31/3/11

El más rico



"No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita", reza una anuncio de televisión. La verdad es que tiene mucha razón, y no solo desde el punto de vista económico, sino en todos los aspectos de la vida, el emocional, el afectivo, etc.

Muchas veces nos atiborramos de cosas hasta el punto de que nos creamos una dependencia de ellas. Hace un tiempo experimentaba eso cuando las redes de internet no funcionaban en el trabajo. Creaba un clima de desconcierto, de impotencia y de falta de recursos.

En el plano afectivo, ¿te imaginas decirle a tu pareja, a tus padres o a tus hijos decirles que no les necesitas para ser auténticamente feliz? En más de una situación crearía crisis existenciales, familiares, sociales, etc. En otras crearíamos una situación en la que parece que uno no es necesario en la vida del otro. 

Si, por ejemplo, analizas canciones de amor, que nos han metido hasta los sesos, el mensaje suele ser siempre el mismo: "¿Qué será de mi sin ti, mi vida?". Nuestra vida depende y depende de los demás, de lo que conseguimos, de lo que poseemos, de lo que podemos controlar.

Una cosa es bien cierta. La dependencia, sea de una u otra índole, nos impide crecer. La independencia nos hace valernos por nosotros mismos. La interdependencia nos hace conscientes de que valemos nuestro peso en oro, pero necesitamos de los demás, para compartir lo que somos y recibir sin ningún tipo de apegos lo que los otros puedan ofrecernos.

La independencia, el valerse por si mismo, el ser autónomo es algo que aterroriza a mucha gente. Buscamos seguridad, una seguridad que en muchas situaciones nos estanca y nos impide crecer y desarrollarnos. La independencia es algo, que por otra parte, nos ayuda a valorarnos, a confiar en nosotros mismos, a utilizar y buscar nuestros recursos propios.

No es más rico es que más tiene, es verdad, sino el que menos necesita. ¿Cuántas cosas, situaciones, personas necesitamos para "vivir" plenamente y en libertad? ¿Nos ayudan las personas y las cosas que tenemos a ser más nosotros mismos?

No por ello justifico las grandes diferencias sociales y la mal repartición del mundo. Me preocupa, más que nada, que los que vivimos en sociedades más avanzadas estamos mucho más necesitados de sentir la vida como tal que aquellos que viven realmente necesitados económicamente.

30/3/11

¡Ay, emociones!



La ira es un ácido que puede hacer más daño 
al recipiente en la que se almacena 
que en cualquier cosa sobre la que se vierte. 

Séneca


La ira, el rencor, los resentimientos y todas las emociones negativas juegan un importante valor negativo cuando dejamos que se descontrolen dentro de nuestras vidas. Hay quien piensa que son una emociones legítimas de sentir y de expresar ante situaciones que nos molestan, nos hieren o nos frustran. A veces, incluso, llegamos a pensar que mostrándolas marcamos mejor nuestro territorio y es como si el orgullo hiciera crecer nuestra propia autoestíma.

Hace tiempo solía preguntar a la gente sobre quien era el mayor beneficiado a la hora de perdonar, si el que perdonaba o el perdonado. Curiosamente muchas de las respuestas, sino la mayoría, indicaban que era el perdonado. Cuando se le perdonaba, se le hacía un favor.

Puede que haya circunstancias en las que uno se pueda sentir beneficiado del perdón que otra persona le otorga pero, ¿te has parado a pensar sobre los sentimientos que se guardan en las personas que llevan el rencor, la ira, la envidia, los celos, etc, dentro? 

La vivencia de todas estas emociones negativas son extremadamente perjudiciales para la propia salud mental y física de las personas. Es algo que nos corroe por dentro, algo que nos impide ser y comportarnos libres ante los demás. A cada paso y en cada momento parecemos estar en actitud de defensa, de ataque o de constante venganza. Perdemos nuestra propia paz, nuestro propio equilibrio y nos privamos de poder hacer otras cosas más positivas que llenan nuestras vidas de más sentido, alegría e ilusión.

Mientras no comprendamos que las emociones negativas dañan más a uno mismo que al que se pretende herir no gozaremos de los beneficios de la propia libertad y de la propia vida que nos invita constantemente a ser lo que en esencia somos: amor.

Sólo en el amor, podemos realizarnos.

29/3/11

Afrontar la propia realidad



Dicen que no hay mas ciego que el que no quiere ver y que mientras muchos navegan por las aguas de la abundancia, otros lo hacen por las de la miseria, mientras que los más suspicaces se aprovecharán declas situaciones y oportunidades de unos y otros.

Me llega al respecto una frase o un comentario de Pío Baroja que dice:


“La verdad es que en España hay siete clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A saber:

1)  los que no saben;
2)  los que no quieren saber;
3) los que odian el saber;
4) los que sufren por no saber;
5) los que aparentan que saben;
6) los que triunfan sin saber, y
7) los que viven gracias a que los demás no saben.

Es curioso que esta realidad, se de en España o fuera de ella habla sobre las necesidades de cada uno de nosotros y de como las afrontamos, las ansias de conocer o de viviesen el conformismo absoluto.

Tan solo cabe preguntarse en que área del proceso del saber nos encontramos y por qué, en cuales estamos dispuestos a alimentar nuestras experiencias y en las que no. El conformismo en el que nos encontramos a veces puede llegar a ser preocupante, máxime en unos momentos en los que la información y el conocimiento alcanzan una velocidad enorme.

Para los que queremos vivir y adaptarnos a las circunstancias nunca mejor el refrán que dice que camarón que se duerme, se lo lleva la corriente

28/3/11

Decisiones nada fáciles



El supuesto arete de la guerra
es doblegar al enemigo sin luchar.
Sun Tzu

Una de las cosas más importantes y a la vez más difíciles es el arte de escuchar y de saber comunicarse con los demás. No es nada fácil. De ahí la gran cantidad de personas que echan por tierra amistades que vienen desde la más tierna infancia, matrimonios que se abocan al fracaso, paises que entran en conflictos bélicos o empresan que se vienen al tacho por no saber afrontar las crisis, los obstáculos y las dificultades con un mínimo de apertura.

"Yo gano, tu ganas", es uno de los principios fundamentales dentro de las negociaciones. Nadie va a dar el brazo a torcer si no hay ganancia en lo que tiene que ceder. La decisión de, aparentemente ceder y perder, tienen que ser contrarestada por otros elmentos en los que uno necesariamente gana. Es normal y lógico que todos queramos obtener beneficios. Incluso aquellos que dan su vida por una causa saben que en el sólo hecho de darla hay unos beneficios que les hace sentirse realizados.

¿Cuál es el punto de partida en la negociación? Por lo general el de nuestro interlocutor. Ir contra lo que pretenden es arrinconarlos en un sistema de autodefensa y de cerrazón de lo que consideran que es básico en su vidas.

A partir de ahí viene la negociación. Y el arte de la negociación cosnsiste no en resaltar el valor de las pérdidas, sino todo lo contrario, el valor de lo que uno puede conseguir cambiando de posición y aportando nuevos elementos en la propia vida. No es cuestión de abandonar por abandonar, de ceder por ceder. Es cuestión de conseguir otro tipo de beneficios en los que todos ganamos.

Abandonar la mentalidad de vivir plenamente anclados en un mundo en el que "renunciamos", es vivir con la mente anclado en los aspectos duros y difíciles. Vivir, en cambio, en la perspectiva de lo que se puede ganar individualmente y colectivamente en el campo de nuestras decisiones es vivir desde la perspectiva de sentirse parte integrada en una sociedad en la que la ganancia de uno repercute en la ganancia de todos. En definitiva, que estamos llamados a ganar todos para que haya un mayor entendimiento y beneficio mutuo.

25/3/11

Atracción



No podía remediarlo ya que venía en el asiento de adelante en el avión. Ellos parecían funcionarios de la Consejería de Salud y venían hablando en términos médicos. No puse demasiada atención a lo que decían, entre otras cosas porque el cansancio hacía mella en mí. Había dormido poco y me había levantado temprano. Alcancé a oír algo interesante y que se me hacía familiar: la visión positiva de las cosas. Uno de ellos decía que si mantenemos fija nuestra mente en los pensamientos positivos, lo positivo alcanzará nuestra vida tarde o temprano.

La verdad es que llevaban mucha razón. Cuanto más hables de una cosa, más te identificas con ella. Cuanto más la tengas en la cabeza, más estará presente en tu vida, y cuánto más te llenes de algo, más nadarás en esa realidad. 

Párate por un momento en tu vida. Cuando tu mente es negativa, ¿Qué haces? ¿Cómo te sientes? ¿Cómo influyen tu mente, en tus decisiones? ¿Cómo son tus relaciones con los demás? ¿Cómo funciona tu cuerpo, cómo caminas, cómo te hallas dentro de él?

Piensa ahora cuando tienes mentalidad positiva, optimista. ¿Cómo funcionan tus relaciones, tu cuerpo, tu rendimiento en el trabajo? ¿Cómo se ve tu cuerpo y tu agilidad?

Simplemente observando una situación y otra ves claramente como la mentalidad positiva activa tu mente, tu cuerpo, tu agilidad, tus relaciones y toda tu vida. Tu mente y tu actitud atraen lo que en tu mente y tu actitud hay.

Hay una relación directa entre lo que pensamos y nuestra manera de actuar, entre lo que pensamos y nuestra actitud hacia la vida. Podemos controlar hacia donde vamos si controlamos lo que pensamos y lo que llevamos dentro de nuestra mente. La decisión es nuestra, somos nosotros los que decidimos pensar de una manera u otra.

24/3/11

El día y la hora



¡Qué difícil es poner en un papel un día, una fecha para llevar a cabo una decisión que se toma! Y cuando empiezas a pedir y a insistir en poner la fecha lo único que te encuentras son las excusas y la inseguridad, el miedo a no hacer las cosas bien. Es un miedo típico de la indecisión y de la dejadez que se experimenta en este tipo de situaciones.

A veces lo más fácil es tirar por la senda que nos da seguridad y que no pone a prueba nuestra valía,  nuestra auténtica capacidad de sacar las cosas adelante. Nos escondemos en mil y una iniciativas que alejan de nosotros el fantasma de nuestra propia incredulidad. ¡Qué fácil nos sería mirarnos al espejo con sinceridad y decirnos al mismo tiempo: tengo miedo, no me siento seguro!

En cierta ocasión lo hablábamos una conocida mía y yo sobre el miedo que sentía ella a involucrarse de lleno en un proyecto. Sentía miedo en ese proyecto, pero no en otros. Cuando analizábamos la diferencia entre la seguridad en una y la inseguridad en otra saltaba a la vista algo importante: la información.

La información, el conocimiento que tengamos de aquello a lo que nos tenemos que enfrentar es crucial para enfrentarnos son cierta tranquilidad a nuestros retos y decisiones. Información y conocimiento que no son otra cosa sino que profundizar en aquello que elegimos. Ese conocimiento e información nos darán confianza y seguridad, pero nos darán algo más importante, la capacidad de valorar y apreciar lo bueno que engendra para nosotros aquello que elegimos.

23/3/11

La desgracia y el talento



Ante una situación de desgracia; ¿cómo has reaccionado? Si echamos la vista atrás y simplemente observamos, no como pensábamos, sino como actuábamos, nos daremos cuenta de que "el dime como actúas y te diré como piensas o sientes", será una de las cosas que más nos fastidiará ver porque nos mostrará muchas veces lo que realmente creemos de nosotros mismos.

Viendo la situación que actualmente se está viviendo en Japón hay algo que me agrada. Es la actitud de echar toda la imaginación a volar para intentar solventar una situación que a cualquiera podría asumir como imposible de asumir y de solventar. Más de uno podría arrojar la toalla invadido por el dolor y por la desgracia propia o ajena.

Pero más allá de la desgracia hay algo que sobresale, el talento natural de aquellos que lo tienen y lo viven como algo real en ellos mismos, que da sentido a sus vidas y a las vidas de los demás. ¿Qué es lo que hace que me levante y desarrolle toda la creatividad y talento cuando podría gozar de la comprensión de los demás de dejar caerme en el desánimo y la frustración?

La vida tiene sentido no por lo que me pasa, sino por lo que yo puedo hacer cuando algo pasa a mi alrededor o en mi propio interior. No importa, en el caso del Japón, si mi vida se expone a una alta radiactividad y con ello pongo en serios problemas no solo mi salud, sino también mi vida. La vida adquiere más sentido no por lo que la vida me da sino más bien por lo que yo puedo aportar a ella.

Es ahí cuando mi talento, mi capacidad de reacción, mi madurez a la hora de afrontar la realidad y los problemas me hace sentir más lo que yo soy como persona. No es la capacidad de recibir de la vida, sino la de aportar yo a la vida y a los demás. Hay un tiempo en la vida para reír y otro para llorar, pero no olvidemos que en medio del llanto con nuestra vida y nuestra respuesta podemos transformar el llanto y la desgracia propia y de los demás, en capacidad de dar vida.

Vivamos, simplemente, nuestros talentos y capacidades.

22/3/11

Dejen entrar




Cada vez que algo se va, 
deja lugar a lo que sigue.


Jorge Bucay


Hoy me topé con esta frase de Jorge Bucay que, una vez más, me hace pensar en la cantidad de veces en las que estamos más pendientes de lo que dejamos o perdemos que de todo aquello que viene o entra. Le pasaba al pueblo de Israel que cuando libre caminaba por el desierto recordaba las cebollas de Egipto. Nos pasa a cada uno de nosotros que muchas veces tenemos en la boca la frase de: "Aquellos viejos tiempos", cuando los presentes nos ponen en aprietos o nos ofrecen inseguridad.

Antes de entrar, dejen salir, se nos dice cuando vamos a entrar al cine, al fútbol o a cualquier evento público. Dejar salir, volar, marchar lo que ya no está es bien difícil. Nuestro mundo de apegos nos tienes maniatados, presos y paralizados en muchas cosas. Se me antoja que el momento en el que vamos a tener un hijo pensamos más en lo que viene que en las costumbres que vamos a tener que dejar a un lado para darle cabida al pequeño.

Esa es la cuestión. Tenemos en nuestra mente al que viene. Y el que viene produce expectación, alegría ansiedad de la buena. Fíjate que muchas veces hasta vamos preparando su cuna, sus ropitas, sus sonajeros y juguetes. Son mentes que dejan entrar, que están expectantes y positivamente receptivos a lo que viene. ¿Por qué no nos sucede en todos los ámbitos de la vida?

Como ya dije vivimos en un mundo de apegos, apegos que solemos reconocer. Pero lo importante es dejarse preguntar por el significado de cada apego, lo que dice de nosotros mismos, de nuestras inseguridades. Optar por lo que viene, crear la expectativa, visualizarlo, preparar su llegada va alejando los miedos de nosotros y abriéndole la puerta a lo nuevo que viene. No hay nada mejor que la información, el querer conocer y valorar lo que se acerca. Comenzaremos a verlo con buenos ojos.

21/3/11

Con más alternativa en la mano



Cuando un recurso, que habitualmente te funciona, no te llega a funcionar en algún momento, te otro en la recámara, decía un comentarista de televisión cuando veía que a Rafa Nadal no le entraban los primeros saques y comenzaba a perder el partido, que al final acabó perdiendo. Me venía a la mente la cantidad de veces en la que nos empecinamos en hacer las cosas de la misma manera una y otra vez sabiendo que no nos están saliendo e insistimos en trabajar nuestra propia derrota.

Lo mismo nos ocurre cuando se trata de otras situaciones, como pueden ser en objetivos que nos ponemos a nivel de salud, económico o de relaciones humanas, Intentamos siempre lo mismo hasta que nos encontramos con que no hemos podido alcanzar el objetivo señalado. Hay otro dicho dentro del deporte, concretamente el fútbol, que dice que a entrenador nuevo victoria segura. Y es que cambiar la mentalidad, las formas de hacer las cosas a veces añade una nueva perspectiva a lo que estamos haciendo y nos ayuda no solo a desbloquearnos sino también a utilizar los recursos que no salían con mayor soltura, libertad y precisión.

Cuando nos hacemos esclavos de nuestros métodos, formas y actitudes podemos encerrarnos tanto en ellas que en un momento determinado pueden ser nuestros propios enemigos. Tener a la mano cantidad de recursos pueden abrirnos las puertas cuando lo que utilizamos normalmente nos las cierran. Libertad, imaginación, creatividad, amplitud de recursos, planes alternativos siempre tienen que estar a la mano, aunque sea en nuestra mente para que cuando estemos bloqueados puedan ser nuestras mejores alternativas.

18/3/11

Emociones, ¿vivirlas o reprimirlas?



Ayer escribía sobre la actitud japonesa ante los desastres que están viviendo y como esa misma actitud han sido ejemplo para muchos de nosotros. Hoy leía un artículo de como esta actitud oriental no parece ser todo lo positiva que creemos y una reflexión de como deberían abrirse a un mundo mucho más emocional en el que se puede tener toda la libertad para expresar las emociones, tal y como lo hacemos nosotros.

Si bien es cierto que expresar nuestras emociones es algo positivo, también lo es el no vivir a merced de ellas. Las emociones están ahí como mecanismos de defensa o como mecanismos que nos ayudan a dar pasos importantes en la vida. Lo importante es que las emociones estén a nuestro servicio y no nosotros al servicio de ellas.

La represión, el no reconocimiento y vivencia de las emociones, pueden ser una auténtica olla a presión dentro de nosotros. De hecho Japón tiene un alto índice de suicidios y de depresiones que el año pasado le ha costado a dicho país la importante cifra de 32.100 millones de euros. Es el volumen de dinero que el estado ha dejado de ingresar por los que han optado por el suicidio y por las bajas laborales.

Es, pues, importante el reconocer y vivir las emociones como tal, pero sabiendo encauzarlas hacia la consecución de nuestros objetivos reales en la vida de tal manera que no nos frenen en nuestro diario caminar. La actitud resignada, paciente y aparentemente tranquila con la que hemos visto vivir a los japoneses su tragedia nos llevan a recordar otras situaciones donde nervios, desesperación e inconformismo han llevado a situaciones de agresividad que han producido daños colaterales bastante fuertes: robos, injusticias, violencia e incluso muertes por no saber vivir las situaciones de una manera más equilibrada. Un ejemplo muy claro los podemos ver en todas las situaciones de violencia de género o de violencia doméstica donde las emociones han conducido muchas veces a la muerte.

Lo que si está claro es que el equilibrio conlleva el reconocimiento de las emociones y el saber encauzarlas de forma que nos ayuden y no que nos despersonalizen.

17/3/11

Japón y el control de emociones



Viendo estos días las imagines de la terrible situación a la que se enfrenta el Japón hay algo que a todos nos ha llamado la atención de forma sobresaliente: el control emocional de las víctimas que han sobrevivido a los percances y el de la población en general.

Hay que decir que la ausencia de imágenes de dolor no quieren decir que no exista dentro de las personas. El mismo embajador de Japón en España dejaba claro que el dolor se llevaba muy dentro de cada uno. Escuchando a una madre japonesa a la entrada del colegio de sus hijos manifestaba de forma clara y contundente que no podía trasmitir emociones negativas a sus hijos. La vida continuaba y tenían que salir adelante. Otra de las frases que más me han impactado es la fortaleza, la fe y la seguridad con la que miran al futuro y afirman de que "Japón saldrá adelante".

Pero lo más elocuente y llamativo es las largas filas, tranquilas y sin luchas para recibir comida o ayuda; la serenidad con la que se dejan analizar por si son portadores de radioactividad, la falta del pillaje que se da en estos casos para aprovecharse de los restos que deja la desgracia ajena.

Las emociones son parte de nuestra vida, pero detrás de cada emoción hay una idea, un pensamiento, una creencia que hace que elijamos actuar o reaccionar de una manera u otra. La desgracia es visible, patente, real. ¿Qué hace, pues, que se viva de una forma tan serena, ejemplar y digna de admiración? Hay victimas por medio, pobreza y ruina, dolor y miseria. ¿Qué hace que lo vivan de una forma tan equilibrada? Algo aprendemos de ello. ¿Se te ocurre alguna idea?

16/3/11

Mirar al frente



Nos sentamos en la primera fila del avión, todo un lujo a la hora de poder mover las piernas. Per más lujo fue el poder hablar profundamente con José Luís sobre su trabajo, su situación personal, sus ambiciones y lo que realmente le motivaba e su vida. Dos horas en las que hablamos de una manera totalmente fluida. Pero había una pregunta en él y en muchos de nosotros que a veces nos cuesta encontrar respuesta: ¿por qué nos encaprichamos en mirar constantemente al pasado incluso para intentar encontrar explicación a lo que tal vez no lo tenga?

Cantidad de veces nos sentimos prisioneros del pasado, de nuestras experiencias, de nuestros sentimientos hasta el punto de que nos impiden ver lo más claro y evidente que hay frente a nosotros y lo peor de todo es que nos frenan a la hora de dar pasos de forma positiva y congruente aportando a la vida algo nuevo y diferente.

Optar por la confianza y por lo positivo frente a la desconfianza y la orientación negativa es un signo de madurez, de libertad, de crecimiento y sobre todo de proactividad que nos permiten generar vida dentro de nosotros mismos y sobre todo caminar ligeros de equipaje o de cargas emocionales que hacen que la vida sea más pesada y árdua.

Cuentan que un maestro iba con su discípulo caminando animadamente hasta que tuvieron que cruzar un río y a esa altura se encontraron a una mujer que también tenía que atravesarlo y que no sabía nadar. El maestro se prestó a ayudarla. Ella se quitó la ropa, el maestro la tomó en sus brazos, la llevó hasta la otra orilla, donde la dejó con toda la tranquilidad del mundo deseándole un feliz viaje mientras que los ojos del discípulo observaban atónitos lo que estaba ocurriendo.

El camino  prosiguió con una actitud callada y reservada del discípulo de la cual es maestro era consciente. Mirando a los ojos a su discípulo le preguntó que le sucedía. En un arranque de sinceridad el discípulo le dijo que no entendía como podía caminar tan tranquilo después de haber llevado a una mujer desnuda en sus brazos.

El maestro le respondió que el había dejado a la mujer hacía una hora, pero que él seguía cargándola en la mente.

¡Qué difícil es desprendernos muchas veces de nuestra taras emocionales!

15/3/11

El arte de escuchar



No esa fácil escuchar, es algo tan difícil como olvidarse de si mismo, de las propias ideas, de las propias experiencias, de las propias creencias que nos acompañan a lo largo de la vida, de lo que forma parte de nosotros mismos para centrarnos en lo que está en frente nuestra.

Es muy fácil estar al lado de una personas e intentar adivinar lo que ellos quieren decir; es muy fácil escuchar a los demás y emitir juicios sobre lo que ellos hablan; es muy fácil escuchar y compadecerse, incluso, del dolor que ellos sienten. Lo más difícil, y al mismo tiempo, lo más hermoso de todo, es guardar silencio, entender, colocarse en el lugar del otro y aprender, conocer, interesarse por el simple y mero hecho de apreciar y valorar la experiencia de otra persona.

Escuchar no es rebatir, querer ganar o tener la razón; tampoco es tener preparada la respuesta a lo que la otra persona está diciendo. Escuchar es saber estar ahí, en el mundo del otro, aprendiendo y dejando que otros aporten a nuestra vida.

14/3/11

Sabe,r para elegir



Quien no acaba de saber claramente 
lo que quiere en y para su vida 
no es posible que elija con acierto. 

Luis Cencillo

Tomar decisiones no es buscar las ventajas que podamos obtener en un momento determinado, es saber dirigirnos hacia lo que realmente queremos en y para nuestra vida. Saber renunciar al éxito momentáneo para mantenerse fiel a lo que se quiere conseguir a largo plazo es una cualidad que no siempre suele tenerse. Vivimos en un momento en que somos tremendamente prácticos y buscamos vivir el momento, renunciando a lo que a la larga puede ser mucho más gratificante y constructivo para nuestra vida. De ahí puede venir el refrán de "pan para hoy y hambre para mañana.

Curiosamente le preguntas a muchas personas como esperan que sea su vida dentro de unos cinco años, lo que quieren alcanzar de aquí a allá y sorprendentemente no hay grandes planes ni objetivos. Nos dejamos llevar por la vida, por las circunstancias, por los acontecimientos en vez de ser nosotros los que marquemos el paso, la pauta y, sobre todo, la dirección y objetivos a los que nos gustaría llegar.

Una buena toma de decisiones es la que tiene siempre presente el objetivo final que se quiere alcanzar. Cuando entramos en un mar de dudas, ¿tenemos siempre presentes el objetivo final o más bien la repercusión inmediata que puede acarrearnos la decisión a tomar? Junto con el objetivo y meta final están los elementos que la componen: aquello que nos motiva, los valores sobre los que construimos nuestra vida y el sentido que le damos a todo.

Cuando tenemos claro a donde vamos, las decisiones son más fáciles de tomar.

11/3/11

Decisiones:¿la razón o la emoción?



Se presenta el dilema, en ocasiones, si las decisiones debemos de tomarlas con la cabeza o con el corazón. Hay quien dice que con la razón, otras que mitad y mitad y hay quien dice que con el corazón. En mi humilde modo de ver la razón tiene un papel preponderante, ya que nos da cierta objetividad y mesura a la hora de decidir. Las emociones pueden estar llenas de inclinaciones que nos pueden cegar en un momento determinado. Pero tanto la razón como la emoción juegan su papel importante en ello.

El primer paso creo que debe ser siempre la razón. La amplitud de miras, la objetividad, la medida de lo que se quiere alcanzar y sobre todo los pros y los contras que nos podemos encontrar en lo que elegimos y en lo que desechamos. Analizar las situaciones con tranquilidad, poner en una balanza lo positivo y lo negativo nos dará una visión bastante buena de lo que podemos escoger o desechar.

El segundo paso es donde entran en juego las emociones y la importancia que éstas pueden tener a la hora de decidir. Una vez que tenemos claro desde el punto de vista racional lo que queremos y lo que desechamos, hacemos una tentativa de ponernos en situación de vivir lo que ya hemos elegido, lo previsualizamos y es entonces cuando dejamos que el cuerpo y los sentimientos nos hablen. Si hay sintonía entre lo que hemos analizado y elegido y los sentimientos que provocan en nuestro cuerpo estamos en un punto de equilibrio en el que elegir se nos pone ciertamente más fácil. 

La conexión mente y sentimientos tiene su sentido y su papel en nuestra toma de decisiones.

10/3/11

Decisión y dialogo



Decidir y dialogar sabiendo ponerse en los zapatos del otro, midiendo el alcance y las repercusiones de aquello en lo que vamos a dar un paso. Dialogar y aprender de los demás sabiendo que nuestro punto de vista no es único. Los demás pueden mostrarnos la otra parte de la verdad, otros aspectos de la realidad.

Decidir en el dialogo es no ofuscarnos en un punto de vista que muchas veces puede ser caprichoso y pernicioso y que atiende más a nuestras expectativas que a nuestras necesidades reales. El dialogo nos aporta libertad y con ella la capacidad de abrirnos a otras realidades que pueden ser tan o más importantes que la nuestra y que pueden llegar a enriquecer nuestro tipo de elecciones. En el dialogo constructivo podemos partir del éxito y de la experiencia de los demás iluminando las oscuridades que pueden darse en nosotros mismos.

¿Alguna vez te has parado a pensar en las veces que has dialogado y lo que el dialogo ha aportado a tu vida? ¿Has llegado a ponerte en la situación de los demás? ¿Te ha enriquecido el ponerte en esa situación? Existe una terapia que consiste en las dos sillas en la que alguien dialoga supuestamente con otra persona. Se sienta enfrente de una silla vacía en la que supuestamente está su interlocutor y habla con él. Cuando tiene que responder se sienta en la silla de enfrente y habla como hablaría el que está sentado en la silla. La experiencia dice que la mente se ensancha, se amplía y comienza a ver y sentir puntos de vista nuevos y diferentes.

El dialogo es abrirse a nuevas posibilidades, a tenerlas en cuenta, a darlas como posible. La decisiones para que puedan ser buenas elecciones tienen que tener en frente las diferentes opciones, con sus riquezas y sus flaquezas, y ver como ellas se pueden integrar dentro del objetivo genreal de nuestra vida.

9/3/11

Decisiones: positividad o negatividad



Hay una tercera actitud que debe hacernos tomar decisiones sabias: la actitud positiva hacia ha vida y hacia lo que hacemos. Nuestras decisiones y elecciones deben actuar en base a la positividad y no a la negatividad que muchas veces se engendra alrededor de nuestras vidas. Lo digo porque es frecuente encontrarnos con personas que le dan una y mil vueltas a las dudas, a los problemas, a las dificultades que nos podemos encontrar en la vida y que, por ello, siempre encuentran en la vida una disculpa para frenar cualquier tipo de acción que puedan tomar ellos o personas que viven a su alrededor.

Es por ello que entre ser mosca, que siempre anda metida en el estiércol, o ser abaja, que saca la rica y productiva miel, la vida nos invita a ser productivos, a ver el lado positivo de las situaciones y a preguntarnos constantemente no el porqué de lo que nos ha sucedido, que debemos tener siempre en cuenta, sino el que podemos aprender de cada situación. Entre ser moscas que se alimentan de la porquería existente y ser abejas que extraen lo productivo de las flores creo que nuestra actitud debe de quedar bien clara. Estamos llamados a alimentarnos y a aprender de las experiencias de la vida y de las personas que nos rodean o de las que nos han dejado huella en la vida a través de diferentes formas.

Las decisiones que debemos afrontar día tras día serán buenas elecciones si alimentan nuestra vida y alimentan la vida de los demás, si aportan y nos lanzan a vivir en vez de frenarnos y paralizarnos ante las diferentes situaciones. Actitud positiva hacia uno mismo y hacia los demás, cosa que implica el estar abierto a aprender de la vida y de los demás.

8/3/11

Decidiendo desde el amor



Esto convencido plenamente que es el amor lo que da sentido a la vida de las personas y que cuando el amor fluye la sonrisa, la alegría y la felicidad son el estandarte de las personas que aman. Siempre me he fijado que en los días de Papa Noél o de la Festividad de Reyes es más grande la alegría de los mayores que ven a sus pequeños abrir los regalos que la de los propios niños. Se me antoja, además, que nunca hemos visto a una persona que ama sentirse mal, a no ser que comparta el dolor ajeno.

Es por ello que el amor es nuestra esencia y nuestro carnet de identidad. Intentar tomar decisiones que no nos ayuden a construir ese mundo de amor nos alejan de la alegría, de la felicidad y de la realización plena como personas. Es por lo que a la hora de decidir lo que vamos a hacer en nuestra vida debemos preguntarnos si es una decisión que nos ayuda a construir un mundo de amor a nuestro alrededor y si es una extensión del amor que llevamos dentro.

Deberíamos tener unos indicadores que nos evalúen en nuestra capacidad de amar y de generar vida en torno a nosotros mismos, a nuestras familias y a nuestro círculo social así como a nuestro mundo exterior. Lo que sembramos, es lo que recogemos, diría Buda. Por sus frutos los conoceréis, señalaría Jesucristo. Mis capacidades de reír, de generar un buen ambiente a mi alrededor, de hacer que fluya la energía positiva y la de ser un puente que une en vez de dividir es lo que tendría que marcar nuestra capacidad de decidir en cada momento. ¿nos damos cuenta de que el cariño, el amor, la unidad es en lo que basa nuestra vida, nuestro trabajo y nuestros relaciones.

La buenas decisiones, las grandes elecciones son las que se basan precisamente en el amor. Pero, ¿tenemos al amor siempre presente en nuestras decisiones?

7/3/11

Decisión y equilibrio



Las decisiones apresuradas son malas consejeras. Siempre se hay dicho que ni se debe tomar una decisión cuando la cabeza no está bien asentada y se encuentra revuelta. Hoy solemos tomar muchas decisiones a la ligera sin medir los efectos que pueden tomar éstas.

Las buenas decisiones siempre tienen en cuenta el equilibrio, y el equilibrio en varios aspectos, el personal, el de las personas con las que uno convive, el de la salud física y emocional, el de la propia naturaleza que a la larga puede pasarnos factura. La economía es otro factor en el que se debe buscar el equilibrio para no caer en situaciones que puedan perjudicarnos o perjudicar a otros. Hay otro elemento que no se debe obviar y que en estos últimos años ha salido a relucir como causante de la profunda crisis económica: los valores, la ética.

La falta de equilibrio nos lleva a ver situaciones muy problemáticas: despilfarro económico, gastar más de lo que uno gana, obsesión por dietas que nos lleva a situaciones de anorexia, bulimia y toro tipo de trastornos alimenticios. Ya ni decir sobre los abusos del alcohol, drogas, ludopatías y otras situaciones que nos tienen auténticamente presos.

Hay otro factor que no deberíamos dejar de lado: el incremento alarmante de insatisfacciones personales que nos llevan a depresiones, ansiedades, estrés y otro tipo de respuestas a la insatisfacción personal.

Decisión y equilibrio son compañeras de camino. Prudencia y tener en cuenta los efectos a diferentes niveles es fundamental el tenerlos en cuenta. No podemos arrojar por la borda la vida, el bienestar, las relaciones personales o familiares. El equilibrio es algo que debemos tener en cuenta a cada momento en las decisiones que tomemos, porque cada decisión nos afecta a nosotros y a los demás.

4/3/11

Decisiones



Todos los días decidimos algo, unas veces es la elección perfecta en la que se nos ayuda a vivir de una manera más eficaz, con mayor calidad de vida y de forma, posiblemente, más eficiente. Otras veces nuestras decisiones intentan paliar el momento en el que vivimos y son decisiones que nos ayudan a corto plazo y que a la larga, posiblemente, nos dejan insatisfechos y frustrados. Pero hay una cuestión que no deberíamos dejar pasar por alto: ¿Qué nos lleva a decidir de una manera u otra? ¿Cuáles son los motivos de peso en las decisiones que tomamos?

Tomemos unos claros y concretos ejemplos de nuestra vida a diaria: Elegimos fumar, beber de forma inadecuada, conducir libremente transgrediendo las normas de tráfico, comer de forma perjudicial para nuestra salud, y así lo que tu quieras poner como situación cotidiana en la que aparentemente nos perjudicamos o perjudicamos a los demás.

Por otra parte tomamos otro tipo de decisiones que aparentemente nos ayudan a vivir de forma mucho más coherente y gratificante: buenas relaciones, pensamientos positivos, comer y beber de forma conveniente para la salud, deporte, fomento de nuestras habilidades personales, sociales, culturales o deportivas, etc.

Por lo general en nuestras decisiones diarias hay un poco de todo. ¿Somos conscientes de porqué decidimos una cosa y descartamos otra? ¿Nos damos cuenta realmente de lo que buscamos en cada una de las decisiones? ¿Sabemos, a ciencia cierta, si nos benefician o nos perjudican? ¿Y a los demás, les ayuda o les desfavorece?

Esta mañana hablaba con una profesora de filosofía a la que le preguntaba sobre el porqué nos cuesta tanto el preguntarnos a nosotros mismos, o nos molesta que otros nos pregunten. La pregunta nos enfrenta  a algo tan importante como es uno mismo. Saber lo que nos mueve a actuar de una u otra manera nos deja al desnudo y a veces nos da miedo el vernos al espejo. Preferimos navegar en medio de las escusas y de los autoengaños que enfrentarnos a la propia realidad.

Para decidir hace falta ser sincero con uno mismo y tener claro que hay cosas que no podemos dejar atrás pues al final pueden pasarnos factura.
  1. La conciencia. Si no actuamos desde lo que realmente somos y creemos se creará un conflicto con nosotros mismos que nos llevará al desequilibrio interior.
  2. Los valores. Todos tenemos valores en los que creemos y de los que hablamos a los demás. No tenerlos en cuenta a la hora de decidir formará parte de la incongruencia interior. Podemos elegir contravalores simplemente para paliar el momento, dejando que la contradicción nos pase factura más tarde tanto a nivel personal como a nivel personal, social, laboral o, incluso, económico. Como bien dice el refrán: "Pan para hoy, hambre para mañana".
  3. El sentido de nuestra vida. Nos dirigimos hacia unos objetivos y metas que son los que le dan sentido a nuestras vidas. Toda decisión que nos aparte de ellos será una carga efectiva y emocional que no nos ayudará a vivir de forma plena. Todo aquello que nos ayude, por el contrario, a alcanzar las metas y a darle un mayor sentido a nuestra vida será un buen ingrediente de nuestras decisiones.
La mejor manera de saber que se encuentra detrás de nuestras decisiones es saber lo que realmente nos mueve y lo que queremos conseguir con ello. No es lo mismo comprar una vivienda determinada, por ejemplo, porque te sientes a gusto en ese tipo de estructura, que por ejemplo comprarla porque te da mayor estatus social, o porque te permite vivir cerca de tus amigos o familiares o de tu ámbito laboral. Los motivos reales son los que determinan realmente lo que nos lleva a decidir de una forma u de otra y los valores o contravalores que en esa decisión hay. Todo es cuestión de ser sinceros con nosotros mismos, de mirarnos a los ojos y de respondernos con franqueza.

Las buenas decisiones son las que se toman según la conciencia, los valores y lo que uno queire alcanzar en la vida.

3/3/11

Amor o apego





Te acepto como eres, 

si esto no implica autodestruirme 

por hacerte feliz, 

porque si tu felicidad es 

inversamente proporcional a la mía, 

algo está funcionando mal 

entre nosotros. 


Walter Riso


La grandeza del amor radica en dar lo mejor de un mismo a los demás, y para dar lo mejor de mi mismo no hay nada como trabajar la propia calidad de mi persona, cuidarme, crecer, desarrollar lo mejor posible todas mis competencias. La frase por autonomasia sería la de "amar al prójimo como a uno mismo". La gran dificultad y obstáculo que muchas veces nos encontramos en el amor es creer que necesito renunciar, autodestruirme o ignorarme a mi mismo para poder satisfacer a los demás. Una vez que entras en esta dinámica sólo cabe una pregunta: ¿qué ofrezco a los demás si me he descuidado a mi mismo?

El amor, la amistad y las relaciones humanas deben potenciar y complementar a las personas. Saber apreciar y respetar lo que la otra persona es, dar independencia, permitir que sea y fomentar su crecimiento personal por mucho que a uno le cueste ver cierto despegue puede ser una de las señales del amor y del respeto hacia el crecimiento y la vida de los demás.

Las lágrimas de una madre o de un padre que ven a su hijo o hija marcharse de casa porque se independizan son cada vez menos frecuentes porque cada vez se entiende que el crecimiento lleva precisamente a eso, a permitir ser, a dejar que cada uno ande su propio camino.

Una de las satisfacciones más grandes es ver como uno ha conseguido la independencia. Ver como uno aprende a caminar, a pesar de las caídas, como aprende a arreglárselas por si mismo debe ser un gran signo de satisfacción y de reconocimiento para uno mismo. Es como ver un trabajo completo, realizado o culminado.

Muchas veces nos encontramos con situaciones en las que intentamos sobreproteger, nos creemos salvadores o esenciales en la vida de los demás. Tal vez tengamos mucho que aportar, no lo dudo, pero la mayor aportación es permitir que el otro crezca y piense por si mismo. Decía Don Helder Cámara que cuando alguien te pida de comer que no le des un pescado, sino más bien una caña de pescar. No hay nada como permitir que los demás crezcan por si sólos, e invitar incluso a ello, aunque a veces no guste y prefieran la seguridad de lo que podamos dar.

Otras veces nuestro ego nos lleva a hacernos sentirnos indispensables en la vida de los demás. Tal vez nos realicemos como personas y nos sintamos bien, para también puede que ahoguemos las perspectivas, iniciativas y las ganar de crecer y de vivir de los demás con la harina de su propio costal. En estas circunstancias nos valoramos más a nosotros mismos, y tratamos a los demás como seres inútiles y dependientes. No hay nada como ver que los demás confían en uno mismo y en que uno se las puede arreglar por si mismo. Al principio nos invadirán las dudas y temores, incluso el sentimiento de no sentirnos apoyados. Al final habrá un sentido de satisfacción de haberlo conseguido por nosotros mismos.

Y en la vida de pareja, es otro tanto de lo mismo. No nos unimos para recibir, sino para compartir en todo momento lo que somos. Y lo importante es saber ser, saber crecer, saber desarrollarse, saber ser alguien genuino, único y diferente, no dependiente sino de las inclinaciones, valores, creencias, talentos, fortalezas y ganas de dar vida a los demás.

2/3/11

¿Somos iguales?



Hoy recibía un mensaje sobre la capacidad que todos tenemos de desarrollar nuestras cualidades en la vida de una forma que nos lleve a la excelencia. El mensaje decía:  "Tu crees? Me alegraste el día al pensar que mis células y las de Einstein son iguales............Si las trabajo? Funcionaran de la misma manera?umhhhhhhhh"  

Es curioso que muchas veces nos sentimos como personas que no podemos dar la talla al mismo nivel que Einstein, Mozart, Bethowen, Migue Angel y otros tantos que han pasado a la historia por lo que nos han legado. A pesar de que la vida no consiste en hacer grandes y vistosos inventos, obras de arte o descubrimientos sino en desarrollar la vida que uno tiene para disfrutarla mejor y hacerla disfrutar no caemos en la cuenta de algo importante: Los grandes como Einstein, Bethowen y otros muchos que han destacado a la larga han destacado primero por ser unos inutiles y unos inadaptados en los centros de estudios en donde los han expulsado o los han calificado como nefastos estudiantes.

A veces la excelencia comienza precisamente por ahí, por no adaptarse a las circunstancias, por experimentar nuevas necesidades y por abrir nuevos caminos que nadie ha intentado abrir o imaginar jamás. De ahí podemos descubrir las Américas como Colón o dar la vuelta al mundo como Julio Verne. Estamos hechos, pues, de los mismos genes. ¿Cuál es la diferencia? El hacerse preguntas, el intentar dar respuestas, el intentar abrir nuevos caminos, y el ser original y diferente.

Dicen que todos han visto caer una manzana, pero sólo uno se preguntó el porqué caía, descubriendo así la teoría de la gravedad. La curiosidad mató al gato, dice el refrán, pero también ha abierto y sigue abriendo nuevos caminos. El problema está en que nos cuesta pensar, ponernos nuevos retos, diseñar algo diferente para nuestras vidas. Estamos hechos de la misma materia, la diferencia estriba en lo que estamos dispuestos a hacer con ella, con nuestro cuerpo, con nuestra mente, con nuestras capacidades. Por desgracia optamos por la seguridad, y ello frena el conocimiento, la investigación y el riesgo de los nuevos caminos y experiencias.

Descubrir nuestra capacidad y los talentos que tenemos, gozar de ellos, darles tiempo, cultivarlos y dejar que estos talentos traigan otros nuevos es algo importante para crecer como personas pero, ¿nos interesa crecer y pagar el precio de crecer y desarrollar todos nuestros talentos? Y a la pregunta con la que empezaba tan sólo responder con otra. ¿trabajamos todas nuestras cualidades o preferimos quedarnos al 50%?

1/3/11

Observando el éxito




Ayer reflexionaba sobre los talentos, que aunque puedan ser innatos en uno, tienen que ser desarrollados a través de la metodología y la constancia en la vida diaria. Hoy en una reunión de trabajo constataba que es precisamente el esfuerzo y la constancia, así como la fe en lo que se persigue, lo que hace que unos sigan en el camino y otros, en cambio se caigan y abandonen.

La vida puede premiarnos a través de un lance de suerte, pero la buena suerte no es fruto del azar sino del trabajo, de la constancia y de la planificación que uno lleva a cabo de forma consciente, trabajada con mimo y con gusto.

Hablaba por teléfono con una amiga y colaboradora que, en su constancia y tesón, está viendo como su negocio le va llenando cada día más de satisfacciones personales y económicas. Veía a compañeros de trabajo conseguir retos a nivel personal y profesional que para otros les resulta difícil o imposible alcanzarlos.

Ante estas circunstancias y lejos de quedarme en una sana envidia, intentaba ver más allá de los frutos que mostraban, los esfuerzos, las coherencias entre pensamiento y acción, el trabajo metódico y continuo en su quehacer diario, la búsqueda infatigable de resultados, el saber que sus vidas y sus rumbos van en una dirección concreta.

Y en estas observaciones que hacía me venía a la mente la frase de Aristóteles Onassis que decía; “Tenemos que aprender a navegar con vientos fuertes”. Y la vida es precisamente eso, una continua carrera en la que a veces el viento te viene de frente, otras de lado y en otras ocasiones te viene por detrás ayudándote a caminar.

Pero el dominio de los vientos solo lo conseguimos cuando nos echamos a la mar, cuando montamos en la bicicleta y pedaleamos a pesar de la fuerza resistente de los vientos. La vida es para saber vivir cada momento y tener la destreza de cómo dirigir la barca en las circunstancias que nos tocan vivir. Para ello es preciso pararse a pensar, a planificar y a programar. Es necesario dar un y otro paso más, mirar al frente y a los lados. Al frente para saber hacia donde vamos y a los lados para saborear el camino que realizamos.

¡Qué importante es no quedarse viendo tan sólo el éxito de los demás, sino ver todo aquello que produce y hace posible el éxito! Porque de ello podemos aprender y aprovechar.