Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él y lamentar su mala suerte, el labrador les replicó:
“¿Mala suerte? ¿Buena suerte? … ¿Quién sabe?”.Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manda de caballos. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Éste les respondió:
“¿Buena suerte? ¿Mala suerte? … ¿Quién sabe?”.Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayo y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir:
“¿Mala suerte? ¿Buena suerte? … ¿Quién sabe?”.Una semana más tarde, el ejército entró en el poblado, y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, le dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? … ¿Quién sabe?.Todo lo que a primera vista parece un contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañoso. Así pues, será postura sabia que dejemos al tiempo decidir lo que es buena suerte y mala suerte, agradeciendo lo bueno que nos traiga.
AUTOR: Anthony de Mello.
Después de esta pequeña historia a uno le queda algo muy importante que plantearse: ¿Cómo reacciono yo ante las circunstancias?
El ambiente exterior de la historia invita a ser un tanto pesimista. Muchas veces el que nos rodea hace otro tanto de lo mismo. De hecho hay un refrán que lo perpetúa en el tiempo: "Piensa mal y acertarás"
Podemos tener la actitud expectante del padre. Cada situación nos invita a estar abiertos a lo que podemos hacer dentro de la misma. Una actitud en la que no somos víctimas de las circunstancias sino agentes activos capaces de aprender y aportar ante cada situación.
Lo importante es saber como actuamos ante las circunstancias y por qué lo hacemos de esa forma, así como nos beneficia o perjudica a nivel personal, laboral o social.
La vida nos permite aprender de lo que ella misma nos presenta.
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