7/2/11

Aceptación, un gran punto de partida



Aceptar la realidad y aceptarse como es uno es un bello comienzo para remontar en la vida, en los fracasos, en la enfermedad y en las situaciones adversas. La aceptación es un gran aliado con el que hay que contar siempre en la vida. A primera instancia podemos pensar que quien acepta arroja la toalla, se da por vencido o simplemente renuncia a cualquier tipo de aspiraciones. Pero, honestamente, creo que la aceptación no es renuncia, ni abandono ni un darse por vencido, ¿por qué?

En primer lugar la aceptación de la realidad y de lo que es uno es humilde reconocimiento de la realidad y de los recursos personales o externos con los que uno posee. No podemos vivir ajenos a lo que somos y tenemos. Es, precisamente, a partir de la misma realidad desde donde podemos iniciar no una lucha contra nosotros mismos sino una conquista de aquello que queremos conseguir. Aceptar, pues, es reconocer para poder adquirir lo que necesitamos para después alcanzar lo que deseamos.

Es curioso ver en enfermos que aceptan su situación una mayor apertura a su realidad, una mayor paz en lo que están viviendo y una mayor felicidad interior que les lleva a vivir la vida con una mayor madurez, como decía Einstein, de no centrarse ni en su dolor, ni en su vida sino en la de aquellos que les rodean. Y no hay cosa peor que luchar constantemente contra uno mismo y contra la realidad en la que vive.

Como decía Darwin sólo las especies que se adaptan, es decir que aceptan la realidad, logran desarrollarse más y sobrevivir, tal vez sea cuestión de un equilibrio interior.