Mandela tenía a su disposición
un coctel seductor e irresistible
compuesto de un encanto infinito,
nacido de una inmensa seguridad en si mismo,
unos principios inflexibles,
una visión estratégica
y un pragmatismo absoluto.
Diario El País
Me gustó esta frase sobre Mandela en el Diario el País el pasado sábado. Encierran unos puntos para hacernos pensar sobre nuestro propio liderazgo donde quiera que lo ejerzamos: familia, trabajo, pueblo, etc.:
Seductor: Para seducir tienes que ser consciente de dos cosas de las necesidades de a quien te diriges y de la manera de saber vender aquello que propones. Y no es fácil.
- Ser conscientes de las necesidades es estar atentos a tu alrededor, saber como se sienten aquellos que más lo necesitan y ponerse en su situación para poder saber lo que ofrecer en un momento determinado. Convertir cada lamento y cada necesidad en una esperanza o en un reto para una solución es la clave. Es pasar de la resignación a la proactividad, del conformismo al reto a conseguir.
- Saber comunicar. Y no es fácil dado que la mayor parte de los problemas existentes entre los humanos es precisamente ese: malos entendidos, no saber expresar lo que uno quiere, presentarlo de forma adecuada y convincente. Es un arte y que muchas veces lo dejamos a la improvisación y así nos va.
Principios inflexibles. Algo a la par de lo que acabo de decir. Puedes encontrarte con el enemigo, con resultados inesperados, con metas que parecen no llegar, con emociones encontradas. ¿Qué es lo que prevalece? Los principios, los valores, lo que realmente rige tu vida que, al fin y al cabo, es lo que muestra quien eres y lo que realmente vives y pretendes para los demás.
Visión estratégica. Hay quien mira hacia atrás, hacia lo que no quiere, hacia lo que detesta. La visión estratégica es precisamente lo contrario, el antídoto contra lo que no queremos. La mirada hacia lo que si queremos, deseamos. Es la mirada que permite, soñar, dar pasos, construir, elaborar un proyecto realista.
Pragmatismo absoluto. La vida no es un mundo de ideas, de proyectos, de planes o de quimeras; es un mundo en el que los pasos a dar son reales y necesarios. El pragmatismo nos ayuda a poner en marcha lo que si queremos y necesitamos.