Dicen que de buen nacidos es ser agradecidos, y la verdad es que dentro de la actitud positiva hacia la vida el agradecimiento es importante ya que entre otras cosas nos mantiene alerta de todo aquello que es bueno tanto para uno como para otros.
Tengo una hija que es una hermosura de niña, y cuando amigos, familiares o conocidos nos paran por la calle y le dicen o nos dicen: "mira que niña más guapa", ella simplemente mira hacia el que lo dice y con toda la naturalidad del mundo dice: "gracias". No es fácil el agradecer. Unas veces nos sonrojamos, otras no queremos reconocerlo delante de la gente y muchas veces ni tan siquiera somos capaces de agradecer a las personas los mil y un servicios que nos prestan a diario: en el médico, en el supermercado, en la misma familia.
Dar por supuesto que recibimos de la gente y no agradecer es como ir perdiendo la sensibilidad de aquellas pequeñas cosas que nos van sucediendo cada día, es como si, de una manera u otra, nos acostumbráramos tanto a lo bueno que quedáramos inmunizados ante ello, no lo valoráramos y no pudiéramos aprovechar las inmensas cualidades y energías que la misma vida nos trae en las cosas pequeñas.
Además agradecer es ya una actitud de saber reconocer y valorar los detalle. No solo agradecemos a quien nos aporta algo, sino que nuestra vida está en constante búsqueda de lo que es bueno y de agradecer por ello. Es un cambio de dirección radical.
Por cierto, ¿cuántas cosas tendríamos que agradecer del día de hoy o del día de ayer?
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