Si afrontamos un trabajo, una relación con actitud apática, desinteresada, negativa o con falta de entusiasmo lo normal es que los resultados no sean los mejores y que incluso nos lamentemos de lo que hacemos, sintiéndonos con toda razón frustrados. ¿Qué hacer? Cambiar la actitud. Mi actitud jamás tiene que depender de los sentimientos, sino de mis valores como persona y de lo que quiero alcanzar en la vida. Para ello es bueno tener en cuenta que:
- Yo y solo yo soy responsable de mi actitud.
- Tengo que ser consciente de las actitudes que no satisfacen mi vida y cambiarlas.
- Quiero pensar, actuar y hablar como la persona que quiero llegar a ser y desarrollar.
- Desarrollar una alta apreciación por la vida.
Por ello es bueno:
- Reconocer que la actitud debe ser reajustada diaria y constantemente.
- Comenzar cada día con buenas actitudes.
- Encontrar el lado positivo de cada cosa, incluso de las que son aparentemente malas.
- Buscar y compartir con gente positiva.
- Eliminar las palabras negativas de mi vocabulario.
- Eliminar las creencias limitantes de mi mente. (no puedo, no valgo, no soy capaz, no creo que...)