En el día de hoy recibía un atento mensaje de alguien que trabajar en el campo sanitario sobre lo bajo que dejaba en la reflexión del día de ayer a éste colectivo.
Una de las cosas que hago hincapié es que no hablo de un colectivo determinado sino de las personas que, queramos o no, estamos inmersas dentro de los colectivos al que pertenecemos y que tenemos que afrontar dos cosas muy importantes: Una es que somos interdependientes y que nuestro trabajo influye, queramos o no, en la vida de los demás, de forma positiva o de forma negativa. Y el segundo punto es que independientemente del colectivo al que pertenezcamos tenemos, como personas, que aspirar cada vez más hacia la excelencia y escapar de la mediocridad.
Steve Jobs, fundador de Apple, le decía en una ocasión y a petición del mismo consejero delegado de Nike que lo que tenía que hacer una empresa como Nike era dejar "la mierda" a un lado y dedicarse a lo realmente bueno que tenían.
Como personas y trabajadores no podemos permitirnos de caer en la rutina, en la dejadez y en la inercia porque ello nos llevará a la mediocridad y a la falta de mejores resultados en lo que queremos y en lo que la gente espera de nosotros. Y no es que dependamos de lo que la gente espera de nosotros, no. Dependemos de la calidad de lo que somos para poder ofrecer calidad a los demás y para sentir que nuestra vida es una vida de calidad.
La mediocridad no es el camino o la vocación de la persona humana, sino que es aquello que hace que no crezca ni se supere. Estamos llamados a dar lo mejor de nosotros mismos, a desarrollar y crear nuevos valores. La rutina, la confianza y la falta de metas y retos cada vez más grandes hacen que nos quedemos en la mediocridad.
Desde aquí lanzo un viva para todos aquellos que dentro de un sector u otro se desviven para ser mejores personas y profesionales cada día, y de esta forma, hacen más felices y más placentera la vida de los demás.