Hoy leía que en la vida hay dos caminos, el de la huída y el del camino hacia lo que uno desea. Nuestra vida parece que discurre en medio de estas luchas internas y externas.
Huimos del dolor y caminamos hacia el placer. Nos alejamos de lo que nos molesta en busca de lo que nos da placer.
Dos caminos que en el fondo buscan una sola cosa, la felicidad y el bienestar de cada uno. ¿Hay alguna diferencia entre ellos?, pensaba yo.
Cuando huimos da la impresión de que el fantasma nos persigue. La huída conlleva una carga, la del duro fardo del dolor. Esa carga creo que nos impide avanzar por la vida ligeros de equipaje. No hay nada como caminar livianos. Tendremos más agilidad. Mirar hacia atrás pendientes de lo que dejamos hace que sigamos con ello en la cabeza.
Cuando nos enfocamos hacia lo que sí deseamos, el pasado queda atrás. Lo que nos ha subyugado ya no pesa, lo hemos tirado antes de iniciar el camino. En nuestra mente, nuestra visión y nuestra brújula sólo se encuentra lo que sí deseamos. No huímos, vamos al encuentro de algo que sí deseamos para nuestras vida.
Creo que la decisión correcta es mirar al futuro, construirlo y saborear cada paso. Dejar las cargas a un lado nos hará caminar más ágiles, felices y entusiastas. Vamos a por lo que nos merecemos, y no hay nada peor que ir cargando con lo que no es parte de nuestros objetivos.
Mirando siempre al frente......
No hay comentarios:
Publicar un comentario