19/1/11

Miedo de nosotros mismos



“De lo que tengo miedo es de tu miedo” 
(William Shakespeare)


Recuerdo la primera vez en que salí hacia mi nuevo destino, México. En mi memoria está aquella imagen que dejaba atrás una tierra y cultura en la que me había criado, pero que al mismo tiempo representaba seguridad, comodidad y de una u otra manera un lugar donde podía manejarme a mi antojo. A medida en que avanzaba hacia el avión me daba la impresión que caminaba hacia lo desconocido, hacia la incertidumbre, hacia la falta de comodidad y de recursos. Mi nuevo destino estaba entre los indios chinantecos en la sierra de Oaxaca. Una sensación de miedo y de inseguridad recorría mi cuerpo, al mismo tiempo que mi espíritu servicial atisbaba un campo en el que podía desarrollar mi labor y mi trabajo de acuerdo con lo que yo era, pensaba y creía.

El miedo y la inseguridad se codeaban con la seguridad personal y la confianza en mi mismo. Era un tira y afloja. Un desprenderse y un caminar hacia una nueva situación. Un abandonar para un elegir un nuevo trabajo, un nuevo estilo de vida y unas nuevas costumbres. Recuerdo que dejé de mirar hacia atrás, tanto psicológica como físicamente y opté en centrarme en aquello que había elegido y en aquello que quería vivir. Sabía perfectamente que sería un buen campo de trabajo, que desarrollaría mi vida en numerosos aspectos y todo ello me haría crecer mucho más como persona.

La batalla interior se decantó a favor de lo que elegí, creer en mi mismo y en mis posibilidades. Y desde que hice esa elección cambiaron varias cosas dentro de mi mismo: La ansiedad se transformó en tranquilidad, el miedo en una mayor seguridad y confianza en mi mismo, la incertidumbre en una mayor autoestima. como dice Wiliam Shakespeare, el peor miedo y enemigo es tener desconfianza y miedo de nuestros propios miedos. Sentirse seguro y acompañado por uno mismo es la gran baza y el gran aliado con el que uno puede contar. Al fin y al cabo el peor enemigo es tener miedo de nosotros mismos,

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