Metas, entre la obsesión y el deseo.
Para que algo se torne realidad tiene que mover al que lo quiere conseguir. Nada más lejos que un niño que se encapricha: llora, patalea, insiste, etc. ¿Por qué? Lo tiene metido en la cabeza. La motivación hace que el sueño de meta en la cabeza y que vayamos tras él.
Recuerdo un compañero canadiense que fue uno de los mejores vendiendo casas. Nos decía en una charla que se automotivaba constantemente. Su actitud casi rayaba la obsesión. Pero esa actitud le llevó a estar entre los más grandes. Una de las cosas que me sorprendió de él era que había tomado la decisión de poner una cartulina en "el techo" de su habitación que decía: "Hoy voy a vender una casa porque soy el mejor". Cuando llegaba al baño a afeitarse en la mañana tenia otro cartel con una sonrisa que decía lo mismo. Casi toda su casa tenía carteles que decían lo mismo.
Puede parecer una obsesión, pero la realidad es que se convirtió en uno de los mejores vendedores de Canadá, sino el mejor.
Las metas y objetivos tienen que estar de firmes y presentes en nuestra mente, al fin y al cabo son nuestros pensamientos los que nos guían, los que hacen que tomemos una decisión u otra. ¿Cuales son las frases automotivadoras que nos decimos cada día?
Entre otras cosas cuando conducimos un coche, barco o avión si no tenemos constantemente nuestros ojos puestos en la dirección a donde vamos podemos acabar en un destino diferente o víctimas de un accidente.
No perder el norte y hacer que cada cosa que hagamos esté orientada a lo que buscamos hace que estemos de forma constante en el camino de la consecución de nuestros objetivos.
Recordarnoslos, automotivarnos y practicar de firma diaria afirmaciones positivas que nos conduzcan a la meta es parte de nuestro proceso.