25/1/11

Tiempos para cada cosa



Hay un tiempo para cada cosa bajo el cielo: tiempo de vivir y tiempo de morir, tiempo para amar y tiempo para odiar, tiempo para la guerra y tiempo para la paz, y así prosigue el libro del Eclesiatés. Y al mismo tiempo que difícil nos resulta saber vivir cada tiempo, especialmente los tiempos difíciles, los tiempos en que nos vemos perjudicados por la vida. Son esos tiempos de sufrimiento, de pobreza, de incomprensiones, de muertes cercanas o de situaciones que nos agobian. ¿Qué nos queda, después de todo, de éstas situaciones?

La mayor parte de las veces vivimos estas situaciones sin hacernos muchas preguntas clarificadoras. Vivimos inmersos en el llanto, en la tristeza, en el dolor, en ese sentirnos victimas desprotegidas de los vaivenes de la vida. Pero detrás de cada situación siempre hay algo que nos llama a aprender, a crecer, a evolucionar, a transformarnos, a ser más libres, más independientes, más autónomos y, por ende, mucho más humanos.

La fragilidad nos muestra, si somos capaces de pararnos tranquilamente a observar, la fortaleza escondida dentro de nosotros. Párate, por un momento, a pensar en situaciones pasadas, situaciones duras, momentos en los que has creído no ser capaz de salir a flote. La distancia del tiempo nos hace ver la situación en la que estamos ahora. Hemos sobrevivido, aprendido, crecido, asumido nuevos roles, desarrollado nuevas características. Y han sido esos momentos difíciles los que nos han ayudado a crecer.

Aceptación del momento, sentir la llamada a crecer y evolucionar, confiar en lo que la vida nos ofrece y nosotros podemos ofrecer a la vida, adaptarnos a las circunstancias....., todo eso es el quid de la cuestión. Y depende de nosotros, de nuestra actitud, de nuestra proactividad.

No hay comentarios: