Alcanzar las metas y los sueños depende muchas veces de nuestra actitud y del trabajo que realizamos para alcanzarlas. Entre las actitudes que hay que tener en cuenta a desarrollar están:
- Optimismo. Tener confianza, ver las metas como algo realizable y que dependen mayormente de uno mismo es una de las claves. El optimismo nos llena, además, de otra serie de circunstancias que nos ayudan a encaminarnos. El optimismo abre la mente y nos permite ver cosas que antes teníamos delante de nosotros mismos y que eramos incapaces de reconocerlas.
- Focalización. Enfocarnos hacia lo que realmente queremos, concentrarnos en ello, seguir el camino, no permitir que pequeñas o grandes cosas nos distraigan hacen posible que cada día marchemos por la senda del éxito. Si nuestra mente se enfoca en lo que queremos, en lo positivo y en lo alcanzable, nuestros pasos seguirán aquello que tenemos en mente. Si nuestra mente se distrae, la distracción nos apartará de la senda y de la consecución de lo que queremos.
- Proactividad. No hay tiempo para el desánimo o el desconcierto. La frustración puede estar presente en nuestra vida, pero podemos transformarla en algo positivo. No olvidemos que detrás de muchas frustraciones, desengaños, enfados y lamentos se han encontrado muchos caminos que han llegado a su destino positivo. El saber reaccionar ante las circunstancias negativas hacen posible que encontremos nuevas alternativas en la vida.
- Formación continua. Desde que nacemos estamos aprendiendo y no podemos dejar de hacerlo. "Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente", dice el refrán. El constante crecimiento y el aprendizaje continuo son fundamentales. El saber no ocupa lugar, pero el no saber nos deja sin lugar en la vida. Saber y formarse forman parte de nuestra identidad. Quien sabe y quiere saber aprende a navegar por los diferentes mares de la vida y a encontrar nuevos puertos donde atracar, aunque eso sí, nunca de forma permanente.
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