6/4/12

¿Fracaso o éxito?



Hoy es Viernes Santo y desde la tradición católica miramos hacia la cruz de Jesucristo como la señal principal de nuestra fe, aunque en realidad no lo es, pues es la Resurrección el eje principal de nuestra fe. Pero la Cruz, el Crucificado es el centro de todas las miradas. Ante la Cruz caben diferentes mirada:
  • Fracaso: Es la mirada principal de aquellos que lo han crucificado. Simplemente lo han quitado del medio, y desde ese punto de vista no queda otra cosa que pensar que todo un proyecto se ha venido abajo.
  • Tristeza: Quien ve al crucificado, sus heridas, el abandono y la soledad que lo rodean no tiene otra sensación que el de la misma compasión y tristeza de ver un lacerante ser humado humillado hasta el extremo de la muerte con todo el insulto y rechazo envolvente.
  • Admiración: Quien ve que el ser humano puede tener un compromiso consigo mismo y con la misma sociedad al que la muerte, el abandono y la soledad no le asustan. Sobre todo cuando uno oyen la expresión que le dice a las mujeres de Jerusalén que lloran al paso de Jesucristo: "No lloréis por mi, sino más bien por vuestros hijos". No duele tanto la soledad sino ver como los demás viven tranquilos ante su ceguera y lloran por lo que probablemente ni tan siquiera valoran o son capaces de apoyar. Admiración cuando poco antes de fallecer exhala su espíritu sin no certificar antes su confianza y credibilidad en el proyecto que lo llevó a la muerte cuando dice: "En tus manos, Señor, encomiendo mi Espíritu", cuando el Espíritu no es el alma en sí sino el Espíritu que ha motivado toda su vida.
Es éxito es subjetivo: Hay quien lo vive matando a otros; compadeciéndose o viviendo en la autenticidad. Solo quien se conoce y sabe lo que persigue sabe cuando su vida triunfa o no. Yo me quedo en el éxito de Jesucristo, primero por su sinceridad, coherencia y valentía. Segundo por lo que ese Espíritu ha provocado en la historia de la humanidad, un cambio donde el amor es el eje de toda tarea que queremos emprender.