8/3/16

Desde la sencillez



La sencillez, el valor más apreciado.

¿Has conocido en algún momento gente sencilla? ¿Qué recuerdo guardas de esa persona? Creo que el 100% de las personas dirían que guardan un muy grato recuerdo. ¿Sabríamos decir el porqué?

Tal vez el que más fluye por mi mente es que ante una persona sencilla sientes que estás ante una persona que experimenta la libertad, que no depende ni del dinero que tiene, ni del estatus que ostenta ni de las influencias que pueda tener en la vida. La persona sencilla es la que "simplemente" vive y deja vivir a los demás. Ante personas de este calibre uno nunca se siente amenazado, ates bien uno se siente aceptado tal y como es, quizás por es capaz de mirar la vida sin juicios de valor ni de prepotencia que tanto separa a las personas.

La sencillez y sus ventajas.

  • Libertad. Entiendo la libertad del hombre sencillo por la libertad del que no se hace depender de la situación que ocupa, pero sobre todo que es libre para relacionarse con cualquier persona a pesar de las circunstancias que puedan rodear a cada persona. Lo más bonito es que cuando los ves no eres capaz de adivinar el mundo que se percibe detrás de él. Cuando conoces a una persona sencilla lo que más admiras de ella es que no se hace valorar ni por lo que piensa, ni por lo que tiene, sino simplemente por lo que es.
  • Humildad. Es otra de sus grandes virtudes. Sus ideas, su forma de vida, su actitud ante la vida no es impositiva. Uno puede llegar a pensar que n tan siquiera valora lo que es o lo que tiene. Es libre ante las apariencia y lo más importante es "ser" antes que tener o que sentirse "admirado" por los demás. Su esencia es valorar con sencillez lo que es y lo que posee como una parte más de la vida.
  • El valor añadido. Lo que aparentemente no tiene valor para él hace posible que lo tenga para los demás. Uno se siente a gusto sentado a su lado. No hace falta llegar a sentirse de igual a igual, porque la sencillez no tan siquiera invita a las comparaciones. Es como si a su lado su presencia te diera seguridad, te sintieras aceptado desde toda la vida.
  • El sentido de la vida. Recuerdo que han sido muchas, pero muchas personas sencillas las que he conocido a lo largo de mi vida. De ellas he aprendido a valorar la esencia, lo importante. Uno mismo es lo importante con lo que tiene y con lo que carece. Ante la persona sencilla aprendes a flexibilizar muchas cosas, a relativizar muchos problemas y a centrarte el lo que es esencia, saber vivir el momento en el que estás.