10/5/11

La dificultad, ¿qué es?



Veía yo hoy un vídeo de Alison Lapper, que pongo hoy en el blogg de presentaciones que me hace pensar una vez más en el sentido que le damos a las dificultades que nos encontramos en la vida. Hay quien se queda paralizado y hay quien es capaz de hacer algo que puede llegar a sorprender a todo el mundo. La voluntad, el sentido que cada uno tenga de la propia vida, y la actitud, que es fruto de ambas, es lo que determina todo lo que viene después y como lo desarrollamos.

Después de ver el vídeo de Alison o de muchas otras personas podemos sentir una gran admiración hacia ellas, pero lo más importante es lo que la actitud de los demás aporta a cada una de nuestras vidas.

¿Qué hay en mi vida que que hace que me sienta un inútil? ¿Es ese aspecto que me paraliza el único que tiene fuerza dentro de mí? Si hay alguien que no tiene el sentido de la vista, o que no tiene piernas, o que le faltan los brazos,o que es sordo o mudo por lo general nos dejan ver que pueden hacer otras cosas que marquen una gran diferencia. ¿Dónde estriba la diferencia?

Yo no soy unas piernas o unos brazos, yo soy yo y lo que llevo dentro de mí. Yo soy lo que libremente decido ser en medio de las circunstancias. Y lo que marca la diferencia, además del sentido de la vida, la voluntad y la actitud es el punto de mira.

Si mi punto de mira es el defecto, ahí quedaré estancado, el defecto me paralizará. Si mi punto de mira es lo que es útil en mí, aprovecharé lo útil para darle un mayor sentido y valor a mi vida. La autoestíma es radicalmente importante, porque no son las limitaciones lo que me definen sino el ser yo y lo que me acompaña dentro de mí.

Desde aquí un brindis por todos aquellos que son enseñan a salvar las dificultades.

9/5/11

El común denominador



¿Has oído en alguna ocasión a gente decir que "siempre me pasa lo mismo", "nunca tengo suerte", "siempre me vacilan" y una larga letanía de quejas que al fin y al cabo dan a entender que uno no está satisfecho con lo que le pasa en la vida? Tendemos, incluso, por lo general a culpar a los demás de nuestros problemas y de nuestras malas suertes. Pero rara vez nos ponemos a analizar cual es el común denominador de nuestros problemas.

Muchas veces somos reiterativos en nuestros comportamientos. Nos rodeamos del mismo tipo de gente, metemos en nuestra cabeza el mismo tipo de mensajes. Ponemos los mismos tipos de disculpas. Utilizamos el mismo tipo de herramientas, por lo cual no es de extrañar que obtengamos el mismo tipo de resultados.

Podemos decir que "nuestra" manera de hacer las cosas o "nuestra" intención es la mejor del mundo, pero lo cierto es que de nuestra manera de proceder y de nuestras intenciones se dan resultados que no son exactamente los que queremos. Lo peor de todo es la rigidez mental que tenemos creyendo que estamos en la posesión de la verdad y no cuestionándonos en absoluto a nosotros mismos.

Cuando repetidas veces, consciente o inconscientemente, nuestros procedimientos siguen la misma línea, lo lógico y normal es que el fallo puede estar dentro de nosotros y no en los demás. ¿Has pensado alguna vez en el denominador común de todo aquello por lo que te quejas? Podemos mirar hacia fuera, pero seguro que si miramos dentro de nosotros mismos la riqueza será mayor.

6/5/11

¿Caos? Algo querrá decir



Alguien mencionaba en un comentario hecho que el caos si, pero en pequeñas dosis. La verdad es que cuando viene en grandes dosis, ¿qué sentimos? Tal vez nos veamos inmersos en un mundo que nos queda muy grande y nos veamos medio perdidos y desorientados. Pero bueno, esa es la realidad y con ella creo que hay algo más, sobre todo cuando el caos es de gran medida. Tal vez dos actitudes creo que sean las principales: una la de guardar silencio y la segunda dar pasos después de haber escuchado al silencio.

Lo de guardar silencio me parece importante, porque por lo general solemos escuchar poco. Ni escuchamos a la vida, ni a nosotros mismos ni a las personas que nos rodean. Tal vez sea más fácil quejarse y culpar a la vida y a los demás de todas las desgracias que nos ocurren. Pero lo difícil y, ¿por qué será que nos cuesta pensar?, es precisamente escuchar y pensar lo que nuestro propio caos quiere decirnos. Fíjate que muchas veces lo que para mi es un caos, para otros no lo es.

¿Qué dice cada situación sobre mi mismo? ¿A que se me invita en cada situación que parece caótica en mi vida? ¿Qué puedo aprender, no ya de los demás, sino de mi mismo? Silencio, escuchar a la vida, apreciar lo que no entiendo, valorarlo, dejar prejuicios y sentimientos, permitir que las situaciones hablen y me ayuden a conocerme más a mi mismo.

Yo creo que dentro del caos la vida tiene sentido, simplemente hay que buscárselo y dárselo. A veces no es lo que puede parecer, sino lo que simplemente es. Lo que pasa es que mezclamos situaciones, sentimientos, necesidades, creencias y valores. Lo juntamos y le damos mil y una interpretaciones, cuando a veces la realidad es mucho más simple que las interpretaciones que podamos darle. Tenemos que aprender a escuchar.

5/5/11

Caos, una parte más de la vida.




¿Vivir en el orden o en el caos? Hay quien es capaz de vivir en ambos sitios y hay que se muere dentro del orden o dentro del caos. Hay personas  para todo. Pero, ¿Qué representan caos y orden en nuestras vidas? ¿Qué hace que éstas situaciones nos llenen de energía positiva o negativa? Todo es cuestión de entrar dentro de nosotros mismos y darnos cuenta de lo que experimentamos dentro de nosotros.

Cuando hay caos, por lo general, nos sentimos con una falta de control sobre las situaciones. Ello puede ponernos en evidencia, ¿Quienes somos nosotros cuando no somos dueños de la situación?

La falta de control nos sumerge en la incertidumbre, en la inseguridad y en la desconfianza. No sabemos ni a donde vamos, ni lo que nos espera. Dudas y miedos afloran en nosotros.

La duda y el miedo nos llevan al estrés. Éste nos lleva a la ansiedad y ésta a perder los papeles que generalmente desarrollos con tranquilidad en la vida. Es decir, dejamos de ser nosotros mismos.

La vida es caos, cambio, movimiento. Lo vemos constantemente alrededor: huracanes, inundaciones, terremotos, sunamis, etc. Caos y la vida sigue. Alguien llegó a decir que el caos es un orden que todavía no conocemos.

Pero para quien acepta y vive el caos, ¿Tiene éste algún sentido? Tal vez si. ¿Has visto bajar por aguas salvajes a deportistas con sus embarcaciones y con sus cascos puestos? Sachan solo un ejemplo de lo que puede ser vivir sin controlar las situaciones: una llamada a dejar salir de nosotros la destreza, la cualidad, los recursos. Es el juego de la vida, el de saber moverse en las aguas turbulentas.

Caos, una parte más de la vida.

4/5/11

Disciplina: ¿Carga o liberación?



¿Cómo ando de disciplina? ¿Soy fiel a mis planes y proyectos? ¿Reniego de lo que me exijo día a día o me siento satisfecho? La disciplina es un valor que no creo que dudemos de él, pero muchas veces se da el hecho de que la disciplina nos hace sentirnos agobiados y la mirada se nos va, por momentos, hacia situaciones en las que nos gustaría sentirnos liberados de las pautas que nosotros mismos nos marcamos.

La disciplina para entenderla y valorarla tiene que estar íntimamente unida y relacionada con las metas y objetivos que nos proponemos y deseamos alcanzar en la vida. Puede ocurrir que nos valoremos suficientemente esas ilusiones, bien porque sean impuestas, bien porque las asumimos socialmente sin hacerlo plenamente de forma individual.

Cuando el sentimiento de lo que queremos permanece en el horizonte de nuestra mente, los pasos y los esfuerzos que tenemos que dar cada día tienen más sentido y son mucho más llevaderos, es más se sienten como una fuerza que nos libera y que nos hace crecer como personas en sí.

De todas formas siempre cabe una pregunta, ¿hay disciplina en nuestra vida? ¿la necesito? ¿cuáles son los ejercicios de disciplina a los que me someto constantemente? Porque a lo mejor la disciplina no tiene una presencia tan significativa en nuestra vida, y tal vez ello es que no nos hemos propuesto metas realmente significativas.

3/5/11

Nunca te acostarás



Aunque somos conscientes del dicho de que nunca te acostarás sin saber una cosa más no estaría mal ser conscientes de ello cada día. Más que nada se me antoja decirlo porque la fuerza de la rutina nos lleva a dejar pasar por alto en nuestro día a día la cantidad de detalles que pueden hacer de la vida algo mucho más agradable.

Por otra parte el tomar conciencia de lo que uno es capaz de aprender cada día aumenta la sensibilidad de cada uno de nosotros hacia la misma vida y hacia lo que los demás pueden ofrecernos, simplemente por estar ahí, al estar a nuestro lado en la vida. Aprendemos de la vida de los demás y nos dejamos sorprender por lo que los demás realmente son y aportan a la vida.

Tan sólo un pequeño ejercicio. ¿Que y cuántas cosas y de quien he aprendido en la última semana de mi vida? Si el contacto con mis seres queridos, no me enriquece, posiblemente no estoy regando una hermosa planta con la que convivo. Si mis compañeros de trabajo no me enriquecen cada día, el trabajo tal vez se está convirtiendo en una carga y en algo posiblemente tedioso en el que no puedo expresar lo mejor que hay en mí.

¿Qué he aprendido hoy de la vida y de los demás? ¿Lo he sabido agradecer?

2/5/11

Nosotros



Puedo apreciar lo que soy y valorarme por lo que llevo dentro de mí. También puedo valorar a la persona que vive, trabaja o camina conmigo en la vida. Puedo admirar sus talentos, su forma de ser, su visión de la vida. Hay una experiencia que va mucho más allá de mi mismo y de la persona que elija para lo que crea conveniente, es la experiencia del nosotros, de la unión, del equipo. Es el sentido de pertenencia y al mismo tiempo de simbiosis de lo que llegamos a ser cuando formamos parte de algo o de alguien. Sería interesante sentarse a apreciar lo que uno es y llega a ser cuando forma parte de un equipo, de uno nosotros.

Una nota musical pierde mucho valor cuando se pierde ella sola en el aire. Alcanza un poco más de valor cuando se junta con otra y es inmesurable cuando se junta con varias y forman una sinfonía o una canción. Nos transportan, nos elevan y hacen que todos nuestros sentimientos saquen lo mejor de nosotros.

Al igual que las notas musicales podemos observar que los grandes jugadores de fútbol brillan cuando hay un equipo que los apoyan y que junto con él crean, elaboran y forman parte de sus grandes jugadas y goles, o de sus grandes defensas.

Como individuos somos realmente grandes, pero al mismo tiempo somos como una gota de agua en el mar, o como un pequeño grano de arena en el desierto. En conjunto alcanzamos una belleza que difícilmente se podría por sí sólo. Apuesto que detrás de los grandes nombres de la historia se esconden grandes equipos de personas.

Verse a si mismo dentro de un equipo, de una familia, de un grupo en el que uno enriquece y se deja enriquecer nos ayuda a sentirnos valiosos y a sentir a los demás como tal. Todos, de una manera u otra, aportamos a la vida, a nuestra vida diaria grandes dosis de valores que cuando se juntan se multiplican sin que muchas veces seamos conscientes de ello. Y es algo de lo que tenemos que ser conscientes para valorar y para saber agradecer a los demás, a todos aquellos con los que de una u otra manera tenemos un sentido de pertenencia.


29/4/11

Salir de forma diferente



Es una experiencia que muchas veces te deja medio perplejo y que posiblemente no comprendas del todo de forma clara. Entras en una conversación, escuchas atentamente y poco a poco y sin que te des cuenta parece que vas descubriendo cosas que estaban latentes en tu vida, sin que tu te dieras cuenta pero con una incidencia tal vez importante.

Cuando uno ejerce una escucha atenta a lo que la vida u otros pueden decir hay algo que sucede dentro, cambian los parámetros, las visiones, las posibilidades y comienza a arrojarse más luz sobre el presente que uno vive y la posible incidencia del pasado en lo que uno puede vivir de forma inconsciente en el día a día.

Estar abierto, sin enjuiciar, con ánimos de aprender y de entender, amplía los horizontes de cada uno, ¿no crees?

28/4/11

Lo que necesito de ti



Reconocer que uno necesita de los demás tal vez sea una de las premisas más importantes a la hora de crecer personalmente y de entablar una verdadera comunicación y sin tapujos con los demás.

Al reconocer que necesito de los demás soy capaz de ver esa parte vulnerable de mi yo y esa vida no desarrollada al completo, esa vida que día a día se está haciendo y desarrollando.

Es más, cuando me reconozco y me acepto, me dejo ver, me doy a conocer y cuando ésto sucede le estoy dando a los demás la necesidad de aportar algo a mi vida.

El mundo de las relaciones no es un mundo de adivinos donde se juega a que adivinen lo que necesito, lo que me pasa o lo que se cuece dentro de mí. La interpretación y la adivinación tienen que dar paso a algo mucho más importante: la comunicación, una comunicación basada en la confianza y en el reconocimiento de lo que uno es, de lo que carece y de lo que otros le pueden aportar a su propia vida.

Pero además, reconocer ante el otro que necesito de él además de hacerme humano también lo hace al otro más, ya que le estamos diciendo que en su vida hay riqueza, una riqueza que puede apagar la sed que existe en la de uno.

Lo importante es saber y querer comunicarse. ¿Seremos capaces de hacer una lista de nuestras necesidades y compartirlas? A veces el orgullo puede más, pero más importante es la vida.

27/4/11

¿Quién soy yo y ante quién soy?



Desde que nacemos dependemos ciertamente de los demás, especialmente de nuestros padres. No nos valemos por nosotros mismos. Tal vez esa sensación y realidad de codependencia nos lleva muchas veces a necesitar de los demás y a depender de ellos. Los demás, en este sentido, son un arma de doble filo: pueden servirnos de acicate para desarrollarnos a través del apoyo y reconocimiento, o pueden servir de castigo criticándonos, juzgándonos o despreciando nuestras vidas. De ahí que muchas veces nos mostremos y que otras nos ocultemos de los demás. Dicen que siempre habrá dentro de nosotros algún secreto que tan sólo compartimos con nosotros mismos.

Imagínate por un momento que estás totalmente a tu aire, en tu casa, en una playa desierta o en un lugar en el que eres plenamente consciente de que nadie te observa. ¿Cómo actuarías, vestirías, pensarías o hablarías contigo mismo? Imagínate ahora que a tu lado hay seres con los que compartes gran parte de tus valores y creencias. ¿Actuarías exactamente igual? ¿Y si la gente que estuviera a tu alrededor fuera gente que no te acepta, qué harías? Y puestos en el caso, ¿qué ocurriría si los que te ven son gentes que desconoces?

No hay nada como llegar a casa, cuando ello se puede dar, y sentirte a gusto, apoyado y respaldado. Me viene a la mente aquella mítica frase de Adán de que "ésta es carne de mi carne y hueso de mis huesos...." Para sentirnos plenamente libres necesitamos de ese calor, de esa mirada que te respeta como persona, de ese alguien que ve en ti a otro alguien genuino y especial.

Es cierto que a quien te respeta y admira le debes algo muy importante: respeto y admiración, y sabiendo que es alguien diferente a ti, alguien que también necesita exclamar que eres carne de su carne y hueso de sus hueso, algo que hoy llamaríamos empatía.

Ser yo dentro de mi propia casa, de mi propio trabajo y dentro del mundo que me rodea. Ser yo, dejando ser tú a los demás, de tal manera que todos nos veamos apoyados, valorados y ayudados a sentirnos libres y confortables en lo que somos para que mejor nos podamos desarrollar y crecer.

26/4/11

Yo, tu, ¿Todos?



Siento que el YO es importante, tan importante que es trascendental. Sin mimarnos o cuidarnos creo que la vida sería una ruina. Siempre se ha enfatizado al OTRO en la vida de tal manera que muchas veces se nos pedía renunciar a ser nosotros mismos en el nombre del AMOR. Como creyente siempre he admirado el resumen de lo que la importancia de la fe o de la religión en la vida de la persona humana: Amarás a Dios y al prójimo como a ti mismo.

Amar a Dios, seas creyente o no, es amar LA VIDA en sí misma. Si no amo lo que me rodea, aunque a veces sea difícil entender lo que pueda suceder al rededor de uno, difícil mente puedo amar al otro y mucho menos amarme a mi mismo. Tenemos que sentirnos cómodos y satisfechos allá donde estemos, de lo contrario, mal asunto.

Pero fíjate por donde que el orden en el mandamiento es Dios, el prójimo y uno mismo. Tal vez de ahí siempre queramos colocarnos de últimos. Curiosamente el orden real no es ese, sino DIOS, UNO MISMO y PRÓJIMO. Sí, amar al prójimo COMO a uno mismo.

Si no me amor, no me cuido, no me valoro, no me desarrollo como persona, ¿qué puedo dar a los demás? El mayor amor que puedo dar a la vida y a los demás es el de mi propio desarrollo personal. Lo que desarrollo puedo ofrecerlo y compartirlo. Solo cuando me amo, puedo amar. Sólo cuando me perdono, puedo perdonar. Sólo cuando se crecer, puedo ayudar a crecer a los demás.

25/4/11

Yo



¿Quién soy yo? Es la gran pregunta, la gran interrogante, el enigma que muchas veces nos rodea. ¿Somos cometas al viento? ¿Tenemos identidad propia? ¿Somos productos elaborados por una sociedad o sistema que nos va diciendo como tenemos que ser?

¿Soy acaso el cuerpo que habito? Lo digo porque nuestro cuerpo es un gran dilema que influye hoy en día en nuestros estados de ánimo. Desde la publicidad nos dicen cuál debe ser el tipo ideal de cuerpo a tener, el color, el corte y el brillo ideal de nuestro cabello, el color de nuestra piel o hasta el blancor de nuestra dentadura. Algunos sucumbimos ante estas exigencias cayendo en neurosis extremas de culto al cuerpo. No importan si llegamos a ser anoréxicos, bulímicos o depresivos. Tal vez lo podamos conseguir o no, pero cuando miro a tanta gente que camina sin complejos por la vida, a tantos que han perdido la movilidad después de un accidente, aunque no han perdido su sonrisa, después de ver a cantidad de personas que han superados traumas horribles de su cuerpo algo me dice que YO NO SOY MI CUERPO, al fin y al cabo mi cuerpo cambia todos los días.

¿Acaso soy yo el rol que desempeño? Tal vez me identifique como padre, madre, hijo, hija, asesor, médico o albañil. Es el trabajo que hago a diario, es mi responsabilidad que tengo que acometer cada día pero, ¿qué pasa cuando un día alguien se va del lado de uno, bien por muerte bien por los diferentes caminos de la vida que uno toma. ¿Qué pasa cuando uno ya no está en su puesto de trabajo o cuando no está ejerciendo como tal? ¿Qué sucede cuando me quito mi uniforme de trabajo y me enfrento a la dura realidad de cada día y a lo que tengo? ¿Soy reconocido por la labor que hago o por la persona que hay detrás de un rol o trabajo? YO ALGO MAS QUE UN TRABAJADOR O UN ROL EN LA VIDA.

¿Soy una persona dependiente de lo que los demás esperan de mi? Tal vez la actitud de servicio o de querer estar a la altura de las circunstancias nos lleva a querer agradar a mucha gente, caer bien, ser el punto de atención de los demás, ser alguien valorado por los demás. ¿Y qué pasa cuando no consigo agradar a los demás? ¿Qué ocurre cuando mi vida no responde a sus expectativas? Tal vez me suma en una profunda desilusión y quien sabe si llegue a detestarme a mi mismo. YO NO SOY LO QUE OTROS ESPERAN DE MI.

SOY ALGUIEN, con pensamientos, ideas, creencias, valores, actitudes, miedos, ilusiones, esperanzas, anhelos, sentimientos que forman parte de la vida. SOY ALGUIEN genuino, particular, especial, único con capacidad de generar vida, de dar vida y de darle a la vida el propio color que llevo dentro como consecuencia de lo que pienso, siento y creo.



22/4/11

Viernes Santo y paradojas de la vida



Hoy es Viernes Santo y me vienen a la mente las grandes paradojas de la vida en las que cantidad de dichos e ideas un tanto irracionales pueden confluir para explicar las mismas situaciones. Una de ella puede ser fácilmente la de "métete a redentor y saldrás crucificado", otra es la de "Quien mal anda, mal acaba", también podríamos decir la de "por sus frutos los conoceréis", por no decir la de que "quien siembra, recoge".

¿Son realmente ciertas estas frases? ¿Dibujan la realidad tan cuál? ¿Pueden aplicarse a la vida de Jesús? ¿Es Jesús la excepción?

Si bien es cierto que la muerte de Jesús, simbólicamente hablando es la muerte de un malhechor, es una muerte fruto de un castigo, no creo que la realidad sea precisamente esa. La muerte, el desprecio, la frustración y la soledad además de ser signos de coherencia con una vida y con un mensaje, son también símbolos de la contradicción humanas que muchas veces no recoge, precisamente, los frutos que ha querido sembrar ni pone el fin deseado a una trayectoria que se ha recorrido. La vida no siempre es como lo que sucede en la películas. Sientes que das cantidad y que recoges, en ocasiones, poco, nada o exactamente lo contrario de lo que te has propuesto.

Es difícil entender la vida, pero para el que le da un sentido todo lo que ocurre siempre tiene un pequeño o gran hueco en la trama de la película que vive. Y lo que vive lo hace desde una dimensión que otros tal vez no entiendan, ya que mientras unos se mofan y burlan, otro sigue creyendo en unos valores, en una actitud y en un estilo de vida, que en el caso de Jesús sigue siendo el perdón, el respeto y la generosidad.

Mucha gente tenemos dificultad en saber vivir las vicisitudes de la vida. Nos quejamos. Nos sentimos víctimas de las circunstancias, de los demás o del sistema establecido. Sólo quien acepta la realidad y le da sentido, o más bien quien integra la la realidad en el sentido que tiene su vida puede vivir plenamente el dolor de una manera plena, constructiva y gratificante. 

Es por ello que el símbolo de la cruz es el símbolo no de la renuncia o del fracaso, sino el símbolo de una manera de vivir que tiene total significado aún cuando otros se puedan burlar, mofar o rechazar. Tan sólo quien lo vive con sentido sabe plenamente lo que vive

21/4/11

Reacciones

Siempre me ha llamado la atención un pasaje del evangelio en la que espíritus inmundos se sienten atacados por Jesús y se vuelven como locos.

Hay personas que cuando se sienten retadas reaccionan de una manera muy violenta. El reto es como si alguien intentara destruirla y ante la amenaza reaccionan violentamente. En su semblante y en sus palabras más que una actitud drástica, agresiva y violenta se denota algo más importante: miedo, terror, inseguridad.

¿Qué pasa si alguien nos reta? ¿Qué sucede si alguien nos pone a prueba? ¿Qué ocurre si alguien actúa de manera diferente?

¿Por qué tender a justificarnos, a querer agradar o a querer tener la razón? Si alguien nos reconoce o aprueba, ¿Tendremos realmente más razón? Lo importante es vivir coherentemente con nosotros mismos y no caer en el juego de los demás.

20/4/11



Hemos sido educados en un mundo en el que teníamos que decir SI en casi todas las ocasiones. Era como un símbolo de la disponibilidad, generosidad, apertura y de tener en cuenta al otro. Incluso se nos inculcaba poner al otro por encima de todo, una manera de entender el amor.

El NO era algo más bien insultante. Era, precisamente, todo lo contrario: egoísmo, tacañería, falta de empatía y muchas cosas más. De hecho, si alguien nos dice NO, ¿cómo reaccionamos? Generalmente se produce en nosotros un sentimiento de no reconocimiento, de no sentirnos tenidos en cuenta o incluso de menosprecio. El No produce, por lo general, un sentimiento negativo en nosotros.

La vida está hecha de SI y NO. Si hacemos un recorrido sincero por nuestras vidas y recorremos todas las respuestas afirmativas y negativas que hemos dado en la vida estoy seguro de que hay más de un SI y más de uno del que nos hemos arrepentido y más de un SI y de un NO del cual estamos agradecidos.

Saber decir NO en un momento dado puede ser una respuesta sincera, profunda y sobre todo "de personalidad y de seguridad en uno mismo". Detrás de muchos SI se esconden miedos a no ser aceptados o a ser integrados en un grupo de trabajo o social. NO implica poner por delante unos valores, unas creencias y un sentido ético ante lo que uno cree y piensa de la vida y de sus circunstancias.

El NO dentro del sentido negativo que etimológicamente puede tener conlleva toda una sensación de vida y de reafirmación de la personalidad. ¿Cuantos NO en nuestras vidas nos han llenado y han llenado de vida a otros? Tenemos que aprender a vivir con el NO, pues no deja de ser un SI a la vida y a uno mismo.

19/4/11

Hola



¿Qué viene antes, el hola o el adiós? Tal vez en el tiempo el hola ocupa su primer lugar cronológico, pero en el caminar diario el "hola" bien puede venir después de cerrar un ciclo, una frase de nuestra vida.Cuando se acaba una fase de la vida, del trabajo, de las relaciones tal vez lo más saludable es el saber acoger, el estar abierto a lo nuevo, el querer dejar entrar en nuestra vida nuevos valores, nueva información, nuevas experiencias que nos hagan sentir que estamos vivos.

¿Te has encontrado en alguna ocasión en una circunstancia en la que te has encontrado con una nueva persona o situación y no has estado totalmente abierto a ella? ¿Qué ha pasado, qué has sentido? Muchas veces la falta de confianza, la inseguridad o el desconocimiento de la nueva realidad ha hecho que nos atrincheremos, que cerremos las puertas y ventanas a lo nuevo y nos quedemos inmóviles ante esas circunstancias, personas o hechos. No dejamos que penetre en nosotros el flujo de vida.

¿Qué nos pasa cuando miramos de frente, sonreímos, abrazamos, besamos o nos damos, simplemente la mano? Es un hola que nos abre al otro, a conocerlo, a dejarnos enriquecer por su vida, su experiencia, sus valores, sus ideas y sus creencias. El entusiasmo y el querer profundizar son el eje central de nuestra relación con esas personas.

Ante la vida, el dolor y las nuevas circunstancias hay algo que es importante: estar abierto, interesarnos por ello, querer aprender, saber enriquecerse y todo ello surge desde el dialogo, interés, respeto y reconocimiento de las personas o de las realidades que están ahí presentes. Abrirse e informarse, interés por el otro o por la nueva situación. ¿Qué aprendo yo de cada circunstancia de la vida? ¿A qué me invita? ¿Qué nuevos recursos tengo que desarrollar?

Decir Hola a la vida, cada día, es abrirse a lo inesperado que yo puedo aportar en cada situación. ¿Me cuesta abrirme a las nuevas circunstacias?

18/4/11

Decir Adios



Adiós, una palabra que no nos gusta utilizar y que solemos cambiar a menudo por un hasta luego, nos vemos, hasta la próxima y frases parecidas. Pero la realidad es que el adiós es algo fuerte y que tenemos que experimentar de forma fuerte en al menos dos ocasiones de nuestra vida: el momento de nacer, en el que le decimos adiós al vientre materno, con toda la seguridad que nos reportaba, y el momento de nuestra muerte en el que dejamos atrás toda nuestra experiencia humana. El adiós en una parte más de la vida, una parte que nos llama a ser nosotros mismos y que nos lanza a un mundo en el que tenemos que utilizar nuestros propios recursos.

Entre el nacimiento y la muerte hay muchos otros adioses que tenemos que decir, unos de forma obligada, otros que queremos asumir voluntariamente en el proceso de nuestro crecimiento: adiós al colegio cuando cambiamos de ciclo, y con ello adiós a muchos compañeros; adiós cuando nos vamos de casa, bien por estudios, bien porque nos independizamos o bien porque empezamos un nuevo estilo de vida; adiós cuando se nos despide de un trabajo y tenemos que comenzar una nueva andadura muchas veces en algo que no conocemos bien; adiós cuando despedimos a un familiar que se nos muere o cuando experimentamos el fin de un ciclo familiar que deja de llenarnos en un momento determinado; adiós a ideas, a creencia, a valores que han conformado parte de nuestra historia.

En la vida vamos diciendo adiós porque la vida es eso, un constante fluir en el que todo cambia, todo pasa y como el agua del río que desemboca en el mar ya no se vuelve atrás. ¿Es importante, pues, saber decir adiós? ¿Nos ayuda a vivir el saber cerrar círculos y experiencias? ¿Merece la pena el vivir anclados en el pasado con todas las experiencias positivas que hayamos podido tener?

Si echamos la vista atrás nos daremos cuenta de la cantidad de adioses que hemos dicho, unos con sonrisas y otros entre llantos y lágrimas, unos aceptados y otros que permanecen todavía abiertos y que nos impiden seguir viviendo con plena libertad. Pero detrás de cada adiós vivido y aceptado se han abierto nuevas puertas, otras posibilidades. Hemos crecido, avanzado, aprendido y desarrollado nuevos talentos y cualidades. El "no hay mal que bien no venga" se ha hecho realidad en nosotros posiblemente a costa de sufrimientos y de tener que despegarse de aquello que nos tenía apegado al pasado o a dependencias de todo tipo que nos impedía aprender, vivir y caminar.

Saber decir adiós siempre nos ayudará a crecer.

15/4/11

Nuestras frases



¿Te has parado a pensar en el número de frases que nos lanzamos a nosotros mismos o a otras personas a lo largo del día? ¿Te has fijado si van llenas de carga positiva o de negatividad? Lo cierto es que con quien más hablamos es con nosotros mismos. Y también lo es que los mensajes que nos lanzamos nos condicionan para bien o para mal.

¿Cuáles podrían ser los mensajes negativos que nos lanzamos?

  • No puedo.
  • No soy capaz.
  • No valgo para ello.
  • Todo me sale mal.
  • Es imposible.
  • Dudo de mi mismo.
  • Soy gafe.
  • Tiene que ser así y solo así.
  • Si no lo consigo será horrible.
  • Siempre ocurre lo mismo, etc.
Ante éstas y otras muchas frases que nos decimos o decimos a los demás lo que hacemos es poner una barrera ante nosotros que nos impedirá dar el paso o nos frenará la marcha. Somos nosotros mismos los que nos vamos creando el mismo mundo que no queremos y que rechazamos. Somos los que nos creemos los propios obstáculos que nos creamos mentalmente.

Si por el contrario le damos la vuelta a la tortilla y comenzamos a dirigir hacia nuestra mente mensajes totalmente positivos entraremos en una dinámica en la que todo es posible:

  • Otros lo han conseguido, ¿Por qué no yo?
  • Si es posible, sólo es cuestión de dar los pasos.
  • Puedo hacerlo, valgo para ello.
  • He conseguido otras cosas en mi vida, ¿por qué no éstas?
  • Ya se varias maneras de como no hacerlo, ahora tengo que probar de otras maneras.
  • Me siento capaz, solo necesito tiempo, paciencia y esfuerzo.
  • Puedo partir de lo que otros han hecho y conseguido.
Nuestra mente tiene que llenarse constantemente de mensajes positivos. Cuánto más mensaje enviemos a la mente, más posibilidades y caminos se nos abrirán. ¿Podemos?

¡QUERER ES PODER!
Tener una actitud positiva en la vida nos puede ayudar a:
  • sentirnos más seguros, 
  • superar miedos y temores 
  • aceptarnos tal y cómo somos.

14/4/11

Plan de ruta



Muchos de nosotros nos hemos propuesto cantidad de veces el conseguir metas, objetivos o resultados en algunas de las facetas de nuestras vidas. A veces vamos relegando ciertas cosas de un día para otro, tal vez porque no hemos encontrado el momento adecuado, a la personas adecuada, o la actitud adecuada. Al ir relegando las cosas de un día para otro nos vemos con la sorpresa de que un día determinado ha desaparecido de nuestro horizonte mental y, prácticamente, podemos decir que ya no forma parte de nuestra vida, de nuestros planes o de nuestros objetivos a corto o medio plazo.

Admiro a las personas que tienen esa constancia y que están detrás de ti un día y otro hasta conseguir lo que quieren para ellos, bien sea una venta, un contrato, una cita o un interés por algo que ellos te proponen. Constancia y planificación. Si un día no contactas con esa persona, con ese cliente o con ese compromiso que has hecho contigo mismo, vas y lo intentas al día siguiente. Es tener un plan de ruta. Es moverse por objetivos en la vida. Tal vez lo adecuado no sea el ser esclavo de las cosas, pero tampoco abogar constantemente por las excusas que nos ponemos una y otra vez.

El éxito de aquellos que lo han logrado ha comenzado por trazarse un plan de ruta en la que hay objetivos a corto, medio y largo plazo. Un plan de ruta que tienen una fecha para cada uno de los objetivos, aunque ésta pueda adelantarse o atrasarse, pero siempre hay una fecha. La fecha nos condiciona a establecer algo importante: un plan de acción, llamadas, encuentros, intentos aquí y allá.

¿Tenemos un plan de ruta? ¿Lo revisamos a diario, a menudo, constantemente?

13/4/11

¿Somos creativos?



Es una buena pregunta para empezar. ¿Somos creativos? ¿Cuánto de creativos somos? ¿En qué aspectos de la vida desarrollo más la creatividad? Si tuviera que repasar el último año de mi vida, ¿qué aspectos creativos he desarrollado por pequeños que sean?

Es curioso porque podemos ser creativos en un aspecto de la vida tan simple como la cocina, la decoración de la casa, las formas de presentar un trabajo o incluso las maneras de afrontar un conflicto. A veces la creatividad nos viene impuesta por la presión misma de la vida pero hay quien la busca de forma constante. Tal vez sea por espíritu aventurero, tal vez por inconformismo hacia la vida estandarizada o por cualquier otra situación. Pero creo que el que más y el que menos ha desarrollado algo de creatividad en la propia vida.

¿Qué nos aporta la creatividad? Yo creo, que a mi personalmente, el sentirme sujeto y dueño de mi propia vida, de mis propias decisiones y sobre todo un tono de originalidad. Es el sentimiento de sentirme diferente o único, peculiar o genuino. La creatividad añade a la propia vida un valor añadido: la autoestima, el sentirnos valorados por nosotros mismos y por los demás.

La gran cuestión es, si somos creativos en unas facetas, ¿lo podemos ser en otras? Tal vez si reconocemos un simple proceso de motivación, de técnica y de cómo logramos ser creativos en un aspecto, ¿podríamos trasladarlo a otros aspectos de nuestra vida?