22/3/10



A los que sólo creen en el azar,
crear circunstancias les resulta absurdo.
A los que se dedican a crear circunstancias,
el azar no les preocupa.

(Alex Rovira)

Dicen que en tiempos de crisis aumenta de forma considerable el número de personas que juegan al azar: loterías, quinielas, apuestas, etc. ¿Por qué será?

El dinero fácil, cómodo y rápido es el que mas ansiamos, y tal vez sea porque no tenemos ganas de estrujarnos el seso para pensar y sacarle jugo a las diferentes circunstancias que nos presenta la vida. Es curioso como, al menos aquí en España, muchos querrían entrar a formar parte de las fuerzas del "funcionariado", ¿por qué? Más o menos tienen buen sueldo, el estado siempre va a pagar, tienen además una serie de ventajas que no tienen otros trabajadores, y un empleo seguro de por vida.

Tal vez éste sea el prototipo de lo que mucha genta busca: seguridad. Lo más difícil en cambio es crear constantmente circunstancias que ayuden a caminar, a construir, a tener una actitud mucho más proactiva por la vida y por lo que uno quiere alcanzar.

Hemos estado aconstumbrados desde pequeños a que todo nos lo den hecho. Es difícil encontrar gente que le lanze a abrir nuevos caminos, a probar nuevas cosas, a investigar. Es cierto que el peso de las responsabilidades familiares puede frenar muchas veces a uno, pero por lo general optamos por lo cómo y seguro.

Crear circunstancias nos crea un valor importante: el ir en pos de algo que creemos, que queremos, que confiamos ciegamente en ello. Y como dice Alex Rovira en la frase que he colocado al inicio, para el que se dedica a crear circunstancias el azar no le preocupa porque sabe perfectamente que la vida no depende en gran parte del azar, sino de lo que haces y de lo que aportas para que las circunstancias que creas hagan posible tu sueño.

¿Me resulta fácil crear circunstancias?
¿Qué circunstancias tengo que crear para que mis sueños sean una realidad?
¿Qué circuntancias he creado en la vida y ya me han dado resultado?

Bonita presentación del arte de aprender y de pensar. Un caso real