23/3/16

La canasta de basura


No se si has vivido en alguna ocasión alguna situación parecida a la que puedes leer en la frase de arriba. Estoy seguro que todos hemos recibido en más de una ocasión las afrentas de alguien que no nos quiere, que tiene un mal día o que simplemente necesita desahogarse en la vida.

¿Cómo solemos reaccionar? Por lo general solemos enfadarnos o sentirnos mal con lo que dice o como nos trata. Pero la actitud que tomemos nunca será una responsabilidad de él, sino nuestra. Somos nosotros los que decidimos si nos afecta o no. Todo depende de la autoestima que tengamos o de la claridad de los valores que profesamos tener.

En más de una ocasión he querido ponerme a la altura de quien me ofende, no tanto para ofenderlo sino para que se de cuenta de la actitud ofensiva que puede tener conmigo o con cualquier otra persona. Debe decir que me resulta imposible mantener una actitud y unos valores que no son los míos por mucho tiempo.

Además hay otro factor muy importante. Desde el momento en que me pongo a su altura pierdo mis valores, mi libertad y dejo que esa persona maneje mi vida a su antojo.

La felicidad consiste en ser fiel a uno mismo a pesar de las circunstancias. Los valores que cada uno profesa en la vida con los que nos ayudan a darle sentido y forma a nuestra propia identidad. Es por ello que lo único que podemos ofrecer a la vida y a los demás es aquello que somos y tenemos, y no lo que otros nos quieren hacer ver.

No es cuestión de que lo entienda o lo apruebe la gente, es cuestión de sentirse bien uno consigo mismo.