La derrota es un aliado.
Somos muchas las personas que tenemos miedo a la derrota, al rechazo, a no dar la talla. Es ese miedo al fracaso el que nos frena cantidad de veces a la hora de dar pasos. Pero el mayor fracaso es ser víctima del propio miedo y de la propia inseguridad. ¿Es posible aliarse con la derrota, pero no para ser un socio eterno de ella, sino un triunfador?
La derrota es parte de la ciencia de hoy.
Decía Thomas Edison que para llegar a un resultado satisfactorio a la hora de descubrir la electricidad había pasado por más de 99 historias de fracaso. Y que "el fracaso no es una derrota sino un aprendizaje de cómo no hacer las cosas".
Si tomamos como referencia al mundo científico que tantos aportes ha hecho a la ciencia, a la medicina y a la humanidad vemos claramente que la ausencia del miedo a fracasar está presente en sus parámetros. "Observar, Formular una hipótesis, Experimentar, Contrastar o Verificar y sacar conclusiones" son los pasos a seguir. El momento más concreto de la ausencia de miedo podría ser la fase de contrastar o verificar, donde se hacen todas las pruebas habidas y por haber para tener certeza de que algo es cierto.
La verificación, pués, es parte del proceso y sería parte de la autocrítica que nos hacemos sobre lo que estamos investigando o tratando de conseguir.
Aprender del fracaso.
Tenemos la mala costumbre de aferrarnos a costumbres, ideas, dogmas y otras tantas cosas. Difícilmente cuestionamos la realidad en la que vivimos y a la que estamos habituados. Es una especie de zona de confort en la que nos sentimos seguros y fuera de todo riesgo puesto que dominamos esas situaciones o creencias.
Cuando las cosas no vienen como deseamos rápidamente las criticamos pensando que somos objeto de la mala suerte o de la venganza de los dioses. Lo cierto que situaciones que nos vienen tal y como NO queremos las viven otras personas con la mayor de las naturalidades. ¿Qué es lo que falla entonces?
Tal vez seamos nosotros y el inmovilismo en el que caemos y que nos deja atrapados en la zona de confort. Pero hay algo más importante: ¿Hay alguna experiencia aparentemente negativa que hayas tenido y no haya traído consigo una buena enseñanza?
Como diría Simón Bolivar "el arte de vencer se aprende en las derrotas", o como dice el dicho "el marinero se forja en la mar turbulenta y nunca en la tranquilidad del puerto". La vida es una experiencia de "experimento, fracaso", hasta que acabamos dando con la fórmula que nos abre la puerta, aún sabiendo que detrás de ella hay otras puertas más que quedan por abrir.
Tolerancia al fracaso.
Hoy escuchamos muy frecuentemente que hay personas que tienen poca tolerancia al fracaso. Precisamente es por estar aferrados, por no decir presos o maniatados, a viejas estructuras, ideas, creencia o zonas de confort de la vida. La tolerancia no sólo nos permite aceptar la realidad, sino también aprender de ella.
