemos abocados a un mundo mucho más inseguro. Es la que nos lanza de un mundo de seguridad y de confort donde nos sentimos apoyados por todo el mundo a un mundo en el que no toca otra que confiar en uno mismo y en lo nuevo en lo que tenemos que adentrarnos.
  • La cara positiva de la soledad. Es aquella en la que empezamos a darnos cuenta de que dentro de nosotros hay mucha más vida de la que pensábamos y comenzamos a descubrir talentos, valores y una riqueza dentro de nosotros que estaba aletargada y adormecida precisamente por la seguridad y el apoyo que teníamos en algo o alguien externos a nosotros mismos.

La soledad, el revulsivo.

Yo creo que el más común de los mortales se ha sentido defraudado en más de una ocasión. Casi todos hemos recibido algún "NO" por respuesta. En más de una ocasión nos hemos visto totalmente solos ante una situación o proyecto.

  • La primera reacción que solemos tener es la de sentirnos rechazados o no apoyados. Quieras o no nuestra confianza está más en el apoyo que esperamos que en lo que nosotros consideramos que podemos hacer por nosotros mismos.
  • Rápidamente asumimos una actitud de víctimas que nos lleva a una desazón y al mismo tiempo a una especie de queja continua donde nos ponemos a atacar a todo aquello que no nos ha dado su apoyo incondicional.
  • Llega un tercer momento en que aceptamos la realidad y podemos tener dos actitudes: Venirnos abajo totalmente o bien mirarnos al espejo y darnos cuenta de nuestra riqueza personal y empezar a volar apoyándonos más en nosotros mismos que en otras fuentes externas a nosotros.
Si somos sinceros con nosotros mismos la soledad, a pesar de sus malos tragos, nos ha servido de algo importante, de ser un revulsivo en nuestra vida que nos ayuda a 
  • Conocernos mejor.
  • Confiar en nosotros mismos.
  • Ser más libres y no depender de los demás.