Esta es la foto que actualmente tengo en mi perfil de Facebook y con ella quiero expresar lo que es para mi la Ley de Atracción, o mejor dicho, como funciona en miles y miles de personas que a diario se ven bendecidas por uno de los tesoros más grandes que podemos guardar en nuestras vidas y que hace que seamos poseedores de la Ley de la Atracción y al mismo tiempo hace que atraigamos a los demás.
Si nos paramos un momento y analizamos a los más comunes de los mortales nos daremos cuenta de que hay dos tipos de personas: los que sonríen y los que no; los que se sienten satisfechos de la vida y los que no tanto; los que son felices y los que no.
También podemos dirigir nuestra mirada hacia la gente que atrae a otros y podemos decir que todos tienen o tenemos un denominador común la sonrisa y la capacidad de dar a los demás sin esperar nada a cambio. Por el contrario podemos observar que la mayor parte de los que protestan y se quejan son personas que constantemente están esperando algo de los demás.
Conozco gente que dice amar pero que constantemente se queja de no recibir en la misma medida en la que parece ser que da. ¿Es posible?
La experiencia propia y de mucha gente pone de manifiesto que cuando amas el resto sobra. ¿Por qué? Porque dar te hace sentir satisfecho contigo mismo y cuando amas tienes que buscar la forma de hacerlo de la mejor manera, no como obligación, sino que amar es algo que simplemente llena en sí mismo.
Hay muchas personas que buscamos la Ley de la Atracción, y curiosamente hay muchas que la buscan fuera de si mismos. La buscan en la posibilidad de tener dinero en abundancia, cuando los estudios dicen que después de conseguir dinero tu vida no la llena éste. Hay gente que busca la Atracción hacia Personas, para quedar luego dependiente física, económica o emocionalmente dependiente de ellas. Pensamos que la Atracción consiste en que una fuerza externa nos atraiga y nos haga sentir un éxtasis fuera de serie.
Hay algo mucho más sencillo y lleno de Atracción. Es la capacidad, no de esperar de la vida, sino de aportar a la vida desde lo que soy y desde lo que hay en mí. Cuando amas y estás entregado en cuerpo y alma a una o muchas personas, ¿qué pasa con el tiempo? ¡¡¡Se para!!! Cuando estás enamorado de tu trabajo, ¿qué sucede? ¡¡¡Lo vives, y el tiempo corre. No te enteras de ello!!!
La fuerza de la Ley de la Atracción no está tanto en enfocar lo que quieres encontrar, porque lo que vas a encontrar es lo que tu vas a sembrar. Y lo que tu siembras es lo que tu estás dispuesto a dar.
Nos podemos sentir queridos, amados, tenidos en cuenta cuando recibimos halagos, bendiciones, sonrisas, agradecimientos. Pero si lo que recibimos no es fruto de lo que hemos dado nos sentiremos con una sonrisa por fuera, pero vacíos por dentro.
La Ley de la Atracción nos llena y nos dirige en la vida cuando nos hemos encontrado con nosotros mismos, como auténticas imágenes y semejanzas de Dios y de la Vida, porque somos conscientes de lo que llevamos dentro, de lo que sucede en nosotros cuando lo damos y de lo que provoca a nuestro alrededor.
La Ley de la Atracción es como ese pequeño grano de mostaza que se vive y siembra con toda la naturalidad y libertad del mundo porque crees en él, en el amor y que al tiempo se convierte en el más frondoso de los árboles a donde los pájaros vienen a anidar y donde sus ramas dan sombra y cobijan a los humanos.
Por eso la gran pregunta no es lo que yo espero de la vida, sino lo que la vida espera de mi. Cuando yo aporte más vida a la misma vida y a los que viven cerca y lejos de mí entonces no sólo habré encontrado mi Ley de Atracción, sino que yo mismo me he convertido en Ley de Atracción para los demás.
Es por ello muy importante saber responderse cada uno a si mismo: ¿Qué puedo aportar yo a la vida? ¡¡¡¡Seguro que muchas cosas!!!!