Los juegos son importantes desde el punto de vista del ocio y del esparcimiento. No cabe duda de que tenemos que alejarnos de las presiones de cada día y buscar ese pequeño rincón en el que podamos descargar la adrenalina que llevamos dentro acumulada. Además de descargar la adrenalina el juego también sirve como un medio más en el que podemos compartir y socializar. Pero hay juegos que, además de todo esto, nos invitan a pensar y a utilizar las técnicas que en él se utilizan para sacarle provecho a la misma vida.
Uno de los juegos más populares, que en este sentido me llaman la atención, es el ajedrez, aunque como éste hay otros muchos. En el ajedrez podemos apreciar varias cosas:
- Cada ficha tiene una función y un movimiento determinado. Saber las funciones que una persona está llamada a desarrollar en la vida es importante. Nos da un sentido de pertenencia, un nivel de responsabilidad y un margen para movernos en diferentes situaciones.
- Hay estrategias, incluso de salida, que pueden hacerte llegar al jaque mate y concluir victoriosamente la partida. Las estrategias son importantes, nos dan la manera de poder atacar y de abordar felizmente el objetivo. Nos abren posibles caminos y al mismo tiempo nos hacer pensar y prevenir los ataques del adversario. En la vida tenemos que planificar y tener en cuenta aquello que nos puede obstaculizar, ¿para qué? Para formalizar y pensar en otras estrategias.
- Es muy fácil ver en una partida de ajedrez el ver sacrificar un peón, un alfil, una torre o incluso una reina. Lo importante es la victoria, la meta. Si para ello hay que sacrificar una pieza pues se hace. En la vida hay que saber utilizar el principio del ganar - ganar. Las perdidas hay que verlas como inversiones que hacemos en relación a la victoria final. Sacrificar piezas no es tanto una opción de derrota, sino la disponibilidad de formar parte de un equipo o de una estrategia con ánimos de victoria clara y final.
- Pensar es la clave. Si en algo nos diferenciamos de los animales es en nuestra capacidad de razonar las cosas y de darle sentido a lo que hacemos o a lo que decidimos. ¿Por qué nos cuesta tanto pensar y desarrollar estrategias? Tal vez si lo hiciéramos nuestros mayores retos se convertirían en logros y llevaderos porque los hemos vivido como un juego, el juego de la misma vida. Y si el juego tiene algo bonito es que conlleva entusiasmo, risas, alegría, diversión; unos valores que le hemos quitado a muchos de nuestros ideales. ¿Has visto La Vida es Bella? Es un claro ejemplo de como un juego puede hacer de la más dura experiencia algo realmente más llevadero. Y aunque no deja de ser una película, no deja tampoco de ser una realidad. ¡¡¡Juguemos!!!