14/12/11

Constancia, la fidelidad a lo que uno cree.



Eran unas declaraciones después de un derby clásico en el fútbol español. Había jugado el Real Madrid y el Barcelona. Ganó éste último en casa del Madrid por tres goles a uno. El Madrid llevaba 15 partidos consecutivos ganando. Pero hubo algo que posiblemente contribuyó a la derrota y al triunfo del Barcelona: el cambio de táctica. Tal vez el miedo les hizo plantearse las cosas de una manera diferente. El Barcelona, por el contrario, fue fiel a su esquema de juego. Las declaraciones del entrenador del Barcelona fueron muy claras y convincentes: "Mis jugadores no saben jugar de otra forma".

En la vida personal, familiar, empresarial o laboral podemos enfrentarnos a situaciones que nos llevan a seguir con el mismo esquema de vida o de trabajo o que tal vez nos hacen cambiar los esquemas. Einstein dice que para obtener resultados diferentes hay que hacer cosas diferentes, y es cierto, pero también ser fieles a lo que nos da resultado es otra fuente de sabiduría. ¿Por qué, pues cambiar algo que funciona?

  • ¿Inseguridad? Tal vez cuando no nos sentimos seguros tendemos a cambiar las cosas. Queremos alcanzar una seguridad tal, que dudamos de nosotros mismos y de los resultados que hemos tenido hasta el momento y que nos dejan ver los buenos resultados que hemos obtenido. Cuando dejamos de creer en nosotros mismos nuestras vidas experimentan un cambio. La inseguridad nos lleva a la duda y la duda a los pocos reflejos y a actuar sin la contundencia que necesitamos.
  • ¿Ansiedad? Al Barcelona le marcaron el gol antes del minuto 1 del partido. Creyeron en su sistema y continuaron con él. ¿Se dejaron embargar por la ansiedad a la hora de querer obtener los resultados? No es la ansiedad quien los consigue sino la habilidad, la técnica, el conocimiento y los procesos que sabemos manejar.
  • ¿El otro? Es una de las señales de inseguridad y de la falta de confianza en uno mismo. Fijarse y ponerse como punto de referencia al otro en vez de uno mismo es lo que hace que desviemos la mirada de los objetivos, de las fortalezas personales o de grupo y nos fijemos más en el miedo y lo que puede más que nuestras propias convicciones.
La constancia, es decir, la fidelidad a lo que creemos y a las cualidades y valores que poseemos puede ser esa piedra mágica que utilizó David contra Goliat, o lo que es lo mismo, la clave para que pongamos nuestra valía como la mayor garantía, sobre todo cuando sabemos que en la vida muchas veces ya lo hemos conseguido.


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