10/10/11

Flexibilidad y rigidez



Hay frases que llaman la atención tales como, "perro que ladra no muerde" o situaciones que te dejan perplejo después de un fuerte temporal como la de árboles muy delgados, pero flexibles, que se mantienen en pié mientras que otros más fuertes y robustos están tumbados en el suelo y sin vida. ¿Es bueno ser rígido? ¿Y flexible?

La rigidez no creo que siempre sea lo mejor. Entre otras cosas te hace esclavo de unas ideas, de doctrinas, de compromisos adquiridos que en muchas ocasiones ya no están ni al servicio de la vida ni de la persona en si misma. Bien lo decía Jesucristo cuando decía que la ley estaba al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la ley. ¿Aguantamos a caminar de forma rígida en todo momento? ¿Somos capaces de llevar encima nuestra prendas que nos quedan rígidas? Optamos, generalmente, por aquello que nos da flexibilidad, holgura y libertad de movimientos. La rigidez, de por si, genera en nosotros tensión, nerviosismo y acaba en muchas ocasiones haciéndonos perder los papeles, además del daño que podemos causar a otros. 

La flexibilidad nos da libertad, nos abre al mundo, a la vida. Nos permites tener diferentes perspectivas, amoldarnos a las situaciones, a cambiar y a experimentar cosas nuevas. Al ser flexibles y abrirnos a lo nuevo crecemos personalmente y estamos en el camino de confiar más en nosotros mismos, en nuestras posibilidades que en todo el bagaje ideológico y cultural que llevamos encima, que en muchas ocasiones no hemos asumido y en muchas otras ni tan siquiera hemos entendido e interiorizado haciendo que vivamos la vida de forma mecánica y sin la libertad y creatividad que nos caracteriza como personas.

Flexibilidad no quiere decir que no tengamos personalidad y que estemos cambiando constantemente de visión, de ideas, creencias o estilos de vida. La flexibilidad es necesaria para poder amoldarnos a las circunstancias de la vida y crear otras que nos ayuden a construir la misma vida en sí. La vida no nos lanza a nacer y desempeñar un papel predeterminado. La vida nos hace desempeñar un papel de constante creación en el que tenemos que adaptarnos, utilizar la mente, la creatividad, la imaginación y todo lo que llevamos dentro de nosotros para hacer de la misma vida algo deseable de vivir en vez de un auténtico valle de lágrimas ante el que podamos agachar la cabeza sin más.

Entre la rigidez, que muy posiblemente esconde un gran complejo de inseguridades, de miedos y de complejos de inferioridad, y la flexibilidad que te expone a la vida, a lo nuevo y a lo inseguro para apostar por ti mismo, elijo la flexibilidad. ésta me aporta vida, respeto hacia mi mismo y respeto hacia los demás. Me permite conocer lo nuevo y valorar que fuera de mi y en otros también hay vida, y en abundancia.