22/2/11

El esfuerzo, una parte del camino



No existe el fracaso, 
salvo cuando dejamos de esforzarnos. 

Jean Paul Marat

Ocurre muchas veces en nuestra vida que cuando las dificultades nos abruman suelen copar todo nuestro campo de visión y lo único que vemos es dificultad, oscuridad y obstáculos en el camino, algo que trae consigo el desánimo, la frustración y el abatimiento. Nuestra mente se centra en la desgracia y en la desgracia forjamos nuestro futuro. Ante ello nos encontramos con una actitud que puede ser importante y trascendental: el esfuerzo. Para ello es necesario algo importante, romper con el hechizo del sentimiento del fracaso y no dejar de fijarse en aquello que todavía nos queda por conseguir.

No es fácil, no. Las emociones y los sentimientos son importantes, fuertes y poderosos. Llegan a arrastrarnos de manera tal que anulan, en muchas ocasiones, no solo nuestra capacidad de reaccionar sino incluso nuestra capacidad de pensar, de ser libres y de de decidir libremente sobre lo que hacer en dichas circunstancias. Sólo el duro entrenamiento en el esfuerzo y en la constancia, que son las bases del éxito, nos conducirán unas veces en volandas y otras entre sudores, jadeos y sufrimientos a lo que buscamos y ansiamos.

La vida de los grandes artistas, deportistas, políticos e incluso de los movimientos sociales que propugnan cambios de tipo político no están exentos de riesgos, de esfuerzos, de privaciones, de frustraciones, de desánimos y de momentos en los que uno quiere arrojar la toalla. 

Tan solo la concentración, la mirada puesta en la meta, la motivación de lo que se quiere alcanzar nos ayuda a redirigir nuestra mirada centrada en el fracaso y desánimo a la mirada positiva centrada en lo que se quiere conseguir. Jugadores exhaustos tirados en la cancha nada más ganar un partido o campeonato; deportistas con camisetas empapadas sacando el último suspiro para obtener su preciado objetivo; estudiantes encerrados a cal y canto, renunciando a momentos de diversión, por obtener un titulo, unas oposiciones, un puesto de trabajo en la vida; ciudadanos cuya sangre será la semilla de un cambio para el bien de los suyos. Todo se alcanza bajo el crisol del esfuerzo, de la disciplina, de la constancias bajo la guía fija y profunda de una mirada anclada en unos valores que dan sentido a nuestra vida.