No es la primera vez en la que nos atragantamos con una idea, con una persona o con una situación. ¿como reaccionamos?
Quizás la respuesta más normal que tenemos o utilizamos sea la obstinación, la terquedad y el cerrarnos a cualquier otra posibilidad. Perdemos, así, la posibilidad de ver, valorar y aprovechar la riqueza de poder ver más allá de los propios sentimientos que, por muy nobles y sinceros que sean, no son más que eso, sentimientos propios y subjetivos que tan sólo nos muestran una parte de la realidad.
Tenemos posibilidades de estar en lo cierto, como tenemos posibilidades de equivocarnos, pero hay varias cosas en juego que son determinantes para el normal y exitoso transcurso de nuestra vida:
1. Nuestra libertad. No hay nada como ser dueños de nuestras propias decisiones, de nuestros caminos y de nuestros propios sentimientos. Ser esclavos de nuestros propios pensamientos, sentimientos o prejuicios pueden dar al trasto con muchas de las opciones para alcanzar el éxito o desarrollo personal pleno.
2. Nuestro futuro. Condicionar nuestro futuro, nuestras vidas, amistades o nuestros negocios por capricho, por resentimientos o prejuicios no es justo ni para con nosotros ni para con los demás.
Más allá de nuestras ideas, sentimientos o creencias hay todo un bosque lleno de oportunidades, realidades y de alternativas que enriquecen todas nuestras vidas desde lo personal, pasando por el mundo de las relaciones hasta llegar al de los negocios, que no mercen la pena ser dejados de lado.
¿Me dejó llevar por los sentimientos?
¿Estoy abierto a otros puntosa de vista?
¿Están mis objetivos por encima de mis sentimientos?
¿Me llego a conocer a mi mismo lo suficiente para no dejarme arrastrar por los caprichos?
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