8/1/11

Lo esencial, nosotros



"En el mundo actual, 
se está invirtiendo cinco veces más 
en medicamentos para la virilidad masculina 
y silicona para mujeres, 
que en la cura del Alzheimer. 
De aquí a algunos años, 
tendremos viejas de tetas grandes 
y viejos con pene duro, 
pero ninguno de ellos 
se acordará para qué sirven".
Drauzio Varella
NOBEL DE MEDICINA

Hoy hablaba con Mari Jose, su tía y su padre de forma amena intercambiando el sentido de la vida y de la muerte después de la reciente muerte de la mujer de éste último, Fernando. Hablábamos sobre el sentido de la vida, de Dios, de la muerte, de la vida como energía en sí hasta que irrumpió una pregunta sobre Dios y el sufrimiento o la situación de los países empobrecidos.

A mi mente vino esta frase de Drauzio Varellla que me envió mi hermana por la mñana y la curiosa observación, que en ningún momento quiere aceptar la situación de penuria que puede vivir el tercer mundo, pero que no deja de llamarme la atención. El dato es que mientras en una parte del mundo, la parte empobrecida, la población sufre de hambre y miseria, en la otra parte del mundo la población rica sufrimos de impotencias sexuales, disgusto estético del propio cuerpo y el mayor porcentaje de infelicidad visto en la humanidad: depresiones, ansiedades y otras tantas enfermedades de carácter mental.

Dos situaciones de sufrimiento vividas, dos situaciones devastadoras, dos situaciones que producen la misma miseria y la misma muerte: una la física y la otra mental.

El Dios de la vida, energía, creación, positividad y evolución nos invita a invertir en lo esencial, en aquello que nos ayude a ser personas, a ser más nosotros mismos, a crecer sin ningún tipo de apegos ni de condicionamientos en la que podamos aplicar una máxima que rige todo: el amor y aceptación a si mismo, para poder amar a los demás. Tenemos que amarnos en lo que es esencial a nosotros mismos, que a fin de cuentas es lo único que permanece después de la muerte, nuestra esencia.