23/10/15

LA SOSPECHA



LA SOSPECHA

Un hombre perdió su hacha; y sospechó del hijo de su vecino. 
Observó la manera de caminar del muchacho –exactamente como un ladrón. Observó la expresión del joven –idéntica a la de un ladrón. Observó su forma de hablar –igual a la de un ladrón. En fin, todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable de hurto.
Pero más tarde, encontró su hacha en un valle. Y después, cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes de los de un ladrón.
Lie Zi

Ciertamente el pensamiento y las creencias que tenemos hacen que veamos la realidad tal y como la concebimos en nuestra mente. Y muy difícilmente tenemos la humildad de reconocer la fuerza que tienen los prejuicios en nuestra mente.

Nos cuesta ser objetivos. No es fácil para nosotros el recurrir a una verdadera comunicación donde se puedan disipar todas nuestras dudas.

El margen de la duda siempre es un buen margen a tener presente. Es la presunción de inocencia a la que todos tenemos derecho.

¿Y qué pasa con la realidad de los demás que a veces desconocemos y no tiene nada que ver con lo que presuponemos?

Contar hasta diez antes de dar como ciertos muchas de nuestras intuiciones. Verificar antes de afirmar. Concedernos el beneficio de la duda. Profundizar en nuestras relaciones interpersonales y hacerlas más sinceras y honestas es lo que yo puedo aprender de esta pequeña historia.