1.- Objetivos específicos. Nada mejor que saber lo que queremos y como lo queremos. Nos evitaremos confusiones y llegar a cosas que no eran las que realmente buscábamos. Cuanto más específico, concreto y definido sea lo que queremos, más claridad para emprender el camino.
2.- Plan de acción. Nos permitirá saber los pasos a dar en cada momento y no dejar nada a la improvisación. Ésta, aunque es buena, no siempre funciona. El plan de acción nos ayuda, no solo a saber el camino a realizar sino al cómo y el cuando realizarlo.
3.- Visualizar los objetivos. Saber lo que quiero, cómo me voy a ver cuando lo consiga y las consecuencias que tendrán en mi vida será en todo momento que lo visualice no simplemente una guía a seguir, sino una fuente de motivación.
4.- Pasos a seguir y se activo. Preparar minuciosamente el trayecto a realizar y tener en cuenta las dificultades que se van a encontrar ayudará no solamente a visualizar el camino, sino a tener en cuenta cualquier imprevisto.
5.- Plan B. No siempre las cosas funcionan o salen como uno quiere. Adaptación y pro-actividad es importante. La prueba del error y de volver a intentarlo, de una forma diferente nos llevará a una actitud perseverante y comprometida con el objetivo.
6.- Lucha por lo que merece la pena, por lo que te aporte vida y por lo que te haga crecer y ser una persona libre, la autenticidad de ser uno mismo y estar contento de uno mismo.