"Tanto si lo creen como si no, tienes toda la razón" (Herry Ford) y es que a la hora de la verdad lo que pensamos, la creencias que tenemos son las que causan todas nuestras emociones y actitudes en la vida. Son las decisiones que tomamos en cada momento de la vida, sobre todo basadas en el concepto de lo que somos y de lo que podemos llegar a alcanzar, lo que determinan las actitudes que adoptamos y los resultados que obtenemos.
Ayer tenía ocasión de ver en la televisión un programa, Master Chef Junior, en los que los niños fueron expuestos a toda una serie de alimentos que tenían que preparar, algunos de ellos de aspecto algo desagradable. Algunos hicieron muecas de asco.
Poco después fueron invitados a comer unos platos realmente deliciosos, cosa que hicieron sin rechistar y de forma divertida. Una vez acabaron de comer les preguntaron que tal les había parecido y todos concordaron de que lo que habían comido era mu bueno y delicioso. ¿Qué habían comido? Entre otras cosas los alimentos que antes les había dado asco. Curioso, ¿verdad? Es algo parecido al efecto placebo.
Hay muchas cosas con las que podemos engañar a la mente y muchas manera en como la mente nos puede engañar a nosotros mismos. Y depende de esa creencia de como vamos a afrontar las cosas. Nos negamos a hacer cosas porque creemos que no podemos, valemos o servimos para ello. Nos lanzamos a hacer otros, aún sin experiencia, porque creemos en nosotros a pesar de las dificultades que tengamos.
Es importante tomar conciencia de nuestras creencias y de lo limitadoras que pueden ser en nuestras vidas. Lo peor de todo es que muchas veces esas creencias forman parte de nuestra compañía habitual y permitimos que dominen nuestras vidas haciendo imposible lo que sí podría ser una realidad en nuestra vida. A veces es cuestión de romper voluntariamente con nuestras creencias para saber hasta donde podemos llegar.
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