Hay un cuento que me h llegado a través de internet en el cual se habla de un caballo que tuvo un accidente y al que, una vez dado por inútil, se decidió sacrificar echándole a un pozo. La gente del pueblo para matarlo y enterrarlo al mismo tiempo se decidió a ir arrojándole todo tipo de escombros y de desechos encima.
La sabiduría del animal se hallaba en saber ir esquivando todo aquello que le llegaba desde arriba. Unas veces lo hacía con éxito y otras a fuerza de sufrir duros golpes. Pero todo, absolutamente todo lo que le caía encima era aprovechado por él para pisarlo y a medida que la montaña de escombros ascendía el caballo ascendía con ella.
Hubo un momento en el que el caballo pudo ver nuevamente la luz para asombro del propietario y de sus vecinos.
Es una paradoja, pero si el animal se hubiera decidido por quejarse, llorar y maldecir la suerte que le había caído en gracias, posiblemente hubiera encontrado la muerte segura. En cambio todo aquello que era su enemigo, lo que le hacía daño, lo que le caía encima, fue algo que supo aprovecharlo y que le ayudó a salir nuevamente a la superficie, a la vida. No es cuestión de unirse al enemigo, pero si de aprocharse lo más que se pueda de él para el propio beneficio.
¿Cómo podemos sacarle ventaja a todas y cada una de las desdichas que parecen atormentarnos en la vida?
¿Qué mensaje positivo podemos sacar de cada una de ellas?
¿Cómo enfocarnos a lo que realmente queremos en vez de hacerlo a aquello que detestamos?
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