27/7/10

Ser proactivo



Piensa, por un momento en dos o tres ocasiones en que las cosas no te han venido como tú querías. Por ejemplo un repentino cambio de planes cuando tu mente, tu tiempo y todos tus preparativos ya estaban en marcha. ¿Cómo viviste esa situación? ¿Cómo te sentíste? ¿Cuál fue tu forma de actuar?

Generalmente reaccionamos con lamentaciones, increpando nuestra mala suerte o nuestro mal fairo, renegando de la vida, de las circunstancias o de los demás. Nos sentimos víctimas de las circunstancias e incluso podemos sentirnos desubicados y sin capacidad de reacción.

Pero también puede suceder que hayamos tenido otra respuesta diferente. Al no poder hacer lo planeado aprovechamos para hacer algo diferente que se nos ocurrió en ese momento y aprovechar ese contrapié para realizar algo diferente, que nos apetecía y que nos hacía sentir bien.

Nosotros somos los que, ante las circunstancias, tenemos diferentes opciones: lamentarnos o sacar partido de ellas. Somos nosotros los que elegimos. Somos nosotros los que manejamos las riendas de nuestra propia vida. Es nuestra capacidad de pensar y de buscar alternativas la que está en juego frente a la de sentirnos impotentes.

Es interesante el tener en cuenta que siempre debemos tener un plan B, C o D en nuestra mente. No es sólo por previsión, sino como parte de nuestra capacidad de aportar nuevas, diferentes y originales respuestas ante los diferentes acontecimientos de la vida. Es nuestra gran riqueza: libertad, creatividad, flexibilidad y originalidad.

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