12/1/16

El primer paso en la Ley de Atracción



Cual crees que podría ser el primer eslabón o la primera actitud para sentir la fuerza de la Ley de la Atracción? Atraer, nada más ni nada menos, lo que está más cerca de mi. ¿Y qué es? Yo mismo.

Siempre me llamó la atención la respuesta que dio Jesús cuando le preguntaron cuál era el mandamiento más importante, o el primero, de la Ley. ¿La recuerdas? 

"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todo tu ser. Y el segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como a ti mismo"


  • 1. Lo primero es amar a Dios. Pero, ¿quién es Dios? Acostumbrados a una imagen antropomórfica de Dios, es decir, verlo como un Humano nos ha llevado bien lejos de lo que yo, como profundo creyente, creo que es Dios. Dios lo es todo, es la energía que se mueve, que se expande, que se transforma. Dios es la Vida como tal. Amar a Dios es amar la vida tal y como se nos presenta, aunque no la entendamos. Si estamos en lucha con ella menos la entenderemos. Cada día, desde que sale el solo hasta que anochece ocurren muchas cosas que pueden enseñarnos mucho. Amar a Dios, a la Vida, es tomar en nuestras manos lo que hay, agradecerlo y desde ahí seguir el proceso de la Vida, seguir creando y transformando. Para que no haya malos entendidos; una cosa es Dios y otra su decisión de hacerse o encarnarse hombres en Jesucristo, lo cual creo y defiendo como creyente. 
  • 2. El segundo mandamiento no deja de ser menos importante: Amar al prójimo como a mí mismo. Es decir "amarme a mí porque si no lo hago no puedo ni amar a Dios, por ser yo parte de la vida, ni amar a nadie puesto que si no me amo a mi mismo, ¿qué puedo ofrecer a los demás? Amarme a mí mismo comienza por aceptarme tal y como soy. Una de las enfermedades de hoy y de siempre es la no aceptación de uno mismo. Digo de siempre porque no lo dejan claro las leyendas como la de Adán y Eva que mientras se aceptaban podían ser tan libres como andar desnudos, símbolo de aceptación y de libertad, por el paraíso. Desde el momento que no se aceptaron llegaron los miedos, los escondites, los taparrabos y las disculpas, excusas o inculpaciones al otro. Querer ser diferentes, en este caso como Dios, los aleja de sí mismos. Desde el momento en que no nos aceptamos estamos en lucha con nosotros mismos y, por ende, con el mundo que nos rodea.

Así pues, la Ley de la Atracción comienza por atraernos a nosotros mismos como parte de la vida y atraer lo insignificante pero importante que cada día nos presenta la vida. Puedo ser alto o bajo, flaco o más gordo, rubio o moreno, más rico o más pobre. La vida "comienza" ahí con lo que soy. Hace un par de días oí de un escultor a quien lo alababan por una gran obra de arte decir: "La obra de arte estaba ahí antes de llegar yo. Lo único que hice fue quitarle unas formas que le sobraban y moldearla". Soy lo que soy, lo único que tengo que hacer para convertirme en una obra de arte es aceptar mi estado original e ir puliéndome hasta convertirme en lo que sigo siendo pero con más cualidades.

Quererme y aceptarme me llevará a conseguir cosas que jamás podré imaginar, que están en mí mente y posiblemente más allá de ella. Pongo el ejemplo de quien acepta su ceguera, su invalidez, sus limitaciones. ¿A dónde han llegado muchos de ellos? A lo que nosotros creemos que no podremos llegar. ¿Cuál fue su punto de partida? Amarse, aceptarse y, desde ahí, valerse de la vida para pulirse.

No hay Ley de Atracción si no nos amamos primero a nosotros y a la vida. Y si empecé con un ejemplo bíblico acabo también con otro. Dios creo al hombre a imagen y semejanza. No entro a discutir el cómo los creo, pero sí que lo creo a su imagen y semejanza. ¿Que quiere decir? Nuestra imagen ante el espejo es Vida y Amor. Amor por nosotros, por la vida y por los demás. El Amor, Dios, es la auténtica Ley de Atracción. ¿A quién no le atrae el Amor?



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