Me ha llamado la atención algo que escuchaba hoy en un programa de radio mientras conducía. Hacían una entrevista a un conserje que había trabajado en varios hoteles a lo largo de su vida y que ya, a punto de jubilarse, escribe un libro sobre anécdotas sobre todos los años de trabajo.
Hace varios años le preguntaba a mi cuñada, que trabajó en un hotel de recepcionista, sobre las experiencias que había tenido en su trabajo y que fueran curiosas, interesantes y de las que se pudiera aprender algo sobre la vida misma. Le mencioné la posibilidad de escribirlas y parecía que la propuesta caía en saco roto.
Hoy mientras escuchaba me vino a la mente ese momento de la vida y también cantidad de anécdotas y de experiencias que yo mismo he ido teniendo a lo largo de la vida. Son momentos que no dejan de ser interesantes y que ayudan no solo a recordar, sino también a aprender de lo vivido.
Si el otro día mi hija se empeñaba en ver el vídeo y las fotos de su bautizo, y mientras lo veíamos se iban reviviendo sentimientos y con ellos ciertas cualidades y talentos que se han ido aparcando poco a poco por los diversos avatares de la vida, hoy, al escuchar el programa de radio, volvía a martillear en mi mente la necesidad de recapitular una vez más los episodios que uno va teniendo en la vida con el fin no solamente de recordarlos sino de rescatar talentos, experiencias, cualidades, valores que hoy tal vez estén adormecidos y que pueden ser de vital importancia en situaciones que puedes estar viviendo o que te gustaría volver a vivir.Y entre otras cosas, tal vez no solo se ayuda uno a si mismo, a la hora de escribir y también de publicar ayudas a los demás.
Las ideas que a veces nos parecen absurdas, lo llegan a ser, cuando otros las han aprovechado antes que nosotros, porque a ellos no le han parecido así.
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