Hay muchas realidades que están cerca y lejos de nuestro alcancé. Decimos muchas veces que cuando alguien se va salen a relucir las bondades y cualidades de esa persona.
¿Será la no presencia de esa persona la que nos hace ver que no tenemos ya con quién luchar y en esa paz mental tenemos una mira mucho más amplia, libre y objetiva?
¿Será que cuando alguien falta deja un hueco y en ese hueco vemos lo que antes no reconocíamos?
El silencio, y se me ocurre pensar en esa negativa de Jesús a responder ante Pilatos, es una actitud no defensiva, en la que te enzarzas a querer tener razón y a que ciertos puntos de vista "triunfen o ganen" sobre otros.
El silencio quizás deje al otro pensando, tal vez en que ha ganado la partida o posiblemente lo deja dudando sobre lo que hay detrás de ese silencio, algo que tal vez podamos ver del otro y quién sabe sí de uno mismo.
Lo que sí es cierto es que detrás de cada persona hay un mundo: ideas, miedos, experiencias, procesos, desengaños, complejos y otras muchas cosas que tal vez no veamos. Y ahí el silencio cobra algo o mucho de importante: ponerse en el lugar del otro.
Y lo que el ojo no ve, tal vez el silencio sí lo vea y con ello nos haga comprender otros mundos que desde nuestro ruido interior no somos capaces de ver.