15/6/12

La fuerza del deseo



Si miramos hacia los momentos de éxito en nuestra vida, esos momentos en los que hemos conseguido lo que buscábamos nos daremos cuenta de que ha habido un motor que nos ha impulsado a ello: el deseo.

El deseo aparece como esa fruta apetitosa que sacia de alguna manera alguna necesidad de nuestras vidas:
  • El deseo de nuestro primer trabajo.
  • El deseo de nuestra primera relación de amistad o noviazgo.
  • El deseo de sentirnos alguien útil en la vida.
El deseo es aquello que si lo vemos a distancia de hoy y retrocediendo al pasado aparece como algo que nos ha hecho cometer locuras que tal vez hoy no seriamos capaces de hacer.

El deseo ha hecho posible que rompiéramos con miedos que nos tenían paralizados en la vida y que nos impedían conseguir otros objetivos significativos para nosotros mismos.

El deseo de seguir viviendo, amando y de tener un sentido de pertenencia nos mantiene contra viento y marea en los momentos adversos.

Observar el propio deseo, y el deseo ajeno, ¿no es una auténtica fuente de motivación y de aliento?