6/5/16

Lo que aceptas, te transforma.


¿Has luchado alguna vez contra el insomnio? La verdad es que es duro. Es algo que te fastidia. En tu lucha, cuando no aceptas que no puedes dormir, buscas todas y cada una de las posiciones para poder dormir. De un lado y del otro, hacia arriba o hacia abajo, abrazando la almohada o poniéndola a los pies, apoyando los pies en alto contra la pared o acostándote en sentido contrario. Lo que si es realmente curioso es, que cuando aceptas que no puedes dormir, te caes dormido sin darte cuenta.

Hace unos años escuchaba a una persona que entraba a dar su opinión en un programa de radio que lo primero que decía era que estaba muy nerviosa. Los que conducían el programa le dijeron que no se preocupara y que cuando los nervios le jugaran una mala pasada lo comprenderían. Lo más curioso de todo es que entro reconociendo y aceptando que estaba nerviosa y durante su intervención no mostró nerviosismo alguno.

Cuando hablamos de la aceptación de los demás creo que puede ocurrir otro tanto de lo mismo. Recuerdo un cuento de Tony de Mello en el que se le pedía a un alcohólico que cambiara de actitud. Le explicaban los mil y un motivos para poder hacerlo: salud, familia, economía, trabajo, etc. El siempre lo intentaba y nunca lo conseguía, aunque lo que podía ver es que las personas se alejaban de él al ver que no cumplía con sus promesas. En cierta ocasión una persona muy querida se acercó a él al verlo triste y desolado y le dijo: ¡No cambies!, yo te quiero y acepto como eres. A partir de ahí dejó de beber alcohol.

Cuando no aceptamos algo entablamos una lucha en dos sentidos:
  • Por una parte luchamos contra la realidad. La queremos cambiar y transformar. La vemos como una enemiga.
  • Por otra parte luchamos contra nosotros mismos, porque queremos cambiarla y vemos que no somos capaces.
Mientras nuestra mente esté ocupada en lo que no queremos y rechazamos le estamos regalando todas nuestras fuerzas a lo que detestamos.

Cuando nuestra mente acepta y no rechaza encuentra la tranquilidad para iniciar el cambio desde esa tranquilidad y desde ese equilibrio.

Cuando aceptamos el insomnio acabamos durmiendo antes, cuando acabamos aceptándonos tal y como somos nos centramos en lo que queremos. Y cuando somos capaces de aceptar a los demás somos capaces de ofrecer la tranquilidad a las personas que no la encuentran dentro de si mismas al punto de transformarlas sin que haya intención o presión sobre ellas.

Es el pacto con aquello que rechazamos y no queremos lo que nos da fuerzas para colocar nuestra mente y nuestra energía en lo que realmente queremos. Es desde la tranquilidad de la aceptación desde donde iniciamos el camino no de huída de lo que no queremos, sino del encuentro de lo que sí buscamos. Nuestra mente se centra en lo que hay, y desde lo que hay se camina hacia lo que se desea.


5/5/16

Un pollo de tres kilos


Vio un pollo colgado y, dirigiéndose al pollero, le dijo:
– Tengo esta noche en casa una cena para unos amigos y necesito un pollo.
– ¿Cuánto pesa éste?
El pollero repuso:
– Dos kilos, señor.
El cliente meció ligeramente la cabeza en un gesto dubitativo y dijo:
– Éste no me vale entonces.
– Sin duda, necesito uno más grande.
Era el único pollo que quedaba en la tienda. El resto de los pollos se habían vendido. El pollero, empero, no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión. Cogió el pollo y se retiró a la trastienda, mientras iba explicando al cliente:
– No se preocupe, señor, enseguida le traeré un pollo mayor.
Permaneció unos segundos en la trastienda. Acto seguido apareció con el mismo pollo entre las manos, y dijo:
– Éste es mayor, señor.
– Espero que sea de su agrado.
– ¿Cuánto pesa éste? – preguntó el cliente.– Tres kilos – contestó el pollero sin dudarlo un instante.
Y entonces el cliente dijo:
– Bueno, me quedo con los dos.
Maestro: En un conflicto tal se halla todo aspirante espiritual cuando verdaderamente no se compromete con la Búsqueda.



4/5/16

Una forma de vivir: Amando


El amor, un estilo de vida.


Me ha encantado esta frase que me acabo de encontrar en el Facebook. Tiene mucho sentido porque creo que a veces confundimos el amor con meros sentimientos en vez de una opción de un estilo de vida que sentido a la misma vida.

Hay momentos en los que decidimos dejar de amar. Lo hacemos de forma clara y evidente cuando nos enfadamos con alguien y dejamos de hablarle, o cuando el rencor se apodera de nuestra mente y de nuestro corazón. También ocurre cuando el resentimiento se convierte en la carga que llevamos a diario. Hay situaciones que nos levan a renunciar temporal o definitivamente al amor en nuestra vida.

¿Qué sucede cuando el amor deja de ser el eje central de nuestra vida?

Creo que no hace falta ser tontos para darnos cuenta de lo que sucede en nuestra vida cuando el amor, y no hablo del amor romántico y sentimental que podemos sentir hacia otra persona que bien puede ser nuestro compañero o compañera de viaje. Me refiero al amor en general que hace posible el que podamos acercarnos a los demás de una manera totalmente altruista y generosa.

Todos sentimos un gran aprecio y admiración por las personas que dan sus vidas para ayudar a otros, desde los misioneros hasta los médico que se van en misión humanitaria a otros países con necesidad. Todas las personas que ejercen el amor de una manera voluntaria tienen un denominador común: la vida es bella, la sonrisa siempre en los labios, las dificultades se convierten en retos y es muy difícil encontrarse con la tristeza sino la de ver a gente padeciendo.

El amor aporta a nuestra vida energía, alegría, fortaleza, ganas de vivir, constante afán de superación y otras tantas cosas que siempre serán un buen recuerdo de una buena vivida.

La opción fundamental.

Cuando el amor es el eje de nuestra vida la mirada siempre se dirige a lo positivo. Lo negativo siempre parece o desaparecer o quedarse en un segundo, tercer o cuarto plano. ¿Por qué? Porque si hipotecamos nuestra vida a las malas experiencia jamás seremos felices ni libres. Somos libres en la medida en la que somos capaces de amar. Desde el momento en que nos dejamos arrastrar por las malas experiencias tenidas nos sometemos a esas experiencias y dejamos de ser nosotros mismos. La falta de una sonrisa libre en nuestra vida es la que nos muestra esa realidad.

El amor como estilo de vida.

¿Realmente creemos en el amor? ¿Por qué creemos en el amor? ¿Por qué dejamos de amar en situaciones? El amor tiene sentido en si mismo, a veces totalmente incomprensible para quien no lo vive, pero enteramente comprensible para quien sí lo vive. Experimenta la libertad de ser persona en si misma y no dependiente de las circunstancias. Tal vez es consciente del bien que hace a otros, pero es mucho más consciente del bien que se hace a si mismo amando, puesto que es libre para ser el mismo: Imagen y semejanza de Dios, es decir, Amor.

3/5/16

Terapia contra la avaricia.



Era un monarca sumamente ambicioso y rapaz. Un día estaba paseando por los descomunales jardines de su fastuoso palacio y de súbito se dio cuenta de que ante él aparecía un mendigo. El rey percibió en seguida que el hombre no era peligroso e incluso exhalaba una atmósfera de quietud, por lo que se dirigió a él y le preguntó:
— ¿Qué haces aquí?
El pordiosero presentó lo que parecía una escudilla ante el monarca y le dijo:
— Tú eres uno de los hombres más ricos del mundo, pero siempre quieres más. Si puedes llenar mi escudilla con monedas de oro, te diré cómo conseguir un fabuloso tesoro.
El rey pensó que nada tenía que perder y su avidez le dijo que por qué no probar. Llamó a uno de sus asistentes y le ordenó que trajera una bolsa de monedas de oro. Una vez la tuvo en sus manos, la abrió y comenzó a echar monedas en la escudilla. Ante su sorpresa, no pudo llenarla. Exigió que le trajeran entonces un saco lleno de ellas y comenzó a verterlas sobre la escudilla, pero ésta seguía vacía. Trajeron varios sacos de monedas de oro y sucedió lo mismo. El monarca ordenó que trajeran todos los tesoros del reino y todos los engulló la escudilla. Desesperado, preguntó:
— ¿Por qué no logro llenar tu miserable escudilla?

El pordiosero se encaró al monarca y le dijo:

— Eres más mendigo que yo, mucho más.

El rey estaba estupefacto. Entonces el mendigo dio la vuelta a su escudilla y resultó que ésta, por el otro lado, era un cráneo humano.

— ¿Te das cuenta, señor? Así es el ser humano. Por mucho que le des, nunca está satisfecho y continúa sintiéndose interiormente vacío. Nada puede saciar su voracidad; nada puede llenar su vacío interior.
— ¡Eres un mago! –vociferó el monarca–. Te haré ahorcar.
— Te equivocas, señor. No soy más que un pobre ermitaño, sólo eso, pero este cráneo-escudilla sí es mágico, porque fue el cráneo de un gran demiurgo. Él refleja perfectamente cómo es la cabeza del llamado ser humano: siempre pidiendo más, ansiando más, esperando más. ¿De qué sirve ser un monarca si tu mente es mucho más pobre que la de un mendigo?
Entonces el rey tuvo un destello de comprensión profunda. Efectivamente, él había sido siempre el más mendigo de los mendigos.

2/5/16

Abiertos al cambio


¿Por donde empezar? Porque la verdad es que cuidamos de nuestra higiene corporal de forma ordinaria. Pero la higiene mental o psicológica comienza en todos y cada uno de los pensamientos a los que le damos cabida en la mente. Y no hay peor tormenta que la que uno decide crearse por si mismo en la cabeza.

Todos pensamos, pero también es cierto que hay muchos pensamientos irracionales en nuestra mente. Pensar es gratis pero ¿filtramos realmente todo aquello que llega a nuestra mente? Damos por cierto muchas cosas sin profundizar en ellas. La ciencia tiende a comprobar y contrastar todo. Pero nuestros pensamientos habitan en nuestra cabeza de forma gratuita con todas las implicaciones que tienen en nuestras palabras, actos, hábitos y el destino de nuestra vida. ¿Nuestro Karma?

Ya lo decía bien claro Einstein, Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. ¿Por qué? Y sabiendo que son los pensamientos que tenemos los que acaban por moldear nuestra vida deberíamos estar más abiertos a cuestionarlo, pero la realidad es diferente. De hecho hace unas horas leía una frase de Benedetti que decía más o menos "En la vida tenemos que evitar tres cosa CIRCULOS viciosos, TRIANGULOS morosos y mentes CUADRADAS.

La mente, por su gran importancia en nuestra vida, debería estar filtrando de forma constante todo aquello que decide mantener como fundamental para nosotros, Ser cuadrados de mente nos cierra a cuestionar cuanto hay de irracional en nosotros y a someternos muchas veces a ideas sin fundamente y ridículas que echan a perder nuestras vidas.

Una de las ideas y pensamientos que más nos frenan y que más condicionan nuestras vidas es el miedo. Los miedos que, estadísticamente, no llegan a hacer realidad aquello a que tememos en el ochenta por ciento de las veces.

¿No sería bueno, pues, tener una buena higiene mental?



29/4/16

La rana positiva

A veces la actitud positiva consiste es saber escuchar tan solo a los sentimientos que nos mueven por dentro. Mientras hay personas que tienden a desmoralizar y desmotivar, nuestra fe y actitud pueden lograr lo que muchas veces se nos niega desde fuera.

28/4/16

Un hermitaño en la corte




En la corte real tuvo lugar un fastuoso banquete. Todo se había dispuesto de tal manera que cada persona se sentaba a la mesa de acuerdo con su rango. Todavía no había llegado el monarca al banquete, cuando apareció un ermitaño muy pobremente vestido y al que todos tomaron por un pordiosero. Sin vacilar un instante, el ermitaño se sentó en el lugar de mayor importancia. Este insólito comportamiento indignó al primer ministro, quien, ásperamente, le preguntó: 

--¿Acaso eres un visir? 

--Mi rango es superior al de visir -repuso el ermitaño. 

--¿Acaso eres un primer ministro? 

--Mi rango es superior al de primer ministro. 

Enfurecido, el primer ministro inquirió: 

--¿Acaso eres el mismo rey? 

--Mi rango es superior al del rey. 

--¿Acaso eres Dios? -preguntó mordazmente el primer ministro. 

--Mi rango es superior al de Dios. Fuera de sí, el primer ministro vociferó: 

--¡Nada es superior a Dios! 

Y el ermitaño dijo con mucha calma: 

--Ahora sabes mi identidad. Esa nada soy yo. 



Más allá de todas las categorías y dualidades, 
del ego y los conceptos, 
está aquel que ha liberado su mente.


27/4/16

El ombligo de oro



Érase un hombre, dijo el Maestro, con un ombligo de oro que le ocasionaba constantes apuros, porque, siempre que se bañaba, era objeto de toda clase de bromas. 

El hombre no hacía más que pedirle a Dios que le quitara aquel ombligo. 

Por fin, una noche soñó que un ángel se lo desenroscaba y lo dejaba encima de la mesa, tras de lo cual se esfumó. 

Al despertar por la mañana, comprobó que el sueño había sido real: allí, sobre la mesa, 
estaba el brillante ombligo de oro. 

Entusiasmado, se levantó de un salto...  ¡y el culo se le desprendió y cayó al suelo!» 



26/4/16

El misterioso ladrón de ladrones




Caco Malako era ladrón de profesión. Robaba casi cualquier cosa, pero era tan habilidoso, que nunca lo habían pillado. Así que hacía una vida completamente normal, y pasaba por ser un respetable comerciante. Robara poco o robara mucho, Caco nunca se había preocupado demasiado por sus víctimas; pero todo eso cambió la noche que robaron en su casa.

Era lo último que habría esperado, pero cuando no encontró muchas de sus cosas, y vio todo revuelto, se puso verdaderamente furioso, y corrió todo indignado a contárselo a la policía. Y eso que era tan ladrón, que al entrar en la comisaría sintió una alergia tremenda, y picores por todo el cuerpo.

¡Ay! ¡Menuda rabia daba sentirse robado siendo él mismo el verdadero ladrón del barrio! Caco comenzó a sospechar de todo y de todos. ¿Sería Don Tomás, el panadero? ¿Cómo podría haberse enterado de que Caco le quitaba dos pasteles todos los domingos? ¿Y si fuera Doña Emilia, que había descubierto que llevaba años robándole las flores de su ventana y ahora había decidido vengarse de Caco? Y así con todo el mundo, hasta tal punto que Caco veía un ladrón detrás de cada sonrisa y cada saludo.

Tras unos cuantos días en que apenas pudo dormir de tanta rabia, Caco comenzó a tranquilizarse y olvidar lo sucedido. Pero su calma no duró nada: la noche siguiente, volvieron a robarle mientras dormía.

Rojo de ira, volvió a hablar con la policía, y viendo su insistencia en atrapar al culpable, le propusieron instalar una cámara en su casa para pillar al ladrón con las manos en la masa. Era una cámara modernísima que aún estaba en pruebas, capaz de activarse con los ruidos del ladrón, y seguirlo hasta su guarida.

Pasaron unas cuantas noches antes de que el ladrón volviera a actuar. Pero una mañana muy temprano el inspector llamó a Caco entusiasmado:

- ¡Venga corriendo a ver la cinta, señor Caco! ¡Hemos pillado al ladrón!

Caco saltó de la cama y salió volando hacia la comisaría. Nada más entrar, diez policías se le echaron encima y le pusieron las esposas, mientras el resto no paraba de reír alrededor de un televisor. En la imagen podía verse claramente a Caco Malako sonámbulo, robándose a sí mismo, y ocultando todas sus cosas en el mismo escondite en que había guardado cuanto había robado a sus demás vecinos durante años... casi tantos, como los que le tocaría pasar en la cárcel.
Pedro Pablo Sacristan


25/4/16

Carta a un hijo




No prometo, hijo, impedir que tropieces, ni estar pegado a ti para asistirte en la caída. Te estorbaría mi exesiva protección, y te haria extremadamente dependiente. Pero prometo estar ahi, para cuidar tus raspones. 

No prometo, hijo, heredarte mi experiencia. No podría ser tuya. Tendrías que adquirirla en carne propia. Pero prometo estar disponible cuando solicites mi consejo. 

No prometo, hijo, solucionar tus problemas, aunque lo haría todo por ti. La solución suele estar en tus manos y no en las mias, pero prometo ayudarte en lo posible y escucharte cuando quieras desahogarte.
No prometo, hijo, evitarte sufrimientos, no puedo cegarte a la realidad, porque aveces sufrir es necesario para aprender a ser fuerte, pero prometo ofrecerte mi hombro, cuando necesites consuelo.
No prometo, hijo, darte todo lo que quieras. En todo caso es mejor que aprendas a valorar que los caprichos y las modas no son importantes pues se olvidan en cuanto se consiguen, pero prometo hacer el mayor esfuerzo para darte lo necesario.
No prometo, hijo, que serás tú el centro de mi atención, necesito tambien atender otros asuntos por tu bienestar y el de toda la familia, pero prometo no descuidarte y dedicar un tiempo especial, solo para ti. 

No prometo, hijo, caerte bien en todo momento, a veces no te gustará lo que yo diga o haga, porque tengo la obligación de guiarte por el camino correcto. Pero prometo no maltratarte ni humillarte cuando te corrija.
No prometo, hijo, que serás un niño mimado, a la larga te haria mucho daño. Pero te prometo que serás mi niño querido.
No prometo, hijo, estar a tu lado siempre, soy mortal como cualquier humano. Pero pero prometo enseñarte que si existe un Padre que si es eterno a quien podrás acudir siempre que quieras.
No prometo, hijo, ser un padre perfecto, pero prometo poner todo mi amor en el intento.


21/4/16

La falsa humildad.




Al Maestro le divertía sobremanera esa falsa autoestima que intenta pasar por humildad.  Y ésta es la parábola que en cierta ocasión contó a sus discípulos: 


Dos hombres, un sacerdote y un sacristán, 

acudieron a una iglesia a orar. 


El sacerdote, dándose golpes de pecho, 
exclamaba fuera de sí: . 

«¡Señor, soy el más vil de los hombres 
y el más indigno de tu gracia!


¡Soy un desastre y una nulidad! 
¡Ten compasión de mí!» 

No lejos del sacerdote, 
el sacristán también se daba golpes de pecho 

y gritaba lleno de fervor: 

«¡Ten compasión de mí, Señor, 
que soy un pecador y un miserable !» 

El sacerdote, al oírlo, 
se volvió arrogante hacia él y dijo: 

«¡Lo que faltaba: mira quién se atreve a decir que es un miserable! 


» 








20/4/16

El valor de un anillo.



“Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa, que no tengo fuerzas para hacer nada. Todos me dicen que soy una calamidad, que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy bastante tonto... ¿Cómo puedo mejorar?...¿Qué puedo hacer para que me valoren más?”


El maestro, sin mirarle le dijo:

- “!Cuánto lo siento, pequeño saltamontes. No puedo ayudarte, porque debo resolver primero mi propio problema. Si quisieras ayudarme tú a mí, podría resolver el tema con más rapidez y luego, tal vez te pudiera ayudar.”.

- “Encantado”– titubeó el muchacho, aunque una vez más sintió que volvía a ser desvalorizado y vio sus necesidades otra vez postergadas.

- “Bien”, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique izquierdo y dándoselo al chico, agregó:

- “Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debes vender este anillo y trata de obtener por él la mayor suma posible, pero nunca aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas”

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con cierto interés, hasta que decía el precio que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, unos se reían, otros daban media vuelta hasta que un viejito le explicó que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio del anillo.

Después de ofrecer la joya a más de cien personas y abatido por su fracaso, montó en el caballo y regresó. Entró en la habitación y dijo:

- Maestro lo siento... no pude conseguir lo que me pediste. Tal vez podría conseguir dos o tres monedas de plata, aunque no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo”.

- “!Qué importante lo que dijiste, pequeño saltamontes”- contestó sonriente el maestro. “Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto daría por él. A pesar de todo lo que te ofrezca, nunca se lo vendas. Regresa aquí de nuevo con el anillo”.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo. Lo miró con lupa, lo pesó y luego le dijo:

- “Dile al maestro, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro”.

- ¿58 monedas ??? Exclamó el joven.

- “Sí”- replicó el joyero- Sé que con el tiempo, podríamos obtener hasta 70, pero nunca si la venta es urgente.

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- “Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo. Tú eres como este anillo: una joya valiosa y única y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida, pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?.

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.



¿Y tú dónde buscas tu valor?

19/4/16

La esencia de Dios y de la vida


A raíz de algo que publiqué ayer en uno de mis blogs sobre la cercana inmortalidad del ser humano, mi gran amigo y admirado Marcos Méndez me escribió sobre lo impresionante del video y de la reflexión que puse en el blogg. Al mismo tiempo me hacia hincapié en algo que está leyendo y que muestra el futuro del cristianismo al igual que la imagen del cristianismo del hoy es una imagen de muerte. 

Pero creo que a pesar de todo lo que vemos hay algo que nunca muere y es la esencia de las cosas.La esencia de la religión cristiana, en la cual creo profundamente, es el amor. Podrán cambiar las formas pero no el amor en sí. El amor es la entrega al otro. El amor es la extensión de uno mismo hacia la vida. El amor es lo que uno aporta a los demás y a la vida. Y en cualquier momento de la vida y de la historia el amor se tendrá que manifestar de una u otra manera. El amor no muere, porque desde mi creencia el Amor es Dios, es la misma Vida y la misma Energía que nos rodea y que en su momento se ha hecho visible en la persona de Jesucristo.

Hace unos días la prensa hacia público la decisión del Papa Francisco de llevarse para el Vaticano a unos dos, catorce o dieciséis refugiados sirios. Acogerlos allí con todos los gastos pagos. Esa es la esencia de la religión, de la vida y de uno mismo. Eso no cambia a través del tiempo ni de los siglos: Tuve hambre y me disteis de comer, sed y me disteis de beber, forastero y me acogisteis.... 

Podrán cambiar las formas de expresar lo que creemos, la manera de celebrarlo, los dogmas en los que creemos, pero el Espíritu y la Verdad prevalecerán porque no forman parte de filosofías, ni de dogmas, ni de creencias. Porque el amor será siempre el amor, manifestado en la cercanía al ser humano que necesita de nosotros, y de la necesidad que nosotros tenemos de manifestarnos en nuestra esencia, que no es otra cosa sino el amor.


18/4/16

Ser coherente con uno mismo y con los demás.





Las lluvias monzónicas habían llegado a la India. Era un día oscuro y llovía torrencialmente. Un discípulo corría para protegerse de la lluvia cuando lo vio su maestro y le increpó: 

--Pero, ¿cómo te atreves a huir de la generosidad del Divino?, ¿por qué osas refugiarte del líquido celestial? Eres un aspirante espiritual y como tal deberías tener muy en cuenta que la lluvia es un precioso obsequio para toda la humanidad. 

El discípulo no pudo por menos que sentirse profundamente avergonzado. 

Comenzó a caminar muy lentamente, calándose hasta los huesos, hasta que al final llegó a su casa. Por culpa de la lluvia cogió un persistente resfriado. 

Transcurrieron los días. Una mañana estaba el discípulo sentado en el porche de su casa leyendo las escrituras. Levantó un momento los ojos y vio a su gurú corriendo tanto como sus piernas se lo permitían, a fin de llegar a algún lugar que lo protegiera de la lluvia. 

--Maestro -le dijo-, ¿por qué huyes de las bendiciones divinas? ¿No eres tú ahora el que desprecias el obsequio divino? ¿Acaso no estás huyendo del agua celestial? 

Y el gurú repuso: 

--¡Oh, ignorante e insensato! ¿No tienes ojos para ver que lo que no quiero es profanarla con los pies? 



Los que no ejemplifican 
sus palabras 
con sus actos 

siempre encuentran 

una manera de justificarse. 


15/4/16

El misterioso ladrón de ladrones



Caco Malako era ladrón de profesión. Robaba casi cualquier cosa, pero era tan habilidoso, que nunca lo habían pillado. Así que hacía una vida completamente normal, y pasaba por ser un respetable comerciante. Robara poco o robara mucho, Caco nunca se había preocupado demasiado por sus víctimas; pero todo eso cambió la noche que robaron en su casa.

Era lo último que habría esperado, pero cuando no encontró muchas de sus cosas, y vio todo revuelto, se puso verdaderamente furioso, y corrió todo indignado a contárselo a la policía. Y eso que era tan ladrón, que al entrar en la comisaría sintió una alergia tremenda, y picores por todo el cuerpo.

¡Ay! ¡Menuda rabia daba sentirse robado siendo él mismo el verdadero ladrón del barrio! Caco comenzó a sospechar de todo y de todos. ¿Sería Don Tomás, el panadero? ¿Cómo podría haberse enterado de que Caco le quitaba dos pasteles todos los domingos? ¿Y si fuera Doña Emilia, que había descubierto que llevaba años robándole las flores de su ventana y ahora había decidido vengarse de Caco? Y así con todo el mundo, hasta tal punto que Caco veía un ladrón detrás de cada sonrisa y cada saludo.

Tras unos cuantos días en que apenas pudo dormir de tanta rabia, Caco comenzó a tranquilizarse y olvidar lo sucedido. Pero su calma no duró nada: la noche siguiente, volvieron a robarle mientras dormía.

Rojo de ira, volvió a hablar con la policía, y viendo su insistencia en atrapar al culpable, le propusieron instalar una cámara en su casa para pillar al ladrón con las manos en la masa. Era una cámara modernísima que aún estaba en pruebas, capaz de activarse con los ruidos del ladrón, y seguirlo hasta su guarida.

Pasaron unas cuantas noches antes de que el ladrón volviera a actuar. Pero una mañana muy temprano el inspector llamó a Caco entusiasmado:

- ¡Venga corriendo a ver la cinta, señor Caco! ¡Hemos pillado al ladrón!

Caco saltó de la cama y salió volando hacia la comisaría. Nada más entrar, diez policías se le echaron encima y le pusieron las esposas, mientras el resto no paraba de reír alrededor de un televisor. En la imagen podía verse claramente a Caco Malako sonámbulo, robándose a sí mismo, y ocultando todas sus cosas en el mismo escondite en que había guardado cuanto había robado a sus demás vecinos durante años... casi tantos, como los que le tocaría pasar en la cárcel.

14/4/16

Metáfora del autobus



Imagínese que usted es el conductor de un autobús con muchos pasajeros. Los pasajeros son pensamientos, sentimientos, recuerdos y todas esas cosas que uno tiene en su vida. Es un autobús con una única puerta de entrada, y sólo de entrada. Algunos de los pasajeros son muy desagradables y con una apariencia peligrosa.
Mientras usted conduce el autobús algunos pasajeros comienzan a amenazarle diciendole lo que tiene que hacer, dónde tiene que ir, ahora gire a la derecha, ahora vaya más rápido, etc., incluso le insultan y desaniman, eres un mal conductor, un fracasado, nadie te quiere… Usted se siente muy mal y hace casi todo lo que le piden para que se callen, se vayan al fondo del autobús durante un rato y así le dejen conducir tranquilo.
Pero algunos días se cansa de sus amenazas, y quiere echarlos del autobús, pero no puede y discute y se enfrenta con ellos. Sin darse cuenta, la primera cosa que ha hecho es parar, ha dejado de conducir y ahora no está yendo a ninguna parte. Y además los pasajeros son muy fuertes, resisten y usted no puede bajarlos del autobús. Así que resignado vuelve a su asiento y conduce por donde ellos mandan para aplacarlos.
De esta forma, para que no le molesten y no sentirse mal usted empieza a hacer todo lo que le dicen y a dirigir el autobús por dónde le dicen para no tener que discutir con ellos ni verlos. Usted hace lo que le ordenan y cada vez lo hace antes, pensando en sacarlos de su vida. Muy pronto, casi sin darse cuenta, ellos ni siquiera tendrán que decirle “gire a la izquierda”, sino que usted girará a la izquierda para evitar que los pasajeros se echen sobre usted y le amenacen.
Así, sin tardar mucho, empezará a justificar sus decisiones de modo que casi cree que ellos no están ya en el autobús y convenciéndose de que está llevando el autobús por la única dirección posible. El poder de estos pasajeros se basa en amenazas del tipo “si no haces lo que te decimos, apareceremos y haremos que nos mires, y te sentirás mal”. Pero eso es todo lo que pueden hacer. Es verdad que cuando aparecen estos pasajeros, pensamientos y sentimientos muy negativos, parece que pueden hacer mucho daño, y por eso usted acepta el trato y hace lo que le dicen para que le dejen tranquilo y se vayan al final del autobús donde no les pueda ver.
¡Intentando mantener el control de los pasajeros, en realidad ha perdido la dirección del autobús¡ Ellos no giran el volante, ni manejan el acelerador ni el freno, ni deciden dónde parar. El conductor es usted.


13/4/16

Pepe el positivo



Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser.

Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, el respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".

Había tenido varios destinos y varios de sus colaboradores le habían seguido en todos ellos. La razón de que le siguieran era por su actitud: era un motivador natural. Si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado cómo ver el lado positivo de la situación.

Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Pepe y le pregunté:

"No lo entiendo.... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo. ¿Cómo lo haces?"

Pepe respondió: "Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo:

Pepe, tienes dos opciones hoy: puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor; escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello. Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida."

"Sí, claro, pero no es tan fácil" protesté.

"Sí lo es", dijo Pepe. "Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección. Tú eliges cómo reaccionas ante cada situación, tú eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen humor o mal humor.

En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA."

Reflexioné en lo que Pepe me dijo...

Poco tiempo después, por cuestiones de residencia, perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Pepe, cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.

Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio, dejó la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado por tres ladrones armados.

Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano, temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon.

Con mucha suerte, Pepe fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo.

Me encontré con Pepe seis meses después del accidente, y cuando le pregunté como estaba, me respondió: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".

Le pregunté que pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó:
“Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir".

"¿No sentiste miedo?“ le pregunté.

Pepe continuó: "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: -es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar una decisión”.

"¿Qué hiciste?" pregunté.

Pepe me dijo: "Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo, y respirando profundo grité: - "Sí, a las balas" - Mientras reían, les dije: "estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto".

Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo POR SU ASOMBROSA ACTITUD. Aprendió que CADA DÍA TENEMOS LA ELECCIÓN de vivir plenamente, la ACTITUD, al final, lo es todo.


Al final la decisión de
• Cómo eres
• Cómo te ves
• Cómo te sientes
• Cómo vives

¡ES TUYA!

y recuerda:

sólo se frustran aquellos que dejan de ver la parte positiva de sus resultados y de la vida


12/4/16

Vivir el presente




Hoy eliminaré de mi agenda dos días: ayer y mañana. Ayer fue para aprender y mañana será la consecuencia de lo que hoy pueda realizar.

Hoy me enfrentaré a la vida con la convicción de que este día jamás volverá. 

Hoy es la última oportunidad que tengo de vivir intensamente, pues nadie me asegura que mañana volverá a amanecer. 

Hoy tendré la audacia de no dejar pasar una sola oportunidad, mi única alternativa es la de triunfar. 

Hoy invertiré mi recurso más importante: mi tiempo, en la obra más trascendental: mi vida, cada minuto lo realizaré apasionadamente para hacer de hoy un día diferente y único en mi vida. 

Hoy desafiaré cada obstáculo que se me presente con la fe de que venceré. 

Hoy seré la resistencia al pesimismo y conquistaré al mundo con una sonrisa con la actitud positiva de esperar siempre lo mejor.

Hoy haré de cada tarea ordinaria una expresión sublime, demostrando en cada momento la grandeza de mí ser. 

Hoy tendré los pies en la tierra comprendiendo la realidad y la mirada en las estrellas para inventar mi porvenir. 

Hoy tendré tiempo de ser feliz y dejaré mi aroma y mi presencia en el corazón de los demás convirtiendo cada una de mis acciones en manifestaciones de amor. 


11/4/16

El bambú japonés

EL BAMBU JAPONÉS 


No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego.También es obvio que quien cultiva la tierra no se detiene impaciente frente a la semilla sembrada, y grita con todas sus fuerzas: ¡Crece, maldita sea!Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece
¡más de 30metros!

¿Tardó sólo seis semanas crecer?

No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos -, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos-, si está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación.
Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.
Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

Tiempo… Cómo nos cuestan las esperas, qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos…

Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi… nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué…

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés…
¿Para qué?







Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación.
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…
quizá solo estés echando raíces….