A veces no es cuestión de aptitud, sino de actitud. El viento sopla y en seguida nos quejamos. Otras veces esperamos a que amaine la tormenta, pero el arte de vivir está en saber torear y lidiar con todos y cada uno de los momentos de nuestra vida.
- Todos tenemos derecho a quejarnos, concretamente a lamentarnos. Son nuestros sentimientos. ¿Por qué no expresarlos? Viene bien y puede ser relajante para quien pasa por un mal momento. Pero la queja continua, el lamento constante, ¿nos llevan a alguna parte? Si somos sinceros con nosotros mismos creo que no. Lo único que conseguimos con ello es llamar la atención y aburrir al que está a nuestro lado. Si lamentarnos nos ayudara a enderezar y equilibrar nuestras vidas, otro gallo cantaría. Pero esa no es la realidad.
- Muchas veces hay una frase que está constantemente en nuestra boca: "el tiempo pone a cada uno en su lugar". Ciertamente que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Tal vez como uno quería o como no, pero nos acaba poniendo. El problema de ello es que el protagonista de nuestra vida no somos nosotros, sino el tiempo. Y al final las cosas nos hacen llegar no a donde nosotros queremos, sino a donde el tiempo dispuso, a no ser que el tiempo sea una táctica para poder conseguir lo que queremos de una forma eficaz. Dejarse llevar por la corriente suele ayudar a salvar vidas a los que se encuentran atrapados en medio de una corriente, pero no es porque nos dejemos llevar en sí, sino porque sabemos que nuestro destino lo dominamos dejándonos llevar por un momento. En medio de las corrientes quienes se dejan llevar por ellas, por lo general, acaban siendo despedidos por las mismas hacia un costado de ellas.
- Este último proceso requiere de algo de conocimiento, de templanza, de seguridad en lo que se hace y de determinación. Y hay que estar preparado para ello. Los pilotos de avión, coche, motos se adiestran para ello, así como los militares para los momentos de combate, o los políticos para aguantar las muchas críticas que se les vienen encima. Todo es saber ajustar en cada uno de los momentos las riendas de nuestra vida.
Lo curioso de todo ello es que se aprende desde la experiencia, desde la situación de haber cometido muchos errores, desde saber controlar los sentimientos y no perder el norte cuando ellos se apoderan de nosotros.
- Tener tranquilidad.
- Saber observar y analizar la situación.
- Vislumbrar todas las posibilidades.
- Saber tomar la decisión más oportuna en el momento que se vive.
Es por ello que lamentarnos conduce a nada, callarnos y dejar que el tiempo lo arregle a casi nada. Coger el toro por los cuernos y saber vivir cada momento de nuestra vida ajustándonos y adaptándonos a las circunstancias nos dará un mayor empoderamiento sobre nuestras vidas y nuestras circunstancias.