17/11/09

¿Vivir para aprender, aprender para vivir o aprender a vivir?


Nacer,
salir del vientre maternal;
encontrarse
con la luz, con la vida
y con un camino que recorrer
en el que el sol, el agua,
las luces y la oscuridad,
los mares y las montañas
me acompañarán.
Comapañeros de camino
que me ayudarán a escalar
y también a bucear
en medio de la travesía
que tengo que recorrer
y de la cual tengo que aprender
para poder también dar.
La vida:
un espacio y un momento
de ésta eternidad
para gozar.


Desde el momento en que nacemos estamos aprendiendo o al menos deberíamos estar aprendiendo. ésta es una de las grandes cualidades del ser humano, y no sólo del ser humano. Bien dice la teoría de la evolución que las especies o se adaptan o tienden a desaparecer. Y eso ocurre con el ser humano. O aprendemos y nos adaptamos y con ello evolucionamos o la vida se nos va en un tris trás sin el menor sentido.

Es curioso como a veces los niños nos vienen con un sinfín de preguntas que en ocasiones no encuentran la respuesta oportuna o nos dejan en fuera de juego. Y si queremos ser un apoyo para ellos no queda más remedio que ponernos al día.

A nivel social ocurre otro tanto de lo mismo. Vivimos en una sociedad competitiva en la que tenemos que sobrevivir y ganarnos el pan de cada día demostrando lo que valemos, a no ser que nos encontremos en una situación un tanto privilegiada de no tener que demostrar nada rindiendo lo mínimo.

En cuestión de deportes vemos exactamente lo mismo. La competencia hace que los métodos de aprendizaje, entrenamiento y de juego búsquen la perfección para la consecución de nuevas marcas o mejores resultados.

No cabe duda que el nivel escolar, profesional, lúdico o de relaciones humanas son cada vez un auténtico desafío que luchan entre la naturalidad de la misma vida y la capacidad para integrarse en ésta misma y en todo el entramado de relaciones que la constituyen.

Pero surge la gran pregunta:

* ¿Para qué estudio?
* ¿Para qué trabajo?
* ¿Para que me perfecciono?
* ¿Cómo me siento cuando lo hago?
* ¿En que me ayuda como persona?
* ¿Se me pasa el tiempo y me quedo absorto y embobado cuando hago todo ésto?
* ¿Es la vida, cada segundo, cada minuto y cada paso que doy un paseo del que disfruto, en el que se me aporta algo, en el que aporto, en el que construyo y en el que me siento un participante más con pleno derecho a vivir y a construir la vida?
* ¿Cuáles son las 10 lecciones más importantes que me ha dado la vida? ¿Y mis 10 mayores aportaciones a la vida?




El conocimiento, que muchas veces se nos hace duro, que otras tantas viene a ser algo aburrido y que en ocasiones nos da miedo el tener que profundizar en él, es la fuente de la energía que nos permite ser consciente de quien somos, de lo que hacemos por aquí en ésta vida, de lo que podemos aprovechar y de lo que podemos aportar.

El niño es curioso. Todo lo pregunta, todo lo quiere saber. Abre y cierra cajones. Revuelve todo, todo lo investiga. Y nada parece temer, es más a veces hay que pararle los pies. Se siente parte de la vida y tiene un proceso de aprendizaje que muchas veces nosotros mismos paralizamos.

Aprender es vivir, es aprovecharse de las fuentes naturales de energía que cada día la vida nos presenta; es hacer sentirme útil aportando a la misma vida aquello que la vida me ha aportado y que yo mismo con mi capacidad de investigar, profundizar o analizar puedo llegar a crear y poner a disposición de los demás.

Te dejo con una una canción que te permita volar con la imaginación







Y con una entrevista a una persona de 100 años que no quiere dejar de aprender para seguir aportando a su vida y a la de los demás: