17/3/11

Japón y el control de emociones



Viendo estos días las imagines de la terrible situación a la que se enfrenta el Japón hay algo que a todos nos ha llamado la atención de forma sobresaliente: el control emocional de las víctimas que han sobrevivido a los percances y el de la población en general.

Hay que decir que la ausencia de imágenes de dolor no quieren decir que no exista dentro de las personas. El mismo embajador de Japón en España dejaba claro que el dolor se llevaba muy dentro de cada uno. Escuchando a una madre japonesa a la entrada del colegio de sus hijos manifestaba de forma clara y contundente que no podía trasmitir emociones negativas a sus hijos. La vida continuaba y tenían que salir adelante. Otra de las frases que más me han impactado es la fortaleza, la fe y la seguridad con la que miran al futuro y afirman de que "Japón saldrá adelante".

Pero lo más elocuente y llamativo es las largas filas, tranquilas y sin luchas para recibir comida o ayuda; la serenidad con la que se dejan analizar por si son portadores de radioactividad, la falta del pillaje que se da en estos casos para aprovecharse de los restos que deja la desgracia ajena.

Las emociones son parte de nuestra vida, pero detrás de cada emoción hay una idea, un pensamiento, una creencia que hace que elijamos actuar o reaccionar de una manera u otra. La desgracia es visible, patente, real. ¿Qué hace, pues, que se viva de una forma tan serena, ejemplar y digna de admiración? Hay victimas por medio, pobreza y ruina, dolor y miseria. ¿Qué hace que lo vivan de una forma tan equilibrada? Algo aprendemos de ello. ¿Se te ocurre alguna idea?

16/3/11

Mirar al frente



Nos sentamos en la primera fila del avión, todo un lujo a la hora de poder mover las piernas. Per más lujo fue el poder hablar profundamente con José Luís sobre su trabajo, su situación personal, sus ambiciones y lo que realmente le motivaba e su vida. Dos horas en las que hablamos de una manera totalmente fluida. Pero había una pregunta en él y en muchos de nosotros que a veces nos cuesta encontrar respuesta: ¿por qué nos encaprichamos en mirar constantemente al pasado incluso para intentar encontrar explicación a lo que tal vez no lo tenga?

Cantidad de veces nos sentimos prisioneros del pasado, de nuestras experiencias, de nuestros sentimientos hasta el punto de que nos impiden ver lo más claro y evidente que hay frente a nosotros y lo peor de todo es que nos frenan a la hora de dar pasos de forma positiva y congruente aportando a la vida algo nuevo y diferente.

Optar por la confianza y por lo positivo frente a la desconfianza y la orientación negativa es un signo de madurez, de libertad, de crecimiento y sobre todo de proactividad que nos permiten generar vida dentro de nosotros mismos y sobre todo caminar ligeros de equipaje o de cargas emocionales que hacen que la vida sea más pesada y árdua.

Cuentan que un maestro iba con su discípulo caminando animadamente hasta que tuvieron que cruzar un río y a esa altura se encontraron a una mujer que también tenía que atravesarlo y que no sabía nadar. El maestro se prestó a ayudarla. Ella se quitó la ropa, el maestro la tomó en sus brazos, la llevó hasta la otra orilla, donde la dejó con toda la tranquilidad del mundo deseándole un feliz viaje mientras que los ojos del discípulo observaban atónitos lo que estaba ocurriendo.

El camino  prosiguió con una actitud callada y reservada del discípulo de la cual es maestro era consciente. Mirando a los ojos a su discípulo le preguntó que le sucedía. En un arranque de sinceridad el discípulo le dijo que no entendía como podía caminar tan tranquilo después de haber llevado a una mujer desnuda en sus brazos.

El maestro le respondió que el había dejado a la mujer hacía una hora, pero que él seguía cargándola en la mente.

¡Qué difícil es desprendernos muchas veces de nuestra taras emocionales!

15/3/11

El arte de escuchar



No esa fácil escuchar, es algo tan difícil como olvidarse de si mismo, de las propias ideas, de las propias experiencias, de las propias creencias que nos acompañan a lo largo de la vida, de lo que forma parte de nosotros mismos para centrarnos en lo que está en frente nuestra.

Es muy fácil estar al lado de una personas e intentar adivinar lo que ellos quieren decir; es muy fácil escuchar a los demás y emitir juicios sobre lo que ellos hablan; es muy fácil escuchar y compadecerse, incluso, del dolor que ellos sienten. Lo más difícil, y al mismo tiempo, lo más hermoso de todo, es guardar silencio, entender, colocarse en el lugar del otro y aprender, conocer, interesarse por el simple y mero hecho de apreciar y valorar la experiencia de otra persona.

Escuchar no es rebatir, querer ganar o tener la razón; tampoco es tener preparada la respuesta a lo que la otra persona está diciendo. Escuchar es saber estar ahí, en el mundo del otro, aprendiendo y dejando que otros aporten a nuestra vida.

14/3/11

Sabe,r para elegir



Quien no acaba de saber claramente 
lo que quiere en y para su vida 
no es posible que elija con acierto. 

Luis Cencillo

Tomar decisiones no es buscar las ventajas que podamos obtener en un momento determinado, es saber dirigirnos hacia lo que realmente queremos en y para nuestra vida. Saber renunciar al éxito momentáneo para mantenerse fiel a lo que se quiere conseguir a largo plazo es una cualidad que no siempre suele tenerse. Vivimos en un momento en que somos tremendamente prácticos y buscamos vivir el momento, renunciando a lo que a la larga puede ser mucho más gratificante y constructivo para nuestra vida. De ahí puede venir el refrán de "pan para hoy y hambre para mañana.

Curiosamente le preguntas a muchas personas como esperan que sea su vida dentro de unos cinco años, lo que quieren alcanzar de aquí a allá y sorprendentemente no hay grandes planes ni objetivos. Nos dejamos llevar por la vida, por las circunstancias, por los acontecimientos en vez de ser nosotros los que marquemos el paso, la pauta y, sobre todo, la dirección y objetivos a los que nos gustaría llegar.

Una buena toma de decisiones es la que tiene siempre presente el objetivo final que se quiere alcanzar. Cuando entramos en un mar de dudas, ¿tenemos siempre presentes el objetivo final o más bien la repercusión inmediata que puede acarrearnos la decisión a tomar? Junto con el objetivo y meta final están los elementos que la componen: aquello que nos motiva, los valores sobre los que construimos nuestra vida y el sentido que le damos a todo.

Cuando tenemos claro a donde vamos, las decisiones son más fáciles de tomar.

11/3/11

Decisiones:¿la razón o la emoción?



Se presenta el dilema, en ocasiones, si las decisiones debemos de tomarlas con la cabeza o con el corazón. Hay quien dice que con la razón, otras que mitad y mitad y hay quien dice que con el corazón. En mi humilde modo de ver la razón tiene un papel preponderante, ya que nos da cierta objetividad y mesura a la hora de decidir. Las emociones pueden estar llenas de inclinaciones que nos pueden cegar en un momento determinado. Pero tanto la razón como la emoción juegan su papel importante en ello.

El primer paso creo que debe ser siempre la razón. La amplitud de miras, la objetividad, la medida de lo que se quiere alcanzar y sobre todo los pros y los contras que nos podemos encontrar en lo que elegimos y en lo que desechamos. Analizar las situaciones con tranquilidad, poner en una balanza lo positivo y lo negativo nos dará una visión bastante buena de lo que podemos escoger o desechar.

El segundo paso es donde entran en juego las emociones y la importancia que éstas pueden tener a la hora de decidir. Una vez que tenemos claro desde el punto de vista racional lo que queremos y lo que desechamos, hacemos una tentativa de ponernos en situación de vivir lo que ya hemos elegido, lo previsualizamos y es entonces cuando dejamos que el cuerpo y los sentimientos nos hablen. Si hay sintonía entre lo que hemos analizado y elegido y los sentimientos que provocan en nuestro cuerpo estamos en un punto de equilibrio en el que elegir se nos pone ciertamente más fácil. 

La conexión mente y sentimientos tiene su sentido y su papel en nuestra toma de decisiones.

10/3/11

Decisión y dialogo



Decidir y dialogar sabiendo ponerse en los zapatos del otro, midiendo el alcance y las repercusiones de aquello en lo que vamos a dar un paso. Dialogar y aprender de los demás sabiendo que nuestro punto de vista no es único. Los demás pueden mostrarnos la otra parte de la verdad, otros aspectos de la realidad.

Decidir en el dialogo es no ofuscarnos en un punto de vista que muchas veces puede ser caprichoso y pernicioso y que atiende más a nuestras expectativas que a nuestras necesidades reales. El dialogo nos aporta libertad y con ella la capacidad de abrirnos a otras realidades que pueden ser tan o más importantes que la nuestra y que pueden llegar a enriquecer nuestro tipo de elecciones. En el dialogo constructivo podemos partir del éxito y de la experiencia de los demás iluminando las oscuridades que pueden darse en nosotros mismos.

¿Alguna vez te has parado a pensar en las veces que has dialogado y lo que el dialogo ha aportado a tu vida? ¿Has llegado a ponerte en la situación de los demás? ¿Te ha enriquecido el ponerte en esa situación? Existe una terapia que consiste en las dos sillas en la que alguien dialoga supuestamente con otra persona. Se sienta enfrente de una silla vacía en la que supuestamente está su interlocutor y habla con él. Cuando tiene que responder se sienta en la silla de enfrente y habla como hablaría el que está sentado en la silla. La experiencia dice que la mente se ensancha, se amplía y comienza a ver y sentir puntos de vista nuevos y diferentes.

El dialogo es abrirse a nuevas posibilidades, a tenerlas en cuenta, a darlas como posible. La decisiones para que puedan ser buenas elecciones tienen que tener en frente las diferentes opciones, con sus riquezas y sus flaquezas, y ver como ellas se pueden integrar dentro del objetivo genreal de nuestra vida.

9/3/11

Decisiones: positividad o negatividad



Hay una tercera actitud que debe hacernos tomar decisiones sabias: la actitud positiva hacia ha vida y hacia lo que hacemos. Nuestras decisiones y elecciones deben actuar en base a la positividad y no a la negatividad que muchas veces se engendra alrededor de nuestras vidas. Lo digo porque es frecuente encontrarnos con personas que le dan una y mil vueltas a las dudas, a los problemas, a las dificultades que nos podemos encontrar en la vida y que, por ello, siempre encuentran en la vida una disculpa para frenar cualquier tipo de acción que puedan tomar ellos o personas que viven a su alrededor.

Es por ello que entre ser mosca, que siempre anda metida en el estiércol, o ser abaja, que saca la rica y productiva miel, la vida nos invita a ser productivos, a ver el lado positivo de las situaciones y a preguntarnos constantemente no el porqué de lo que nos ha sucedido, que debemos tener siempre en cuenta, sino el que podemos aprender de cada situación. Entre ser moscas que se alimentan de la porquería existente y ser abejas que extraen lo productivo de las flores creo que nuestra actitud debe de quedar bien clara. Estamos llamados a alimentarnos y a aprender de las experiencias de la vida y de las personas que nos rodean o de las que nos han dejado huella en la vida a través de diferentes formas.

Las decisiones que debemos afrontar día tras día serán buenas elecciones si alimentan nuestra vida y alimentan la vida de los demás, si aportan y nos lanzan a vivir en vez de frenarnos y paralizarnos ante las diferentes situaciones. Actitud positiva hacia uno mismo y hacia los demás, cosa que implica el estar abierto a aprender de la vida y de los demás.

8/3/11

Decidiendo desde el amor



Esto convencido plenamente que es el amor lo que da sentido a la vida de las personas y que cuando el amor fluye la sonrisa, la alegría y la felicidad son el estandarte de las personas que aman. Siempre me he fijado que en los días de Papa Noél o de la Festividad de Reyes es más grande la alegría de los mayores que ven a sus pequeños abrir los regalos que la de los propios niños. Se me antoja, además, que nunca hemos visto a una persona que ama sentirse mal, a no ser que comparta el dolor ajeno.

Es por ello que el amor es nuestra esencia y nuestro carnet de identidad. Intentar tomar decisiones que no nos ayuden a construir ese mundo de amor nos alejan de la alegría, de la felicidad y de la realización plena como personas. Es por lo que a la hora de decidir lo que vamos a hacer en nuestra vida debemos preguntarnos si es una decisión que nos ayuda a construir un mundo de amor a nuestro alrededor y si es una extensión del amor que llevamos dentro.

Deberíamos tener unos indicadores que nos evalúen en nuestra capacidad de amar y de generar vida en torno a nosotros mismos, a nuestras familias y a nuestro círculo social así como a nuestro mundo exterior. Lo que sembramos, es lo que recogemos, diría Buda. Por sus frutos los conoceréis, señalaría Jesucristo. Mis capacidades de reír, de generar un buen ambiente a mi alrededor, de hacer que fluya la energía positiva y la de ser un puente que une en vez de dividir es lo que tendría que marcar nuestra capacidad de decidir en cada momento. ¿nos damos cuenta de que el cariño, el amor, la unidad es en lo que basa nuestra vida, nuestro trabajo y nuestros relaciones.

La buenas decisiones, las grandes elecciones son las que se basan precisamente en el amor. Pero, ¿tenemos al amor siempre presente en nuestras decisiones?

7/3/11

Decisión y equilibrio



Las decisiones apresuradas son malas consejeras. Siempre se hay dicho que ni se debe tomar una decisión cuando la cabeza no está bien asentada y se encuentra revuelta. Hoy solemos tomar muchas decisiones a la ligera sin medir los efectos que pueden tomar éstas.

Las buenas decisiones siempre tienen en cuenta el equilibrio, y el equilibrio en varios aspectos, el personal, el de las personas con las que uno convive, el de la salud física y emocional, el de la propia naturaleza que a la larga puede pasarnos factura. La economía es otro factor en el que se debe buscar el equilibrio para no caer en situaciones que puedan perjudicarnos o perjudicar a otros. Hay otro elemento que no se debe obviar y que en estos últimos años ha salido a relucir como causante de la profunda crisis económica: los valores, la ética.

La falta de equilibrio nos lleva a ver situaciones muy problemáticas: despilfarro económico, gastar más de lo que uno gana, obsesión por dietas que nos lleva a situaciones de anorexia, bulimia y toro tipo de trastornos alimenticios. Ya ni decir sobre los abusos del alcohol, drogas, ludopatías y otras situaciones que nos tienen auténticamente presos.

Hay otro factor que no deberíamos dejar de lado: el incremento alarmante de insatisfacciones personales que nos llevan a depresiones, ansiedades, estrés y otro tipo de respuestas a la insatisfacción personal.

Decisión y equilibrio son compañeras de camino. Prudencia y tener en cuenta los efectos a diferentes niveles es fundamental el tenerlos en cuenta. No podemos arrojar por la borda la vida, el bienestar, las relaciones personales o familiares. El equilibrio es algo que debemos tener en cuenta a cada momento en las decisiones que tomemos, porque cada decisión nos afecta a nosotros y a los demás.

4/3/11

Decisiones



Todos los días decidimos algo, unas veces es la elección perfecta en la que se nos ayuda a vivir de una manera más eficaz, con mayor calidad de vida y de forma, posiblemente, más eficiente. Otras veces nuestras decisiones intentan paliar el momento en el que vivimos y son decisiones que nos ayudan a corto plazo y que a la larga, posiblemente, nos dejan insatisfechos y frustrados. Pero hay una cuestión que no deberíamos dejar pasar por alto: ¿Qué nos lleva a decidir de una manera u otra? ¿Cuáles son los motivos de peso en las decisiones que tomamos?

Tomemos unos claros y concretos ejemplos de nuestra vida a diaria: Elegimos fumar, beber de forma inadecuada, conducir libremente transgrediendo las normas de tráfico, comer de forma perjudicial para nuestra salud, y así lo que tu quieras poner como situación cotidiana en la que aparentemente nos perjudicamos o perjudicamos a los demás.

Por otra parte tomamos otro tipo de decisiones que aparentemente nos ayudan a vivir de forma mucho más coherente y gratificante: buenas relaciones, pensamientos positivos, comer y beber de forma conveniente para la salud, deporte, fomento de nuestras habilidades personales, sociales, culturales o deportivas, etc.

Por lo general en nuestras decisiones diarias hay un poco de todo. ¿Somos conscientes de porqué decidimos una cosa y descartamos otra? ¿Nos damos cuenta realmente de lo que buscamos en cada una de las decisiones? ¿Sabemos, a ciencia cierta, si nos benefician o nos perjudican? ¿Y a los demás, les ayuda o les desfavorece?

Esta mañana hablaba con una profesora de filosofía a la que le preguntaba sobre el porqué nos cuesta tanto el preguntarnos a nosotros mismos, o nos molesta que otros nos pregunten. La pregunta nos enfrenta  a algo tan importante como es uno mismo. Saber lo que nos mueve a actuar de una u otra manera nos deja al desnudo y a veces nos da miedo el vernos al espejo. Preferimos navegar en medio de las escusas y de los autoengaños que enfrentarnos a la propia realidad.

Para decidir hace falta ser sincero con uno mismo y tener claro que hay cosas que no podemos dejar atrás pues al final pueden pasarnos factura.
  1. La conciencia. Si no actuamos desde lo que realmente somos y creemos se creará un conflicto con nosotros mismos que nos llevará al desequilibrio interior.
  2. Los valores. Todos tenemos valores en los que creemos y de los que hablamos a los demás. No tenerlos en cuenta a la hora de decidir formará parte de la incongruencia interior. Podemos elegir contravalores simplemente para paliar el momento, dejando que la contradicción nos pase factura más tarde tanto a nivel personal como a nivel personal, social, laboral o, incluso, económico. Como bien dice el refrán: "Pan para hoy, hambre para mañana".
  3. El sentido de nuestra vida. Nos dirigimos hacia unos objetivos y metas que son los que le dan sentido a nuestras vidas. Toda decisión que nos aparte de ellos será una carga efectiva y emocional que no nos ayudará a vivir de forma plena. Todo aquello que nos ayude, por el contrario, a alcanzar las metas y a darle un mayor sentido a nuestra vida será un buen ingrediente de nuestras decisiones.
La mejor manera de saber que se encuentra detrás de nuestras decisiones es saber lo que realmente nos mueve y lo que queremos conseguir con ello. No es lo mismo comprar una vivienda determinada, por ejemplo, porque te sientes a gusto en ese tipo de estructura, que por ejemplo comprarla porque te da mayor estatus social, o porque te permite vivir cerca de tus amigos o familiares o de tu ámbito laboral. Los motivos reales son los que determinan realmente lo que nos lleva a decidir de una forma u de otra y los valores o contravalores que en esa decisión hay. Todo es cuestión de ser sinceros con nosotros mismos, de mirarnos a los ojos y de respondernos con franqueza.

Las buenas decisiones son las que se toman según la conciencia, los valores y lo que uno queire alcanzar en la vida.

3/3/11

Amor o apego





Te acepto como eres, 

si esto no implica autodestruirme 

por hacerte feliz, 

porque si tu felicidad es 

inversamente proporcional a la mía, 

algo está funcionando mal 

entre nosotros. 


Walter Riso


La grandeza del amor radica en dar lo mejor de un mismo a los demás, y para dar lo mejor de mi mismo no hay nada como trabajar la propia calidad de mi persona, cuidarme, crecer, desarrollar lo mejor posible todas mis competencias. La frase por autonomasia sería la de "amar al prójimo como a uno mismo". La gran dificultad y obstáculo que muchas veces nos encontramos en el amor es creer que necesito renunciar, autodestruirme o ignorarme a mi mismo para poder satisfacer a los demás. Una vez que entras en esta dinámica sólo cabe una pregunta: ¿qué ofrezco a los demás si me he descuidado a mi mismo?

El amor, la amistad y las relaciones humanas deben potenciar y complementar a las personas. Saber apreciar y respetar lo que la otra persona es, dar independencia, permitir que sea y fomentar su crecimiento personal por mucho que a uno le cueste ver cierto despegue puede ser una de las señales del amor y del respeto hacia el crecimiento y la vida de los demás.

Las lágrimas de una madre o de un padre que ven a su hijo o hija marcharse de casa porque se independizan son cada vez menos frecuentes porque cada vez se entiende que el crecimiento lleva precisamente a eso, a permitir ser, a dejar que cada uno ande su propio camino.

Una de las satisfacciones más grandes es ver como uno ha conseguido la independencia. Ver como uno aprende a caminar, a pesar de las caídas, como aprende a arreglárselas por si mismo debe ser un gran signo de satisfacción y de reconocimiento para uno mismo. Es como ver un trabajo completo, realizado o culminado.

Muchas veces nos encontramos con situaciones en las que intentamos sobreproteger, nos creemos salvadores o esenciales en la vida de los demás. Tal vez tengamos mucho que aportar, no lo dudo, pero la mayor aportación es permitir que el otro crezca y piense por si mismo. Decía Don Helder Cámara que cuando alguien te pida de comer que no le des un pescado, sino más bien una caña de pescar. No hay nada como permitir que los demás crezcan por si sólos, e invitar incluso a ello, aunque a veces no guste y prefieran la seguridad de lo que podamos dar.

Otras veces nuestro ego nos lleva a hacernos sentirnos indispensables en la vida de los demás. Tal vez nos realicemos como personas y nos sintamos bien, para también puede que ahoguemos las perspectivas, iniciativas y las ganar de crecer y de vivir de los demás con la harina de su propio costal. En estas circunstancias nos valoramos más a nosotros mismos, y tratamos a los demás como seres inútiles y dependientes. No hay nada como ver que los demás confían en uno mismo y en que uno se las puede arreglar por si mismo. Al principio nos invadirán las dudas y temores, incluso el sentimiento de no sentirnos apoyados. Al final habrá un sentido de satisfacción de haberlo conseguido por nosotros mismos.

Y en la vida de pareja, es otro tanto de lo mismo. No nos unimos para recibir, sino para compartir en todo momento lo que somos. Y lo importante es saber ser, saber crecer, saber desarrollarse, saber ser alguien genuino, único y diferente, no dependiente sino de las inclinaciones, valores, creencias, talentos, fortalezas y ganas de dar vida a los demás.

2/3/11

¿Somos iguales?



Hoy recibía un mensaje sobre la capacidad que todos tenemos de desarrollar nuestras cualidades en la vida de una forma que nos lleve a la excelencia. El mensaje decía:  "Tu crees? Me alegraste el día al pensar que mis células y las de Einstein son iguales............Si las trabajo? Funcionaran de la misma manera?umhhhhhhhh"  

Es curioso que muchas veces nos sentimos como personas que no podemos dar la talla al mismo nivel que Einstein, Mozart, Bethowen, Migue Angel y otros tantos que han pasado a la historia por lo que nos han legado. A pesar de que la vida no consiste en hacer grandes y vistosos inventos, obras de arte o descubrimientos sino en desarrollar la vida que uno tiene para disfrutarla mejor y hacerla disfrutar no caemos en la cuenta de algo importante: Los grandes como Einstein, Bethowen y otros muchos que han destacado a la larga han destacado primero por ser unos inutiles y unos inadaptados en los centros de estudios en donde los han expulsado o los han calificado como nefastos estudiantes.

A veces la excelencia comienza precisamente por ahí, por no adaptarse a las circunstancias, por experimentar nuevas necesidades y por abrir nuevos caminos que nadie ha intentado abrir o imaginar jamás. De ahí podemos descubrir las Américas como Colón o dar la vuelta al mundo como Julio Verne. Estamos hechos, pues, de los mismos genes. ¿Cuál es la diferencia? El hacerse preguntas, el intentar dar respuestas, el intentar abrir nuevos caminos, y el ser original y diferente.

Dicen que todos han visto caer una manzana, pero sólo uno se preguntó el porqué caía, descubriendo así la teoría de la gravedad. La curiosidad mató al gato, dice el refrán, pero también ha abierto y sigue abriendo nuevos caminos. El problema está en que nos cuesta pensar, ponernos nuevos retos, diseñar algo diferente para nuestras vidas. Estamos hechos de la misma materia, la diferencia estriba en lo que estamos dispuestos a hacer con ella, con nuestro cuerpo, con nuestra mente, con nuestras capacidades. Por desgracia optamos por la seguridad, y ello frena el conocimiento, la investigación y el riesgo de los nuevos caminos y experiencias.

Descubrir nuestra capacidad y los talentos que tenemos, gozar de ellos, darles tiempo, cultivarlos y dejar que estos talentos traigan otros nuevos es algo importante para crecer como personas pero, ¿nos interesa crecer y pagar el precio de crecer y desarrollar todos nuestros talentos? Y a la pregunta con la que empezaba tan sólo responder con otra. ¿trabajamos todas nuestras cualidades o preferimos quedarnos al 50%?

1/3/11

Observando el éxito




Ayer reflexionaba sobre los talentos, que aunque puedan ser innatos en uno, tienen que ser desarrollados a través de la metodología y la constancia en la vida diaria. Hoy en una reunión de trabajo constataba que es precisamente el esfuerzo y la constancia, así como la fe en lo que se persigue, lo que hace que unos sigan en el camino y otros, en cambio se caigan y abandonen.

La vida puede premiarnos a través de un lance de suerte, pero la buena suerte no es fruto del azar sino del trabajo, de la constancia y de la planificación que uno lleva a cabo de forma consciente, trabajada con mimo y con gusto.

Hablaba por teléfono con una amiga y colaboradora que, en su constancia y tesón, está viendo como su negocio le va llenando cada día más de satisfacciones personales y económicas. Veía a compañeros de trabajo conseguir retos a nivel personal y profesional que para otros les resulta difícil o imposible alcanzarlos.

Ante estas circunstancias y lejos de quedarme en una sana envidia, intentaba ver más allá de los frutos que mostraban, los esfuerzos, las coherencias entre pensamiento y acción, el trabajo metódico y continuo en su quehacer diario, la búsqueda infatigable de resultados, el saber que sus vidas y sus rumbos van en una dirección concreta.

Y en estas observaciones que hacía me venía a la mente la frase de Aristóteles Onassis que decía; “Tenemos que aprender a navegar con vientos fuertes”. Y la vida es precisamente eso, una continua carrera en la que a veces el viento te viene de frente, otras de lado y en otras ocasiones te viene por detrás ayudándote a caminar.

Pero el dominio de los vientos solo lo conseguimos cuando nos echamos a la mar, cuando montamos en la bicicleta y pedaleamos a pesar de la fuerza resistente de los vientos. La vida es para saber vivir cada momento y tener la destreza de cómo dirigir la barca en las circunstancias que nos tocan vivir. Para ello es preciso pararse a pensar, a planificar y a programar. Es necesario dar un y otro paso más, mirar al frente y a los lados. Al frente para saber hacia donde vamos y a los lados para saborear el camino que realizamos.

¡Qué importante es no quedarse viendo tan sólo el éxito de los demás, sino ver todo aquello que produce y hace posible el éxito! Porque de ello podemos aprender y aprovechar.

28/2/11

El talento: ¿nace o se hace?



¿Te has parado a pensar en lo que mejor se te da? ¿Y te has preguntado sobre cómo has llegado a desarrollarlo con tanta facilidad? ¿Hemos nacido con ello o es algo que hemos ido incorporando a nuestra vida a lo largo de nuestro caminar? ¿hemos nacido tocando la guitarra, cocinando de forma espectacular, jugando bien al fútbol o al tenis desde la cuna?

Alguien dijo en una ocasión de la excelencia se produce en las personas en la medida en que se les da libertad y tiempo para dedicarse a ellas. Al mismo tiempo hay otro factor que es también importarte: disfrutar de lo que haces y querer siempre mejorarlo, disfrutando de la mejora que emprendes en cada momento.

Dicen que Mikel Jordan se quedaba después de los entrenamientos a practicar tiros libres y triples. También se cuenta que si fallaba en una serie de cien tiros libres comenzaba otra vez la cuenta desde cero. Curiosamente en los medios de comunicación se nos ofrecen las excelencias de los grandes artistas, científicos, deportistas o agentes sociales. ¿Alguna vez se nos ha invitado a ver todo el proceso al completo? Alegrías y penas, elecciones y privaciones, horarios y restricciones, sudores y lágrimas que conlleva subir hasta la excelencia.

Horas de estudio y de investigaciones en científicos o diferentes tipos de profesionales, duros entrenamientos y privaciones en deportistas, horas y horas de ensayos en artistas y miles y miles de repeticiones en todo lo que hacemos hacen posible que unos brillen con luz propia y que otros se vayan dejando la ilusión en el camino.

El trabajo diario, el esfuerzo, la disciplina, la curiosidad, el querer mejorar cada día, el buscar nuevas soluciones y viejos problemas son parte de los ingredientes del triunfo en nuestra vida. Bien lo decía Albert Einstein cuando decía que no podemos solucionar viejos problemas con las mismas soluciones de siempre, si es que éstas no han arrojado ningún tipo de luz.

El principio, pues, de todo desarrollo del talento es saber disfrutar de lo que uno hace, hacerlo una y otra vez para seguir disfrutando, y querer mejorar lo que uno hace para ofrecerse a si mismo y a los demás un mayor sentido de la vida

26/2/11

Objetivos al empezar el día



Hablaba esta mañana con una maestra de educación primaria sobre un conflicto que se originaba a la hora del recreo con algunos de sus alumnos y que intentó atajar sin resultado hace unos días. La actitud problemática es el tipo de juego que pueden llevar o generar en un momento determinado algo de agresividad o de violencia en los niños. Me quedé pensando un poco en lo hablado y hace unos meses presentaba, precisamente, a una asociación de padres de alumnos una idea que me parece importante a la hora de generar respuestas positivas no solo en los niños sino también en adultos.

Vivimos en una dinámica del "no", es decir, "no" hagas esto, "no" digas aquello, "no" te comportes así, "no" mientas, "no" robes, etc. El "NO" lo que hace es que fijemos nuestra mente en el fruto prohibido. Como ya he dicho en alguna ocasión basta que nos digan que no pensemos en algo en un momento determinado para que instintivamente lo hagamos. Párate un momento y fíjate: "No pienses en tu dedo pulgar derecho...." Seguro que te ha venido a la mente el dedo, ¿verdad? ¿Qué hacer pues?

Creo que sería interesante en dejar claro lo que si quiero conseguir. Por ejemplo: "Jugar y conseguir divertirse de forma tranquila". Los objetivos siempre en positivo: Jugar, divertirse, tranquilamente. A partir de ahí solo tenemos que construir el camino.

Propuesta por ejemplo a los niños, como segundo paso: ¿Cómo y qué podemos jugar para divertirnos de forma tranquila y divertida? Cuando digo de proponerlo a los niños lo que intento decir es que sean ellos los sujetos, los que tengan ya en su mente la orientación positiva, que sean creativos y que busquen dentro de ellos los juegos y la formas adecuadas de divertirse de forma tranquila. Por lo general nos gusta dar pautas, mostrar los caminos y señalar las reglas del juego. No es malo, lo que sucede es que dejamos en fuera de juego la iniciativa de los niños, su creatividad y con ello su posible compromiso. Si ellos son forjadores de sus propias decisiones, serán más consecuentes con ellas.

Recuerdo que cuando vivía en Chicago, John Grace, párroco de St. Ludmilla estaba agobiado porque la pandilla que controlaba la zona de su iglesia entraba continuamente a robar en el colegio de la parroquia. Un día decidió hablar con ellos sin acusarlos de lo que él creía que estaban haciendo. Simplemente les dijo que estaba preocupado por los continuos robos que había en la escuela y quería saber, según ello, que podría hacer para que no hubiera más robos. Recuerdo que les dijo que confiaba en su calidad de vigilantes del barrio. Ellos le dijeron: No se preocupe, padre, nosotros nos encargamos de ello. Vamos a vigilar." No volvieron a robar en el colegio.

Un tercer paso es tener preparado en la mente un momento de dificultad en el que la actitud problemática puede aparecer y saber como reaccionar antes de que el enfado o los malos rollos hagan acto de presencia. Con este paso generas actitudes positivas como respuesta al inicio de una emoción o de un sentimiento que te puede molestar de tal manera que la respuesta la eliges tu de antemano, antes de que la elijan tus sentimientos o emociones.

Todo ello me lleva a algo que le proponía a la Asociación de Padres hace unos meses: ¿Qué pasaría si antes de comenzar la primera clase cada profesor le pide a cada alumno que "escriba" tres aspectos u objetivos que le gustaría alcanzar en ese día? ¿Te imaginas que cada día los niños aprendieran a caminar con objetivos a alcanzar, bien sea en el ámbito docente, como en el de las emociones, como en el de sus relaciones con los demás?

Tres objetivos al día, solo tres, o tan solo uno, pero tener cada día una meta con todas sus estrategias.

25/2/11

No, no es absurdo



Me ha llamado la atención algo que escuchaba hoy en un programa de radio mientras conducía. Hacían una entrevista a un conserje que había trabajado en varios hoteles a lo largo de su vida y que ya, a punto de jubilarse, escribe un libro sobre anécdotas sobre todos los años de trabajo.

Hace varios años le preguntaba a mi cuñada, que trabajó en un hotel de recepcionista, sobre las experiencias que había tenido en su trabajo y que fueran curiosas, interesantes y de las que se pudiera aprender algo sobre la vida misma. Le mencioné la posibilidad de escribirlas y parecía que la propuesta caía en saco roto.

Hoy mientras escuchaba me vino a la mente ese momento de la vida y también cantidad de anécdotas y de experiencias que yo mismo he ido teniendo a lo largo de la vida. Son momentos que no dejan de ser interesantes y que ayudan no solo a recordar, sino también a aprender de lo vivido.

Si el otro día mi hija se empeñaba en ver el vídeo y las fotos de su bautizo, y mientras lo veíamos se iban reviviendo sentimientos y con ellos ciertas cualidades y talentos que se han ido aparcando poco a poco por los diversos avatares de la vida, hoy, al escuchar el programa de radio, volvía a martillear en mi mente la necesidad de recapitular una vez más los episodios que uno va teniendo en la vida con el fin no solamente de recordarlos sino de rescatar talentos, experiencias, cualidades, valores que hoy tal vez estén adormecidos y que pueden ser de vital importancia en situaciones que puedes estar viviendo o que te gustaría volver a vivir.Y entre otras cosas, tal vez no solo se ayuda uno a si mismo, a la hora de escribir y también de publicar ayudas a los demás.

Las ideas que a veces nos parecen absurdas, lo llegan a ser, cuando otros las han aprovechado antes que nosotros, porque a ellos no le han parecido así.

24/2/11

El valor del silencio



Era como retroceder años atrás. Me lo contaban y me venían a mi mente aquellos años de retiros, ejercicios espirituales donde el silencio alcanzaba un valor casi sagrado. Ahora ocurría durante la comida de un retiro de yoga al que fueron unas personas conocidas. Entre chiste y serio comentaban la experiencia de guardar silencio en esos momentos. Y a mi mente venía una vez más la importancia de guardar silencio para ver las cosas desde una perspectiva nueva, limpia, sin ningún tipo de filtros que distorsiones lo que puede ser la realidad.

Vivimos un mundo acelerado y con grandes dosis de estrés y de ansiedad, un mundo en el que nos perdemos en medio de tantos acontecimientos y de tantas experiencias. Nos vemos a veces tan entretenidos en el ritmo frenético de la vida que no somos capaces de encontrarnos a nosotros mismos a  a lo que queremos conseguir en la vida. Y de repente aparece una de las grandes realidades de la vida: frustración, ansiedad, depresión y un largo mundo de insatisfacciones personales.

Es curioso que nos cuesta estar solos, guardar silencio y saborear cada momento de la vida. Vivimos acompañados de ruido, de televisiones, radios, música en todos y cada uno de los momentos de la vida. Caminamos con música a las espaldas, y aunque no le prestemos atención tenemos radios o televisores encendidos, como si nos hicieran compañía.

Un día, de repente, entramos en silencio. Para sorpresa  nuestra podemos gozar de paz, de tranquilidad, podemos tocar y sentir lo que tocamos; podemos oír y vivir lo que escuchamos; podemos ver y apreciar lo que observamos, dejando atrás nuestros conceptos, nuestras ideas, nuestras experiencias abriéndonos tan sólo a lo que hay, a lo que es, a lo que la vida nos presenta como si de un milagro o sorpresa se tratara. Toda una experiencia. Silencio...........

23/2/11

La increíble fuerza de los sentimientos negativos



¿Te has topado alguna vez con alguna persona que se ha dejado llevar totalmente por sus sentimientos negativos? El miedo, el odio, la rabia, la tristeza, la ira, etc. son sentimientos que nos llevan a vivir sensaciones y experiencias únicas en la vida y de las que podemos aprender cosas que son realmente fundamentales: Los sentimientos y las vivencias negativas nos llevan a vivir con una fuerza inusual aspectos de nuestra personalidad que, por desgracia, no somos capaces de canalizar de forma positiva.

Cuando nos centramos en el odio, la ira o la rabia hacia personas comos testarudos, nos encasillamos en nuestros esquemas, somos muy libres para expresar nuestras emociones y nuestros sentimientos sin ningún tipo de miedo o de inhibición. Eso sí, dejamos ver sin tapujos nuestro lado negativo aunque sea para reivindicar nuestros derechos o para mostrarnos tal y como somos.

Esto me lleva a plantearme una pregunta: ¿Qué pasaría si esa misma fuerza la utilizáramos de forma positiva para comunicarnos mejor con los demás? ¿Qué tal si la testarudez la tuviéramos como buque insignia de la constancia que se precisa para alcanzar metas y objetivos que nos proponemos en la vida? ¿Qué ocurriría si la intransigencia que mostramos la utilizáramos para desarrollar de forma más plena nuestra autoestima?

Si bien es cierto que las actitudes negativas nos perjudican como personas y en nuestras relaciones interpersonales siempre nos muestran algo importante sobre lo que aprender: las inmensas cualidades que desarrollamos y que enfocamos de forma negativa. Párate por un momento y observa las reacciones negativas que tienes en ciertos momentos de la vida. ¿Descubres aspectos positivos en ellas que bien canalizados te harían crecer mucho más plenamente? ¿Te das cuenta de que muchas veces hay cualidades en ti que sólo las expresas cuando tienes emociones negativas? ¿Aprendes de los momentos negativos?

El manejo de las emociones nos conducen a un mayor desarrollo de nuestra personalidad. Nunca es tarde para aprender de lo positivo y de lo negativo que hay dentro de nosotros.

22/2/11

El esfuerzo, una parte del camino



No existe el fracaso, 
salvo cuando dejamos de esforzarnos. 

Jean Paul Marat

Ocurre muchas veces en nuestra vida que cuando las dificultades nos abruman suelen copar todo nuestro campo de visión y lo único que vemos es dificultad, oscuridad y obstáculos en el camino, algo que trae consigo el desánimo, la frustración y el abatimiento. Nuestra mente se centra en la desgracia y en la desgracia forjamos nuestro futuro. Ante ello nos encontramos con una actitud que puede ser importante y trascendental: el esfuerzo. Para ello es necesario algo importante, romper con el hechizo del sentimiento del fracaso y no dejar de fijarse en aquello que todavía nos queda por conseguir.

No es fácil, no. Las emociones y los sentimientos son importantes, fuertes y poderosos. Llegan a arrastrarnos de manera tal que anulan, en muchas ocasiones, no solo nuestra capacidad de reaccionar sino incluso nuestra capacidad de pensar, de ser libres y de de decidir libremente sobre lo que hacer en dichas circunstancias. Sólo el duro entrenamiento en el esfuerzo y en la constancia, que son las bases del éxito, nos conducirán unas veces en volandas y otras entre sudores, jadeos y sufrimientos a lo que buscamos y ansiamos.

La vida de los grandes artistas, deportistas, políticos e incluso de los movimientos sociales que propugnan cambios de tipo político no están exentos de riesgos, de esfuerzos, de privaciones, de frustraciones, de desánimos y de momentos en los que uno quiere arrojar la toalla. 

Tan solo la concentración, la mirada puesta en la meta, la motivación de lo que se quiere alcanzar nos ayuda a redirigir nuestra mirada centrada en el fracaso y desánimo a la mirada positiva centrada en lo que se quiere conseguir. Jugadores exhaustos tirados en la cancha nada más ganar un partido o campeonato; deportistas con camisetas empapadas sacando el último suspiro para obtener su preciado objetivo; estudiantes encerrados a cal y canto, renunciando a momentos de diversión, por obtener un titulo, unas oposiciones, un puesto de trabajo en la vida; ciudadanos cuya sangre será la semilla de un cambio para el bien de los suyos. Todo se alcanza bajo el crisol del esfuerzo, de la disciplina, de la constancias bajo la guía fija y profunda de una mirada anclada en unos valores que dan sentido a nuestra vida.

21/2/11

Los espacios para oportunidades



“Llama experiencias a tus dificultades 
y recuerda que 
cada una de ellas te ayuda a madurar” 

(Henry Miller)


¿Qué hacemos ante las dificultades de la vida? Unas veces lloramos, otras nos quejamos; las hay en las que nos sentimos víctimas de la vida y de las circunstancias. También existen momentos en que nos vemos como pájaros de mal agüero. En definitiva, cuando constatamos la dificultad y nos vemos atrapados por ella el sentido negativo de la vida puede con nosotros. ¿Es posible una mirada diferente?

Hay personas que ven la dificultad como un aspecto más de la vida a tener en cuenta y al que hay que afrontar y en el que afrontándolo uno no solamente puede vencer los obstáculos sino que encuentra un espacio para buscar alternativas, dar pasos nuevos que nunca has dado y desarrollar cualidades que antes no tenias por menester utilizarlas.

Son dos visiones o actitudes totalmente diferentes, y con resultados distintos. Mientras que la visión de victima te paraliza y te centra en el dolor, apeándote de cualquier posibilidad de éxito, adaptación y de resolución, la visión positiva de ver una posibilidad de algo diferente te lleva a un gran sentido de la adaptación, responsabilidad, creatividad, proactividad y de resolución de conflictos que te hace no solo crecer como persona sino que te conduce a crear nuevos espacios y a desarrollar nuevas herramientas y valores en tu propia vida. Algo así como al mal tiempo, buena cara.