30/1/12

La caída de nuestra verdad



No hay nada como tener confianza en uno mismo, pero ésta confianza puede volverse en nuestra contra cuando nos creemos en la posesión de la verdad, al mismo tiempo que dicha confianza puede ser también el escondite de ciertos miedos que tenemos y no queremos afrontar.

A lo largo de la historia hemos necesitado de verdades, bien a nivel religioso, cultural o político para mantener nuestras organizaciones, estructuras o símbolos culturales, al punto que había cosas que no se podían cuestionar bajo pena de muerte o de expulsión del gremio o sociedad en la que se vivía. Casos como el de Galileo, Copérnico, Las Cruzadas, etc son más que evidentes.

¿Qué pasa si cuestiono las verdades que hoy se establecen en la vida o en la sociedad? ¿Por qué no se pueden cuestionar? ¿Y qué pasa si cuestiono lo que no es capaz de dar una respuesta asumible? Lo que digo a nivel socio político lo digo también a nivel personal. Vivimos de acuerdo con unas ideas sobre nosotros mismos o sobre los demás que condicionan nuestra actitud hacia la vida o hacia otras personas. ¿Qué pasaría si nuestra verdad no es tal? Tal vez nos estaríamos privando de algo importante para nuestra vida. Quizá no desarrollemos cierto tipo de relaciones que podrían enriquecernos como personas o quien sabe si arrojamos por la borda la misma vida pasando a través de ella de una manera totalmente infeliz.

¿Por qué no cuestionar nuestra verdad? ¿Tal vez el miedo a no dar una respuesta a nosotros mismos? ¿Quizá se el vernos sin fundamentos de lo que realmente defendemos y de aquello por lo que vivimos? ¿Será que tal vez nos quedemos desnudos ante nosotros mismos y nos asuste nuestra propia pobreza en medio de la grandeza de la vida?

La apertura a las verdades de otros, a diferentes puntos de vista, a maneras de enfocar la vida distintas a las nuestras aportará varios aspectos a nuestra vida:
  • Libertad. No dependemos de ninguna idea, ideología. Somos capaces y podemos elegir lo que es más conveniente.
  • Valentía. Vernos al espejo y no asustarnos de nuestras ideas, incongruencias o limitaciones.
  • Riqueza. Permitimos que otros nos aporten algo a la vida. Nos abrimos al mundo y a la vida.
  • Más seguridad. La no dependencia de ideas y de personas nos ayuda a creer y a reforzarnos más a nosotros mismos.