El amor, un estilo de vida.
Me ha encantado esta frase que me acabo de encontrar en el Facebook. Tiene mucho sentido porque creo que a veces confundimos el amor con meros sentimientos en vez de una opción de un estilo de vida que sentido a la misma vida.
Hay momentos en los que decidimos dejar de amar. Lo hacemos de forma clara y evidente cuando nos enfadamos con alguien y dejamos de hablarle, o cuando el rencor se apodera de nuestra mente y de nuestro corazón. También ocurre cuando el resentimiento se convierte en la carga que llevamos a diario. Hay situaciones que nos levan a renunciar temporal o definitivamente al amor en nuestra vida.
¿Qué sucede cuando el amor deja de ser el eje central de nuestra vida?
Creo que no hace falta ser tontos para darnos cuenta de lo que sucede en nuestra vida cuando el amor, y no hablo del amor romántico y sentimental que podemos sentir hacia otra persona que bien puede ser nuestro compañero o compañera de viaje. Me refiero al amor en general que hace posible el que podamos acercarnos a los demás de una manera totalmente altruista y generosa.
Todos sentimos un gran aprecio y admiración por las personas que dan sus vidas para ayudar a otros, desde los misioneros hasta los médico que se van en misión humanitaria a otros países con necesidad. Todas las personas que ejercen el amor de una manera voluntaria tienen un denominador común: la vida es bella, la sonrisa siempre en los labios, las dificultades se convierten en retos y es muy difícil encontrarse con la tristeza sino la de ver a gente padeciendo.
El amor aporta a nuestra vida energía, alegría, fortaleza, ganas de vivir, constante afán de superación y otras tantas cosas que siempre serán un buen recuerdo de una buena vivida.
La opción fundamental.
Cuando el amor es el eje de nuestra vida la mirada siempre se dirige a lo positivo. Lo negativo siempre parece o desaparecer o quedarse en un segundo, tercer o cuarto plano. ¿Por qué? Porque si hipotecamos nuestra vida a las malas experiencia jamás seremos felices ni libres. Somos libres en la medida en la que somos capaces de amar. Desde el momento en que nos dejamos arrastrar por las malas experiencias tenidas nos sometemos a esas experiencias y dejamos de ser nosotros mismos. La falta de una sonrisa libre en nuestra vida es la que nos muestra esa realidad.
El amor como estilo de vida.
¿Realmente creemos en el amor? ¿Por qué creemos en el amor? ¿Por qué dejamos de amar en situaciones? El amor tiene sentido en si mismo, a veces totalmente incomprensible para quien no lo vive, pero enteramente comprensible para quien sí lo vive. Experimenta la libertad de ser persona en si misma y no dependiente de las circunstancias. Tal vez es consciente del bien que hace a otros, pero es mucho más consciente del bien que se hace a si mismo amando, puesto que es libre para ser el mismo: Imagen y semejanza de Dios, es decir, Amor.