Hay una gran experiencia que me gusta compartir en el día de hoy y que tiene que ver con la reciente muerte de mi madre.
Los últimos días su respiración se hacía más costosa. Tenía el oxigeno puesto pero se le veía la gran dificultad que tenía a la hora de respirar. Cuando ves a un ser querido en esta situación te da algo de lástima. No quieres verle sufrir. Muchas veces la reacción que tienes es la resignación y el llano. Otras la ansiedad y la desesperación. Pero siempre hay recursos, además de la medicación, que pueden aportar calidad de vida en esos momentos.
A una de mis hermanas, Gloria, se le ocurrió una gran idea: Hizo uso de su ordenador, buscó en internet las canciones que a mi madre más le gustaban y se las fue poniendo una a una. ¿Cuál fue el resultado? Una relajación total con una amplia sonrisa en sus labios. Ello hizo que ella se calmara y los que estábamos a su alrededor también.
La enseñanza es que hasta en los peores momentos podemos encontrar recursos que ayudan a vivir las situaciones de una manera mucho mejor. Para ello nada mejor que:
- No dejar que las emociones se interpongan en nuestro camino.
- No perder la paz que nos impida pensar y aportar algo a la situación.
- No tener miedo a usar medios que pueden ser efectivos.
- Y tal vez la mejor de todas, ¿qué puedo aportar yo a ésta situación? ¿Cómo puedo ayudar?
Unas veces será la música, otras la palabra. Cuando se trata de ser útil dejemos que las ideas, la paz, y la novedad fluya por si misma. Quien quiere aportar algo a los demás, siempre encontrará dentro de si mismo, el cómo.
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