Trata a un hombre tal como es,
y seguirá siendo lo que es;
trátalo como puede y debe ser,
y se convertirá
en lo que puede y debe ser.
Johann Wolfgang Goethe.
¿Qué penamos de nosotros mismos?
¿Qué pensamos de los que nos rodean?
¿Qué esperamos de nosotros mismos?
¿Qué esperamos de los que nos rodean?
Son preguntas que muchas veces pueden condicionar toda una vida. Lo que yo espero de mi mismo, lo que esperan de mí, lo que yo espero de los demás. Una vez me decía una persona en México: "Trátales con cariño y vendrán a ti; trátales a palos y de ti se alejarán" Es una realidad de la que muchas veces no nos damos cuenta ni en el entorno familiar ni en el entorno laboral. Nuestras palabras y nuestras actitudes hacia otros y hacia nosotros mismos pueden marcar toda nuestra vida.
Hay experimentos hechos con maestros y niños en los que curiosamente se condicionaban a unos y a otros diciéndoles que era más o menos listos de lo que en realidad eran. A los que tenían un coeficiente más bajo se les decía que sus capacidades eran más altas de lo normal. A los que tenían capacidades más altas se ponía en duda dicha capacidad. ¿Resultado? Que a los que se les ponía por todo lo alto, aunque sus capacidades fueran menores, rendían mucho más de lo esperado. Es la realidad de la vida, de la sociedad y de la familia que para bien o para mal nos condicionan día a día.
Tal vez el gran problema es que vemos obstáculos y dificultades más que retos o motivos para superarse en la vida. Cuando nos fijamos en ellos, en los limites, obstáculos o dificultades, ya nos estamos construyendo una barrera para nosotros mismos o para los demás. Ponernos una meta como un reto implica ver el reto desde la perspectiva de la posibilidad, la posibilidad que surge desde el amor propio, desde la pasión que podemos llevar dentro o desde la necesidad que podemos sentir.
¿Que pasaría si de repente nuestra actitud se convirtiera en una constante invitación de desafiar los propios limites que nos imponemos a nosotros mismos o a los demás? ¿Qué ocurriría si invitásemos a volar más alto a los que creemos que no pueden dar más de sí? ¿Qué cambiaría en nuestra vida si en lugar de fijarnos en las limitaciones nos centráramos en las posibilidades de cada uno?
Hace unos días hablaba con una maestra que me lo hacía ver de una forma clara. Tenía tres niños en su clase que le daban problemas por su comportamiento a la hora del patio. Se manejaban con cierta agresividad. ¿Qué hizo? Invitar a los niños a ser guardianes del patio y vigilar las conductas de otros. Les dio responsabilidad. Les ayudó a crecer y a buscar el equilibrio utilizando las cualidades de disponibilidad y de servicio que tenían los niños.
Cuando dejamos que el reto, lo imposible sea vencido por el miedo y las limitaciones el fracaso será parte de la vida. Mientras el reto y lo que deseamos sea un objetivo a superar, las limitaciones serán superadas por el propio anhelo de conseguir lo que se quiere.
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