20/5/11

El don de la perseverancia



Creo que todos hemos pasado alguna vez por la experiencia de haber arrojado la toalla en alguna ocasión en la vida. Muy probablemente también hemos experimentado con cierto coraje como después de haber arrojado la toalla alguien ha llegado a donde nosotros queríamos llegar. Tal vez nuestro rostro se haya desencajado, un sentimiento de tristeza nos ha invadido y hasta nos hemos llamado inútiles a nosotros mismos, además de experimentar una envidia entremezclada con diferentes sentimientos dentro de nosotros.

Hay quien es constante y cada vez que no consigue lo que busca lo intenta de nuevo. Hay quien puede ser tachado de terco, de obstinado y de caprichoso. Pero como bien dice el refrán, el que la sigue, lo consigue. Hay ciertos deportes que marcan diferencias: la liga, el tour de Francia, giro de Italia, vuelta a España, Formula I, Tenis, etc son deportes que premia la regularidad y la estrategia. Hay trabajos en la vida en los que su triunfo o éxito depende de la constancia, del esfuerzo, de la continuidad, de la fidelización de los clientes. Las mismas relaciones interpersonales dependen de la constancia y de saber regar permanentemente la vida de los demás con lo que uno lleva dentro.

La suerte no existe, la buena suerte se elabora, se trabaja, se construye, se persigue, se elabora. Ello requiere de algo tan importante como es la continuidad.