30/4/13

En el límite



Me sorprendió el testimonio de Ramiro Calle sobre su experiencia de muerte. La explica en su libro "En el límite" y la explicó el Domingo pasado por la noche en el programa Cuarto Milenio. Una experiencia en la que estuvo clínicamente muerto durante cuatro horas y después de las cuales volvió a la vida.

Experiencias de paz y de dolor. Paz como si estuviera flotando entre algodones y dolor en una lucha en la que recordaba cosas que había hecho y de las que estaba arrepentido. Iker Gimenez, el entrevistador, le preguntó si podía ser algo parecido al purgatorio, a lo que respondió que sí. Pero para mí lo importante es el común denominador que hay entre él y todos aquellos que parecen haber estado en el umbral de la muerte: el amor y la humildad, decía Ramiro.

Una vez que vuelves a la vida, o como nosotros decimos, una vez que volvemos a nacer, te das cuenta que tienes que vivir de otra manera. El amor y la humildad cobran un nuevo sentido en las personas que han tenido esta experiencia. No hay temor a la muerte, es más, cuando se olvida de la importancia del amor y de la humildad, se pone en estado de Yoga o meditación para revivir nuevamente esta experiencia y recuperar la energía del amor que es la que da sentido a nuestra vida.

Una experiencia interesante. Si quieres verla pincha aquí.


29/4/13

Entre dos aguas



¿Cuántas veces nos hemos visto en la encrucijada de querer una cosa y desear el opuesto? Un ejemplo claro, por ejemplo, la tentación de comer lo que no debemos y que perjudica a nuestra salud. El gozar de ciertos hábitos que nos desplazan de otros que son más importantes en nuestra vida. Son momentos en los que tenemos que elegir y en los que muchas veces cogemos el camino más fácil. Buscamos, incluso, motivos, razones para ese camino. Unas veces decimos que tenemos que dejarnos por el camino del corazón y otras por el camino de la razón. ¿Qué es lo que prevalece en este dilema? ¿El corazón? ¿La razón?

Creo que hay una vía, y es la de los valores, que es la que tiene que tener un peso bastante grande. El amor nos puede llevar a recorrer caminos un tanto equivocados. Y me refiero tal vez no al amor en sí, porque el AMOR encierra grandes valores que le dan sentido a todo. Tal vez me refiera al amor convertido en capricho o al amor disfrazado de un sentido de la posesión de las personas o cosas. 

Hay otras cosas que nos impiden vivir de forma feliz y tomar decisiones equivocadas: Los apegos que hacen que nos enganchemos a personas, cosas o situaciones que nos roban la libertad y la posibilidad de experimentar la vida tal y cual es. Creemos que nuestra felicidad está en las personas y en las cosas que nos rodean, en las seguridades que podemos tener. La felicidad está en la coherencia que guardamos con aquello en lo que creemos, nuestros valores, y aquello que hacemos. La vida está hecha de muchos triunfos amargos y sin sentido. Hemos conseguido lo que queríamos pero sin acabar de llenarnos, pues en el fondo no va de acuerdo con nosotros mismos. En cambio podemos ver otras situaciones de desprendimiento en lo que algo importante se va de nuestras vidas y nos llena, porque vemos que tiene sentido y que la sonrisa o la vida llena que conseguimos en otros da sentido a la nuestra.

Entre el si y el no que vamos viendo a la hora de deshojar la margarita siempre es bueno el dejarnos llevar por aquello en lo que creemos.






26/4/13

Como el sol y la lluvia

¿Te has fijado que cuando llueve lo hace para todos y que cuando hace sol otro tanto de lo mismo? Es una pequeña lección de la vida, una lección de libertad y de generosidad. Una invitación a ser nosotros mismos en cada momento de la vida. No podemos ser con unos de una manera y dejar de serlo con otros, dejaríamos de ser nosotros mismos.

El secreto de la felicidad consiste en saber ser nosotros mismos en todo momento no dependiendo de las circunstancias y sabiendo tener el control sobre nuestras emociones, expectativas y frustraciones. Una lección de la vida.


25/4/13

El amor, ¿un estilo de vida o un sentimiento?

Me llama la atención la facilidad con la que amamos o dejamos de amar. Incluso decimos que hay situaciones en las que el amor ha muerto. ¿Será verdad? ¿De qué amor hablamos? ¿Del amor o de la pasión? ¿De la actitud hacia la vida y de como queremos vivirla o de lo que esperamos de ella y de los demás?

A veces creo que confundimos el amor con los sentimientos y éstos con las expectativas que tenemos de las personas y de la vida y de acuerdo a si encajan o no en nuestros esquemas responderemos mejo o peor.  Y creo que la vida es algo mucho más grande que un sentimiento. No podemos confundir amor y sentimientos. El amor es una actitud hacia la vida y hacia los demás con un valor en sí mismo independientemente de la respuesta que obtengamos puesto que lo que hacemos tiene sentido en sí mismo ya que de lo contrario no gozaríamos con él y de él.

Dice Tony de Mello: "Antes de que tú existieses, el amor ya existía. No puedes hacer nada para conseguir el amor. Si comprendieses tus deberes, apegos, atracciones, obsesiones, predilecciones, inclinaciones, y si te desprendieses de todo eso, el amor aparecería. Cuando el ojo está limpio,  el resultado es la visión. Cuando el corazón está limpio, el resultado es el amor  "


23/4/13

El mundo del apego



Hoy he tenido la ocasión de hablar con alguien sobre el mundo de los apegos. Lo condicionados que nos sentimos por ellos y de forma especial a la hora de relacionarnos con persona que viven cerca de nosotros. Me llamaba la atención dos cosas: el poder que queremos ejercer sobre las personas y la importancia que esas personas o las mismas creencias o cosas a las que nos apegamos tienen sobre nuestras vidas, nuestra forma de ser y nuestra forma de elegir.

Me llamaba la atención que cuanto más cerca nos sentimos de las personas, menos libertad tenemos y más obligados nos sentimos a no fallarles, Es algo así como si la amistad, el cariño y el amor tuvieran un precio: el no fallar a las personas que queremos y que nos quieren. El precio es alto: dejar de ser nosotros mismos y sucumbir ante demandas de cosas y actitudes que a medio o largo plazo no nos llenan, no nos hacen sentir que somos alguien y que llenan nuestra vida de insatisfacción.

Me venía a la mente aquella imagen de Adán cuando Dios le presentó a la mujer hecha de su costilla. Más allá del mito y mucho más cerca de nuestra realidad diaria el sentir que podemos ser nosotros mismos delante de otros es reconfortante: nos sentimos plenamente aceptados digamos lo que digamos, hagamos lo que hagamos o dejemos de hacer o lo que no hacemos. Libertad absoluta sin tener que pagar un precio por ello.

Por otra parte nos acostumbramos a vivir relacionados con las cosas. Llegamos a un momento en el que dependemos de ellas y no somos capaces de vivir sin ellas. Y cuando nos faltan, sean personas o cosas, ¿qué nos sucede? ¿tristeza? ¿depresión? ¿desengaño? ¿sentimiento de pobreza?

Curiosamente acabo de escuchar en la radio mientras venía en el coche que los pobres da el doble de lo que dan los ricos, es decir, que son mucho más generosos. Curioso, ¿no? Tal vez porque los pobres dependen más de su vida y los ricos de lo que tienen. Quizás porque los pobres dependen más de lo que son y los ricos de lo que poseen.

¿Ser o tener? Eh ahí la gran cuestión. Somos felices en cuanto sentimos que somos alguien y el ser alguien no nos lo da ni lo que tenemos ni lo que sabemos, incluso ni aquello o aquellas personas con las que podemos contar. Somos en cuanto la conciencia de que estamos vivos y de que podemos aportar vida a los demás se apodera de nosotros y vivimos aportando aquello que somos bien a través de solidaridad bien a través de nuestra cercanía bien a través de lo que simplemente somos capaces de hacer.


19/4/13

Nacidos para cometer errores


Hay quien vive para ser perfecto y espera de los demás el ser perfecto. No cabe duda que ello es imposible y dentro de uno mismo surge una frustración y un desencanto tanto hacia uno mismo, como hacia los demás, como hacia la misma vida. La perfección en este caso sería la lucidez de saber que nadie es perfecto y por ello ser capaz de amarse a si mismo y a los demás con todas las limitaciones que se puedan tener.

Hemos nacido, como dice Paulo Coelho, para ¿cometer errores? No se si hemos nacido para cometer errores, pero si para aceptarnos con ellos e intentar aprender a través de ellos. Lo que sí es un gran error es pretender verme a mi mismo o los demás sin errores. Lo único que conseguiré es amargarme la vida y, posiblemente, la de los demás.

Lo más curioso de todo es que cuando alguien falta a nuestro lado lo echaremos de menos con y sin sus errores. ¿Por qué? Porque las personas somos mucho más que aquello que hacemos o dejamos de hacer bien. Somos personas que encerramos algo especial: el ser, simplemente, nosotros mismos. Tal vez tendríamos que saber detenernos y apreciar aquello que despreciamos de los demás, no porque lo aceptemos en sí, sino por lo que podemos aprender de ello que, sin duda alguna, será una fuente de enriquecimiento.



18/4/13

El ombligo que nos hace envejecer



"Debemos salir de nosotros mismos hacia todas las periferias existenciales"
******
"Una Iglesia que no sale, 
a la corta o a la larga, 
se enferma en la atmósfera viciada 
de su encierro

Papa Francisco

La vida de las personas y de las organizaciones corre en paralelo. Y el Papa Francisco nos deja otra de sus frases interesantes que ayudan al crecimiento personal así como al de la Iglesia.

Encerrarse en las propias ideas y tradiciones, en las verdades que traemos desde antiguo es envejecer y renunciar a la vida que fluye por todas partes.

Nuestra vida cobra sentido cuando somos capaces de aportar algo a los demás y para poder hacerlo no podemos esperar que los demás vengan a nuestro encuentro, somos nosotros los que tenemos que salir al encuentro de los demás.

Las necesidades de los demás, así como toda la riqueza que fluye dentro de ellos, es algo que nos invita a superarnos y a buscar nuevas alternativas. Quien no se renueva, muere. La vida no tiene sentido en cuanto no nos aporta nada o no somos capaces de aportársela nosotros a los demás.

Prueba de ello es que aquellos que se encierran en si mismos lo único que encuentran es pobreza, miseria y envejecimientos. Da gusto ver a los ancianos jugar a las cartas en la calle y no arrugarse ante la vejez; también es bonito ver el dinamismo de los niños que se abren a otros que no conocen mientras juegan en un parque. Y no digamos lo bonito que es el participar en experiencias con otros grupos o personas, siempre salimos con mucho más optimismo.

La vida no se encuentra encerrada dentro de nosotros, la vida que llevamos dentro forma parte de otra mucho más amplia y a la que no podemos renunciar, la vida de todos aquellos que nos rodean, nos necesitan o nos aportan algo a nosotros.


17/4/13

¡Viva el riesgo!



"No queremos cambiar. 
Más aún, hay voces que quieren retroceder
Esto se llama ser testarudos, 
esto se llama querer domesticar 
al Espíritu Santo, 
esto se llama volverse tontos 
y lentos de corazón" 

Papa Francisco

Son las Palabras del Papa Francisco en el día de ayer haciendo ilusión al miedo que hay en la Iglesia a avanzar y a impulsar un concilio que se celebró hace 50 años y que se ha quedado medio estancado en el pasado. Esta actitud, en la Iglesia, en cualquier organismo y en cualquier persona, lo único que hace en envejecer y hacer caduco y sin sentido a la propia vida y finalidad de la institución, organismo o persona puesto que todos estamos en función de las personas en sí.

Hacía referencia al momento de la Transfiguración que Jesús y sus discípulos tuvieron en el Monte Tabor. Pedro tuvo la tentación, y la mencionó, de quedarse allí, de hacer tres chozas e instalarse para siempre. Es la situación cómoda que en psicología se llama la zona de confort y que muchas veces nos cuesta abandonar. Preferimos, como dice el refrán, malo conocido que bueno por conocer. No nos gusta el riesgo, exponernos a posibles fracasos e inseguridades.

Ante esa tentación Jesús lo tenía claro y así se lo hizo saber a Pedro, "El Hijo del Hombre tiene que padecer". La fe, algo más que creer en lo que no vimos, sino más bien lanzarse y dejarse llevar en lo que se nos ofrece, una vida basada en el amor y el servicio, no sabe de seguridades, sino de riesgos y de asumir las dificultades, los riesgos y superarlos para que la vida está al servicio de todos y no sea un simple valle de lágrimas sino algo digno que vivir.

Es la ilusión del Papa Francisco que busca una Iglesia que sepa ofrecer respuestas y caminos al mundo, al sufrimientos y a las situaciones que vivimos. Es la ilusión, o tendría que serlo, de cualquier humano que quiere vivir y no tan sólo sobrevivir, darle calidad a su vida y no tedio o aburrimiento. La vida, al igual que la vida de la mariposa, es una continua transformación, transformación que muchas veces, como en el propio crecimiento físico humano, es incómoda y con dolores. No hemos venido a la vida sino a vivírla y vivírla en plenitud. ¡Viva el riesgo!


16/4/13

Creciendo siempre



Pasé de la poesía a la oratoria... 
de la oratoria a la música... 
y ahora de la música a la conferencia pública. 
Creo que estoy descubriendo mi destino. 
El micrófono y yo nos llevamos bien desde niños. 
Gracias!!!!

Son las palabras de un querido amigo mío en México, aun amigo que conocí durante mis cuatro años de estancia en Valle Nacional, México y que llevaba uno de los tres coros que teníamos en la parroquia. De su reflexión quiero sacar algo importante y es el hecho de que en la vida no podemos estar quietos porque el que se está quieto poco ve que la vida es agradecido con él. Es bonito ver como en la vida aprendes, creces y te vas desarrollando en cosas diferentes al punto de que recibes de la vida y das esa misma vida a los demás, aunque de formas diferentes, poesía, oratoria, conferencias, bloggs, fotografía, cocina, deporte y mil y una manera más que hay de vivir y de aportar todas la riqueza que la vida encierra para nosotros y nosotros para los demás.

Y no estaría de más el pararse alguna vez en el camino para mirar atrás, reconocer lo aprendido y agradecérselo a la misma vida y a aquellos que nos lo han hecho vivir, desde de nuestros padres a nuestros amigos y colaboradores. Incluso de nuestros enemigos aprendemos mucho, porque en las adversidades tenemos que sacar nuevos recursos para sobrevivir y vivir con toda la alegría y vida que  nos merecemos como personas.

Si miramos hacia atrás y vemos que poco hemos aprendido de la vida, que pocos son los caminos recorridos, que pocas son las personas que han aportado algo entonces tendremos que reflexionar si hemos vivido realmente o tan sólo hemos sobrevivido.

Gracias Norberto por dejar fluir la vida en tí y compartirla con nosotros.


15/4/13

Curiosear o morir.

Era un debate sobre la vejez y como la vivían cuatro octogenarios: un escritor, dos médicos y un sacerdote que era, además físico y escritor.

A una de las preguntas de cual eran los síntomas de la vejez respondió el escritor que el primer síntoma es cuando pierdes el sentido de la curiosidad, la capacidad de hacerte nuevas preguntas.

Es la antítesis de la actitud del niño, la del típico niño que todo lo quiere saber y todo lo pregunta hasta sacar a los propios padres de los nervios. Es la capacidad de curiosear por la vida y absorber toda la información que te puede enriquecer.

Y curiosamente la falta del interés y de ka curiosidad se muestran como el inicio del declive de ka vida humana. Y es que la vida humana sin interés ni motivación carece de sentido. Lo que le da sentido a nuestra vida es el continuo enriquecimiento desde la jusna vida. Sueños, ilusiones, tareas inacabadas y otros pequeños detalles que hacen que mantengamos la vida con espíritu joven y entero.

Mi madre, poco antes de morir, y a sus noventa y un años decía que todavía tenia cosas por hacer. Su cuerpo estaba acabado pero su espíritu intacto. Y es que cyandi primero se muere el espíritu poco le queda al cuerpo. Pero si el espíritu aguanta y se mantiene ss capaz de tirar del cuerpo por mucho tiempo. Un claro ejemplo de ello es Erick Abidal jugador de élite del F.C. Barcelona que siendo trasplantado de hígado ahí está, jugando.

La vida se nos va de las manos cuando dejamos de curiosear y de tener ilusión por conocer y disfrutar más de la vida.

11/4/13

Vivir no es una obligación, sino más bien, una vocación.



Hace unos años marcábamos una diferencia entre el "no hagas esto", en lo que se recalca son los limites a los que nos imponemos o sometemos a otros y lo que "tenemos o debemos hacer". Ésta ultima nos predisponía a una serie de meta su objetivos que teníamos que alcanzar y que en ocasiones eran causa de traumas pues nos debatíamos entre lo que éramos y lo que queríamos ser.

Ayer el Papa Francisco hacia alusión a algo importante como es el no quedarse en lo que hay que hacer sino ir más allá. En otras palabras creo que no podemos Co formarnos con el espíritu de la letra o con lo cumplido por el mero hecho de cumplir sino el de ir más allá de lo que se espera o esperamos de nosotros mismos y no por el hecho de una imposición sino por vivir aquello en lo que estamos inmersos.

Hay momentos en los que, cuando nos sentimos realizados e involucrados en algo con lo que nos identificamos, damos más de lo que se nos pide o pedimos ya que nos sentimos participes, aportamos y se nos aporta a nuestra propia vida o a la de los demás.

Identificarnos, sentirnos parte de la vida y de los demás, darle sentido a lo que hacemos hará, y sin que nadie nos lo pida, que demos más de nosotros mismos y, simplemente, por gusto, porque tiene sentido, nos aporta y aporta a los demás. Es así como podemos entender cosas tan sencillas como la parábola del Buen Samaritano o la dedicación que muchos dedican a resolver necesidades de otros.

Vivir no es una obligación, sino más bien, una vocación.


10/4/13

Saber armarla

“¡Menudo lío has armado! 
¡Pero tenemos que continuar con ese lío

Papa Francisco


Esta frase que el Papa Francisco le dijo a Kiko Arguello, por el movimiento neocatecumenal y su expansión dentro de la Iglesia y en el mundo, indica algo muy claro en todos los niveles de la vida: ¿Hay que armarla? ¿Tenemos que ser diferentes? ¿Llamativos? 

Dicen que la rutina empobrece una relación, un negocio, una vida personal y que le quita sabor a todo lo que hacemos. Me viene a la mente aquella frase de Jesús en la que dice que "Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar."

La vida tiene sabor por si misma, pero somos nosotros los que tenemos que aprovechar el mismo sabor de la vida y aportarle el toque personal de cada uno. Es lo que hace que la vivamos de formas diferentes y que cada plato tenga mejor o peor degustación, que un negocio marche o se hunda, que una relación funcione o no. La vida no depende tanto de lo que otros hagan sino de lo que uno mismo aporte a la vida.

Es por ello que estamos invitados a armarla, en el buen sentido de la palabra, aportando color, originalidad, sentimiento, vida y energía a todo lo que hacemos. Transmitiremos energía y vida no solo por lo que hacemos sino por la forma en que lo hacemos.


9/4/13

Humildad, clave para el éxito



Hoy el Papa Francisco nos ha dejado una serie de frases sobre la humildad que no tienen desperdicio alguno:

"La humildad no significa 
ir por la vida
con la cabeza bajada".

Este camino de la humildad es opuesto 
al de los ídolos fuertes 
que se hacen escuchar 
y que dicen 'Aquí mando yo'


"si no hay humildad, 
el amor permanece bloqueado 
y no puede fluir".

La humildad es, pues, esa capacidad de tener apertura a los demás, reconocer lo que somos sin necesidad de mirar a nadie por encima del hombro, ni despreciar lo que puede venir de otros. Es la capacidad de reconocer que otros necesitan de nosotros tanto como nosotros necesitamos nosotros de ellos. La humildad es reconocer que la vida fluye por cualquier ser humano o a través de cualquier circunstancia que contraria a lo que esperábamos de ella puede aportar algo a nuestra vida. La humildad es estar abierto a la vida y a lo que ésta espera de nosotros.





8/4/13

Fe y confianza



A la hora de conseguir nuestros objetivos hay algo que tiene una fuerza increíble como un auténtico freno y obstáculos: el miedo.

Los éxitos, sean al nivel que sean, exigen una cosa: salir de nuestra zona de confort, dejar atrás una serie de comodidades. Preferimos lo seguro, aunque no nos llene del todo, a tener que vivir en la incertidumbre y máxime si tenemos que arriesgar.

El riesgo a perder, a fracasar, a quedar mal se apodera de nuestras mentes y hace de auténtico muro a la hora de plantearnos el conseguir aquello que seriamente nos planteamos.

La fe, en este sentido, tiene una gran importancia para creyente y para no creyentes. La fe en el propio proyecto es cuestión de confianza, de creer y de lanzarse a por lo que uno quiere. Una prueba de ello es la actitud de los apóstoles encerrados y acobardados tras la muerte de Jesús.Es una actitud de encerrarse en la tristeza, el miedo y, ¿por qué no?, en la cobardía. El resultado era el mismo de hoy en día para todos aquellos que podemos vivir aprisionados del miedo y de la inseguridad: "falta de paz".

La paz y la confianza sólo se recobran cuando sin miedo somos capaces de ver y tocar aquello que nos atemoriza y amedrenta. Reconocer nuestros miedos nos ayuda a reconocer aquellas seguridades a las que nos aferramos y al mismo tiempo nuestras limitaciones. Quizás éstas ultimas sean más importantes pues nos gusta vernos pequeños e indefensos ante los demás.

Pero el paso decisivo es el de abrir la puertas, intentarlo, arriesgar puesto que sin hacerlo solo tendremos el resultados que tenemos actualmente y que no llega ni a satisfacernos del todo, ni a sentirnos satisfechos, ni a ofrecer más vida a los que están alrededor nuestra. Solo podemos dar aquello que tenemos. ¿Damos miedo e inseguridad?


5/4/13

Reconocer y dar marcha atrás



Viviendo y retomando el camino que muchas veces queremos dejar.


  1. Rectificar es de sabios. No es fácil reconocer que nos hemos equivocado en la vida, pararnos y darle nuevamente un giro a nuestra vida para retomar un nuevo camino. La experiencia de la Resurrección es de humanos. Reconocer la frustración, el desengaño, la desilusión y dejarse iluminar en un momento dado para darle un nuevo valor y sentido a todos esos sentimientos negativos, ¿quién lo hace? Lo más fácil es dejarse llevar por el desánimo y por los sentimientos negativos. Dejarse iluminar y convencer de que un proceso es necesario en la vida no es fácil. De hecho sobrevaloramos el dolor y la frustración y el compadecer o compadecernos. Los discípulos de Emaús en un alarde de sinceridad reconocen, recapacitan y dan marcha atrás, tres actitudes de optar por la vida, por lo que se quiere todavía alcanzar.
  2. No podemos callar lo que realmente sentimos. Es otra actitud importante. Las vivencias, cuando son importantes, para bien o para mal las compartimos. Podremos callarnos ideas, conceptos o conocimientos que tengamos. La experiencia de sentirse amado, reconocido o de volver a nacer como sucede en los que sobreviven a accidentes que los ponen al borde de la muerte no son capaces de callarse la experiencia. ¿Sabemos cuando alguien lleva la alegría dentro? Los de Emaús llevan esa experiencia dentro y no la pueden callar. El Papa Francisco decía hace unos días que no es lo mismo ver con los ojos que con el corazón, haciendo referencia a María Magdalena. La fe no es un conocimiento de catecismo, es una experiencia de "vivir" la vida con sentido y orientada hacia el amor.
  3. Tocando el miedo.Sí, el miedo de las heridas, del agujero de los clavos. El dolor, cuando entiendes la vida y las metas que quieres conseguir, forman parte de la realidad. Lo tocas, lo abrazas y eres capaz de asumirlo e incluso de sonreír cuando te toca vivirlo. ¿Cuántas veces lo hemos vivido con nuestros hijos? Los grandes retos asumen el dolor como parte del proceso. 
  4. La importancia del partir el pan. Hay dos o tres aspectos importantes en sentarse a la mesa, en este caso la Eucaristia. La vida hay que celebrarla, hay que hacerlo con quienes comparten nuestros mismo ideales y metas, y es la experiencia de "darse", de "vivir el amor" la que da sentido a todo lo que perseguimos en la vida. difícilmente celebramos algo solos, por no decir nunca. Cuando lo celebramos con otros aquello que celebramos adquiere más fuerza, sentido y motivación en nuestras vida.

4/4/13

Entendiendo nuestra historia



Hay momentos en los que nos cuesta entender lo que sucede en nuestras vidas. Momentos en los que el dolor y la frustración se apoderan de nosotros y nos desconciertan de tal manera que todo parece no tener sentido o ir en nuestra contra. Son momentos en los que pensamos en arrojar la toalla y abandonar aquello que tanto deseábamos y por lo que tanto luchábamos.

Pero la vida no es fácil de entender si lo intentamos hacer desde un punto determinado, especialmente si es el presente y éste no se corresponde con lo que esperábamos y deseábamos. Dicen que el tiempo coloca todo en su lugar. Y desde la lejanía de los hechos, bien sea desde un punto de vista físico o del tiempo, las cosas se pueden ver de forma más clara.

¿Podemos entender los dolores del parto sin una referencia a lo que va a nacer en unos momentos? ¿Y las molestias del embarazo sin pensar en lo que va a suceder al cabo de unos meses? ¿O los esfuerzos a realizar en unos estudios sin tener en cuenta la meta a la que queremos llegar?

Hoy por hoy, y si echamos la vista atrás, podremos comprender cantidad de cosas que en su momento no hemos comprendido y como ellas han aportado una buena dosis de crecimiento a nuestras vidas. La mariposa pasa por sus diferentes fases: oruga, gusano y mariposa. Y para ello tiene que pasar por momentos de transformación, lucha y dolor. La vida, aunque parezca mentira, está llena de todos estos momentos que a veces nos cuestan comprender. Esa es la historia de la continua resurrección que tenemos que vivir cada día y que como los discípulos de Emaús nos cuesta reconocer y solamente lo haremos cuando mantengamos una actitud de amor y de partir el pan.


3/4/13

El apego que nos aleja de la felicidad



La Resurrección de Jesús está llena de pequeños detalles que nos indican el camino de la felicidad. Concretamente, y en el pasaje en el que se le aparece a María Magdalena, podemos observar:
  • El llanto es importante, expresa un sentimiento muy legítimo, pero no puede ser la meta de nuestras emociones. Son muchas veces en las que echamos de menos situaciones o personas que ya no están con nosotros. Lamentarnos de situaciones irreversible nos frenan en la vida y nos impiden crecer y vivir plenamente.
  • Hay un momento en el que María intenta tocar o agarrar a Jesús Resucitado y éste no se deja. Tocar y agarrar son por una parte esa búsqueda de seguridad que todos sentimos y por otra parte el querer controlar otras personas o realidades. Resucitar es vivir, y vivir es libertad. sumergidos en el apego o en el ansia del control no somos libres, nos hacemos dependientes de estas situaciones.
  • La vida no está en encerrarnos en nuestros sentimientos sino más bien en salir al encuentro del de los demás, de ahí el envío de Jesús a dejar el llanto, el control o apego hacia él y a buscar al resto.

2/4/13

Algo más que un día o anécdota



La experiencia de la resurrección es algo más que el colofón a una semana de fiestas, procesiones o, simplemente de vacaciones.Para los que creemos en Dios, más concretamente en Jesucristo y en su Resurreción, la religión deja de ser el opio o la alienación de la persona y se convierte en el acicate y aliciente para vivir la vida con ilusión y con una perspectiva de continuo crecimiento personal que nos hace afrontar los miedos y asumir la vida con un sentido mucho más optimista.

Te invito a contemplarlo y asumirlo desde esta lectura:

Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”. Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Estos se reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones: “Digan: ‘Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo’. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier complicación”. Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy.

  • Entre el temor y la alegría se opta por la alegría, aunque el temor sea compañero de camino. Para el que cree en la resurrección el sentido positivo de la vida se impone al del miedo y la tristeza. La vida puede con la muerte.
  • Entre el quedarse en el sepulcro llorando la ausencia del ser amado e ir al encuentro de los demás se opta por vivir y salir al encuentro de los demás. La vida no se detiene con la muerte, continúa y mientras muchas veces nos replegamos ante la muerte, sentimiento de duelo, el espíritu de la Resurrección nos invita a seguir encontrando vida en cada paso que el ausente nos ha dejado. Vive en los que están a nuestro alrededor y nos necesitan.
  • Las heridas y lo que causaba miedo se puede abrazar, ahora no como señal de muerte, sino como señal de crecimiento, de victoria, de triunfo y de libertad en la que la herida ya no es cobardía sino el saber abrazar la vida con todos sus inconvenientes, inconvenientes que nos ayudan a crecer y a madurar. "Toda rosa lleva consigo espinas".
  • Hay quien pueda distorsionar la realidad para que, una vez más, claudiquemos. Optar por la experiencia personal y no por lo que los otros lleguen a aprobar o rechazar es lo importante. La fe viene de la experiencia de saber abrazar las heridas, el dolor y la muerte no como experiencia masoquista, sino como proceso de compromiso hacia el propio crecimiento, hacia los demás y hacía la misma vida.


1/4/13

Jesús, Resurrección y Crecimiento personal


Celebramos una de las fiestas más importante, sino la más, de nuestra vida de fe: La Resurrección. Tal vez todo lo que es la pasión de Jesucristo tiene un cariz mucho más visible y popular, pero la Resurrección es la confirmación de que lo anterior tiene sentido y que más allá del sufrimiento hay algo mucho más importante: el sentido y lo que depara lo que uno vive cuando se tiene fe.

Me llama la atención la tumba vacía, el silencio que hay entre el Viernes Santo y la Resurrección. ¿Serán el símbolo de ese silencio y de ese vacío que sentimos nosotros muchas veces en la vida en la que parece que las cosas no tienen sentido y que todo lo que hemos sembrado parece que no dan los resultados que nosotros hemos querido obtener?

Silencio y vacío que ponen en duda lo que somos y lo que hacemos en la vida. ¿Quién no lo ha sentido en algún momento? Si el Viernes Santo supone la incomprensión, el rechazo y la condena a lo que Jesús ofrece con su vida, la Resurrección supone el espaldarazo y el reconocimiento a lo y en quien uno ha creído. Tal vez en el momento en el que vivimos no entendamos lo que nos pasa, vacío, duda, frustración y soledad, pero más adelante cuando seguimos viviendo aquello en lo que creemos la vida nos recompensará con haber sido fieles a nosotros mismos.

Hay algo que a mi me impresiona de la pasión de Jesús y que lleva el sello de la Resurrección en todo momento: la credibilidad de aquello en lo que creía y pregonaba. El amor incondicional hasta la muerte le llevó a creer y a perdonar a los que se mofaban y lo crucificaba. La soledad que le llevó a implorar el "Dios mío, Dios mío, porque me has abandonado", no le llevó a renunciar a lo que había vivido sino a encomendar su espíritu, no el alma, sino su espíritu de vida, al mismo Padre.

Creer es poder, creer es asumir, creer es confiar, creer es darlo todo por la causa y por lo que da sentido a tu vida sin importar a quien lo das y regalas. Y cuando crees, aunque el rechazo, la condena, el vacío y la soledad e incluso el mismo Dios o los más cercanos a ti parezcan abandonarte hay algo que permanece y que hace posible el milagro de la resurrección y ello es la credibilidad en aquello que da sentido a tu vida: el amor.

Y ante una tumba vacía no cabe mejor mensaje para las que llegan hasta ella que el mensaje del resucitado: no está aquí, está en Galilea. ¿Dónde? En Galilea, sí en Galilea, donde compartió el amor, donde la Buena Noticia del amor y del reconocimiento de la persona humana tiene sentido. La Resurrección es el SI SE PUEDE de Dios, de Jesucristo, al amor que nos propone a la hora de construir una vida personal y social que da sentido a la vida personal y social de todo nosotros.