21/2/13

Aprendiendo a vivir



Vive como si fueras a morir mañana. 
Aprende como si fueras a vivir siempre.

Mahatma Gandhi

¿Te has preguntado alguna vez como vivirías los últimos días de tu vida si supieras el día y la hora de tu fallecimiento? A veces no tenemos ni tan siquiera el valor de plantearnos la posibilidades de que mañana ya no podemos estar presentes en este mundo pero, ¿qué harías? Tal vez gozar de tu familia, un viaje, sentirte víctima de que te llegue la hora y ponerte a llorar....

Una de las grandes experiencias de quien ha acompañado a miles de personas a morir, Elisabeth kübler-ross, nos dice que la mayoría de las personas al llegarle la hora de la muerte sienten un gran resentimiento por acabar su andadura en la vida sin haberse atrevido a realizar cosas que, por miedo u otras circunstancias, no se han atrevido a realizar. Hay quien se lleva la frustración de no haberse hablado con alguien querido, la de no haber aprovechado una oportunidad de desarrollar algo que quería en la vida o de dar pasos que el miedo le ha impedido dar.

Estoy seguro de que muchos en el lecho de la muerte miran con energía y son capaces de reconciliarse con todo el mundo. La experiencia nos dice que aquellos que han estado cerca de la muerte por circunstancias especiales como pueden ser infartos, accidentes, etc. y han sobrevivido comienzan su andadura, lo que ellos llaman su segunda vida, con un espíritu diferente.

La frase de Gandhi que encabeza esta reflexión nos invita precisamente a eso, a saber vivir y aprovechar la vida como si fuera el último día, con la misma ilusión, ímpetu, creatividad y energía. Es la ilusión que le ponemos a la vida y a las cosas que hacemos las que hacen posible que la vida sea algo bello y digno de vivir.

Esa ilusión nos lleva a tener otra actitud no menos importante, la de estar abiertos y aprender, como si fuéramos a vivir para siempre. Es la ilusión de los niños que indagan, investigan, buscan, se atreven porque en su mente y en su espíritu, la vida es un juego. ¿Por qué para los adultos habrá dejado de ser un juego? ¿Quién sonríe más los adultos o los niños? ¿Por qué será?

¿Qué 50 cosas te gustarían realizar antes de morir? Si eres capaz de hacer una lista, por muy imposible que parezca que puedas realizarlas, demuestra la ilusión y las ganas que tienes, no de sobrevivir, sino de vivir.


20/2/13

¿Decidirnos o agonizar?



Una de las cosas más difíciles que tenemos que afrontar en la vida es la toma de decisiones. A veces toman su largo tiempo. Nos debatimos entre el si o el no, entre el dar el paso o esperar. Y en medio de ello hay una larga agonía que nos va desgastando poco a poco. Hay una lucha interna que muchas veces es provocada por los sentimientos de apego y de dependencia y otras por el miedo a soltar todo aquello que nos amarra y nos impide abrirnos a lo nuevo y a lo incierto. Hay momentos en los que los pasos los damos cuando ya no nos queda otra y tenemos que aceptarlo como situaciones en las que no hay vuelta atrás.

Solamente el espíritu de libertad y de confianza en nosotros mismos es lo que nos permite dar los pasos que nos permiten cerrar unas puertas y que se abran otras en la vida. Alguien decía que cuando nos quedamos solos y desnudos ante la realidad es cuando nos exponemos a toda la libertad interna y se nos abren todas las posibilidades de la vida, tal vez porque cuando dependemos de situaciones y de personas no somos todo lo suficientemente libres y valientes que nos gustaría ser.

Tener claro que hay un horizonte lleno de posibilidades, de que tendremos la libertad para poder llevar a cabo, tal y como nosotros queremos, nuestros sueños, y sentir el apoyo de aquello que puedan valorarnos y valorar lo que queremos es la clave donde apoyarnos para que no haya agonía en nuestras vidas sino más bien el punto de valentía que necesitamos para dar el paso.


19/2/13

Felicidad: ¿tener o ser?



La riqueza consiste mucho más 
en el disfrute que en la posesión.

Aristóteles

¿Ha habido algún momento en el que te has prodigado en el disfrute de dar algo a los demás? ¿Eres capaz de visualizarte en esos momentos? ¿Consigues ver el rostro de satisfacción que tienes? ¿Y la sonrisa que puebla tu rostro?

Cambiemos de escena. Imagínate ahora y por un momento situaciones en las que has sido un tnato egoísta, amarrado, posesivo... ¿Cuál es la respuesta corporal que has tenido en esos momentos? ¿Tal vez tenso, serio, preocupado, nervioso....?

La realidad es que cuando disfrutamos de algo es porque somos libres y no nos sentimos poseídos por aquello de lo que disfrutamos. Cuando disfrutamos hay otro aspecto importante, la capacidad de amor que tenemos dentro, la capacidad de ofrecer y de disfrutar de los beneficios que reportas a quien das. Fíjate si no en los momentos en que lo has sentido. La vida que producimos en los demás es como si fuera una extensión de la nuestra. Nos sentimos realizados cuando somos capaces de producir vida en otros.

Por el contrario, cuando poseemos, nos aferramos a las cosas que significan mucho para nosotros, cuando no somos capaces de soltar sentimientos, ideas o sentimientos, no somos felices. La tristeza se apodera de nosotros. Nuestra felicidad depende no de lo que somos capaces de dar sino de aquello que queremos retener. En la medida que retienes no das vida a nadie, y lo peor de todo es que te la quitas a ti mismo pues crees que tu felicidad depende de lo que tienes y no de lo que eres, y de lo que eres capaz de generar a través de ti.

Dice la canción que "el rico no tiene amigos, sino herederos", y que "el celoso sufre más que aquel sobre quien tiene los celos". El que tiene y se preocupa de no perder lo que tiene, tiene miedo de quedarse sin nada, pues lo que valora no es lo que es, sino lo que tiene. El que ama no da de lo que tiene, sino que se da a si mismo. Lo curioso es que cuando se ama fallan las matemáticas, pues cuanto más das, más tienes.


18/2/13

El camino y la certeza



Una vez que sabes cuál es el camino, 
Ya no vas solo,
La certeza te acompaña,
Te apacigua, te avisa y te disuelve todo conflicto.


Una vez que sabes cuál es el camino, 
¿Qué importa como parezca ser?
Fácil o difícil, largo o corto, 
se atraviesa todo sin ruido ni pesar.


Una vez que sabes cuál es el camino
el sentido te alumbra cada paso
pues ya estás disfrutando de la paz ahora
como un reflejo del cielo en tu conciencia .

Jorge Lomar

Me encontré esta tarde esta reflexión de Jorge Lomar en Facebook y la verdad es que me gustó.

En primer lugar porque sentirse acompañado de la certeza y de la seguridad de lo que creemos nos da fuerza, no solo para emprender el camino, sino que también para recorrerlo. Si bien la fuerza no está sólo en la consecución de los objetivos sino en saborear el proceso sin esa certeza y fe ciega en o que deseamos no podríamos hacer nada.

El segundo aspecto es el de la compañía versus la soledad. La soledad no escogida es muchas veces una pesada losa a la hora de avanzar en nuestro camino. Sentirse acompañado por la certeza, la seguridad y, sobre todo, por la confianza en uno mismo es la clave.

Por último "el sentido" de lo que hacemos, el de nuestra vida, el de cada paso que damos. El sentido es lo que motiva, lo que da fuerzas, lo que mantiene cada paso que damos.

La verdad es que cuando experimentamos esa certeza, esa confianza y vivimos todo son un sentido concreto, el caminar se hace más fácil.


15/2/13

Al que buen árbol se arrima



Esperaba a unos clientes que querían compra. Ellos venían en coche con un compañero. Se retasaban. Yo esperaba con mi cliente vendedor. Vende algo importante, un complejo turístico. Mientras esperábamos charlábamos con toda naturalidad. Se me ocurrió preguntarle lo que iba a hacer con el dinero y me lo dijo rápidamente: "Comprar en la capital" "La capital, en tiempo de crisis, es lo ultimo que se hunde." Nunca lo había pensado, no se me había pasado por la cabeza. Y como el decía se veía movimiento, mucho movimiento en la capital.

En tiempos de crisis, económicas o no, ¿dónde refugiarnos?¿Donde invertir nuestro tiempo, dinero, sentimientos, recursos, cualidades....? ¿Cuales son los valores seguros?

Aquellos que tienen exito, olfato, estrategias. En otras palabras, aquellos que de una manera u otra han triunfado en aquello en lo que nosotros queremos son los que nos abren el camino.

Hoy estando en silencio, escuchando y haciendo alguna que otra pregunta aprendí lo que mañana tengo que hacer. Nunca te acostaás sin saber una cosa más, sobre todo cuando estás dispuesto a aprender de los demás.

Y siempre una pregunta que no está demás: ¿De quien podemos aprender? ¿Lo identificamos? Pues a por el porque al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija......

14/2/13

Cuida el presente


No deja de ser realista y simpática esta frase de Facundo Cabral. Cada día es el presente, cada día hay que vivírlo, cada día es el que da sentido a la existencia.

Alguien me decía cuando le preguntaba como se sentía: "Me gustaría coger un par de almohadas y acostarme en el sofá toda la tarde". Indicaba con ello que no estaba muy bien de moral o de ánimos.

¿Vivir el desánimo, la apatía, el mal día, la bajona? ¿Por qué no? Son parte de nuestro presente. Viviendo cada momento, sea bueno o malo, descubriremos el sentido que le estamos dando a la vida en ese preciso instante y es por ello que vivir es algo más que sentir, es descubrirnos en cada momento de nuestra vida, ya que los buenos y malos momentos hablan de nosotros.


13/2/13

La escucha apreciativa



¿Nunca te has sentido a gusto escuchando algo y de has dado cuenta de que el foco de atención no era lo que escuchabas sino aquello a donde lo que escuchabas te trasladaba?

A mi me ha pasado en ocasiones que he estado escuchando a alguien que me inspiraba o que me contaba alguna situación personal. Me sentía a gusto en una u otra situación y de repente me sentía transportado a lo que estaban hablando y sin darme cuenta ya no estaba presente en la conversación en sí sino inmerso en lo que se describía. Apreciaba, de una manera u otra, lo que se decía pero perdía la conexión con el que lo estaba diciendo y, posiblemente, lo que me estaba comunicando.

Escuchar es algo más que apreciar un mensaje que se da. Es captar lo que se quiere decir a través de él. Recuerdo el ejemplo de alguien que quería pararse en una gasolinera a tomar un café, y cada vez que estaban a punto de pasar por una le decía a su marido, que era el que conducía: "¿No quieres echarle gasolina al coche?" El marido siempre contestaba que no. Ya en una de ella necesitaba gasolina y decidió parar. Entonces la mujer dijo: "¡Al fin podré tomar un café!"

Cuantas veces nos ha ocurrido que apreciamos lo que nos dicen pero no interpretamos o no nos aseguramos del mensaje que nos quieren dar. Es importante verificar lo que entendemos y si lo que entendemos es lo que se nos quiere comunicar. ¿Cómo? Preguntando. La pregunta se hace no para cuestionar sino para verificar y así dar a entender que estamos escuchamos y queremos entender bien lo que se comparte con nosotros.


12/2/13

Hablar y escuchar: Necesidad y arte



Hablar es una necesidad;
escuchar es un arte.

Goether

Todos tenemos la necesidad de hablar. Tal es la necesidad que muchas veces lo hacemos sin medir las palabras y las consecuencias que pueden tener para nosotros o incluso para otros. Es tal la necesidad que tenemos que muchas veces y sin darnos cuenta expresamos y damos a conocer nuestra personalidad en lo que decimos. Es más, a veces empezamos a hablar y no hay quien nos pare, al punto que podemos llegar a monopolizar una conversación sin tener en cuenta a aquellos que nos están escuchando.

Escuchar es un arte, un arte que va mucho más allá del mero oír. Escuchar es el arte de querer llegar a conocer a nuestro interlocutor. ¿Te has preguntado lo que se esconcde detrás del mundo de nuestro interlocutor. La experiencia de escuchar nos lleva a la curiosidad no morbosa de querer conocer al otro por el hecho de que el otro representa y aporta algo positivo a nuestra vida.

¿Te das cuenta de que muchas veces cuando escuchamos estamos a la espera de hacer valer nuestras opiniones, nuestras creencias o de querer tener la razón? ¿Es el dialogo un combate en el que uno gana y el otro pierde? ¿Consiste el escuchar en aconsejar, por ejemplo? A veces escuchar es tan solo eso, escuchar, sin valorar, sin juzgar, sin querer ayudar, aunque la mera escucha activa sea una ayuda en si.

No todos valemos para escuchar o, mejor dicho, no todos tenemos el arte de escuchar y de ponernos en la situación del otro. En una ocasión participaba en una dinámica en la que uno tenía que sentarse frente a una silla vacía y dirigirse a ella contándole lo que le pasaba. Después tenía que pasar a la silla vacía y tenía que dialogar con el que estaba anteriormente hablando en la otra silla. Todo un dialogo o monologo que lo único que pretendía era intentar entrar en la vivencia del otro y aprender de ella sin ningún tipo de ánimo de ser el salvador o el juez, sino de aprender lo que se movía y cocía en la vida de otra persona.

¿Cuántas veces no nos hemos sentido escuchados? ¿Cuántas se nos han dado consejos cuando no los hemos pedido? ¿Cuántas se han juzgado nuestras palabras sin haberlo pedido? ¿Cuántas veces nos hemos sentido solos en nuestro dialogo? ¿Cuántas? ¿Cuántas veces habremos escuchado nosotros de la misma manera no convincente a quien nos hablaba?

Escuchbar es un arte, un arte que se aprende escuchándonos, primero a nosotros mismos y después a los demás. En la medida en que aprendamos a escucharnos, cosa que no es fácil, aprenderemos a escuchar y respetar a los demás.


11/2/13

Aquello que nos ata




Tres son las cosas que nos atan en la consecución de lo que queremos y buscamos en la vida:

  • Nuestros pensamientos. Detrás de cada emoción y sentimiento siempre hay una idea. Es la que nos hace ver el vaso medio lleno o medio vacío, un futuro halagüeño o desgraciado, un obstáculo o una oportunidad. En nuestra manera de pensar nos decantamos por darle una informacion positiva o negativa al cerebro y en base a eso escogemos la manera en como actuamos en la vida y de ahi si somos felices o no.
  • Nuestros miedos. Son los principales frenos. Buscamos por lo general lo seguro, lo cómodo. Si vemos riesgo la prudencia y el miedo al fracaso, cualquier tipo de fracaso, nos frena y hace que tardemos mucho mas en tomar las decisiones y muchas veces la de no dar el paso por dicho miedo, cuando un 85 o 90 % de las situaciones los miedos son irracionales y aquello a lo que tememos no llega a suceder.
  • Nuestras creencias. El conjunto de pensamientos, valores, tradiciones, hábitos sociales adquiridos sobre los que se asientan nuestro hábitos de vivir no son cuestionados. Son como una especie de dogma, tabú o principios incuestionables. No nos damos cuenta de que todo ello está a nuestro servicio y no nosotros al servicio de ellos.
Es la libertad interna, no el libertinaje, la que nos hará libres para escoger sabiamente aquello que nos hará felices y dar más vida a la misma vida y a los demás, más que nada por escoger el camino de vivir y no el de sobrevivir siendo esclavo de pensamiento, miedos o creencias que no nos aportan vida.

8/2/13

Escuchar abiertamente



Tenemos una tendencia a buscar, escuchar y apoyar aquello que va en nuestra linea mientra que tendemos a cerrar los ojos, los oídos y la mente a todo lo que puede poner en cuestión aquello que defendemos a capa y a espada. Hay un sentimiento que recorre nuestra mente en el que nos sentimos como si alguien quisiera robarnos algo de nuestra vida.

Alguien decía que la mayor distancia entre dos personas es el volumen de voz que utilizan para comunicarse. La misma distancia puede haber en nuestra cerrazón a la hora de escuchar al otro por miedo a que destruya nuestros argumentos y quedemos prácticamente al desnudo con nuestros propios argumentos e ideas sin poder justificarlas y defenderlas.

Hoy, a nivel científico, si se quiere probar hay algo hay que testarlo, hay que buscar argumentos que destruyan el proyecto que alguien tiene en mente, y no con la idea de destruirlo en sí sino más bien con la idea de fortalezer la creencia, consolidar el proyecto y lleva a cabo lo que uno quiere. Poner algo a prueba requiere pues el saber mirar a todos lados incluso a los lados que no nos gusta. Aquello que no es agradable a la hora de escuchar y de compartir puede resultar agradable para fortalecer un punto de vista u objetivo.

Escuchar aquello que nos molesta puede ser un incentivo para clarificar mucho mejor las posiciones en las que nos mantenemos, o incluso para mejorarlas y clarificarlas, o cambiarlas. La escucha activa y sincera nos lleva eso. Encerrarnos en nuestras propias ideas y no valorar otras nos perjudica incluso a la hora de vivir lo que queremos y de defender lo que creemos.

A veces no es suficiente con estar abierto a lo diferente, a veces tenemos que buscar lo contrario. Es buscar la manera de perfeccionar aquello que deseamos. Encontraremos visiones diferentes, maneras de afrontar la vida y las situaciones de forma distinta.

A veces son nuestros propios prejuicios los que nos juegan una mala pasada y nos hacen ver la realidad un tanto distorsionada. No hay nada como ver la realidad tal cual es, te pone entre la espada y la pared, pero te ayuda a ser, a vivir, a crecer.


7/2/13

Aprendiendo a vivir



Platicaba yo esta tarde sobre la enseñanza y sobre la necesidad de estar preparados para afrontar la vida. Surgía esta reflexión al ver personas jóvenes que ya entrando en edades un poco avanzadas ni trabajan porque no encuentran empleo, ni se preparan para poder vender sus servicios a quien los pudiera necesitar. Al mismo tiempo hablábamos sobre las desafortunadas palabras, al menos para mí, del ministro de educación en las que afirmaba que no hay que formarse para lo que a uno le gusta, sino para lo que se demanda hoy en día.

Yo no estoy de acuerdo. Si quieres ver a alguien infeliz ponlo a trabajar en algo que no le gusta. Y si quieres que deje de crecer, ponle a trabajar en algo que no le guste. Y si por encima quieres que las cosas sigan como están, ponlos a hacer algo que no les guste.

La vida, y el trabajo es parte importante de ella, es para disfrutarla. Y el trabajo hay que saber disfrutarlo y vivírlo. A parte de disfrutarlo y de ser felices con ello, cuando gozamos de lo que hacemos vienen varios regalos con ello. Uno de ellos es la creatividad. Cuando nos vemos inmersos en algo que nos gusta lo vemos desde un angulo y desde otro, desde una perspectiva u otra. El ingenio, la imaginación, la creatividad van acompañados de la mano con el gusto que sentimos por las cosas o por las personas.

Si miramos hacia nosotros mismos nos daremos cuenta de ello. Cuando gozamos de una situación o de un grupo de personas, ¿qué nos sucede? Todos nuestros sentidos se despiertan, se desarrollan y crecen.

Prepararnos para vivir es, esencialmente, prepararnos para disfrutar de lo que nos gusta y poder ofrecer eso mismo a la misma vida y a los demás. Es cuando mejor nos salen las cosas. Es cuando rayamos la perfección, la curiosidad y cuando nos sentimos realizados porque aportamos vida a la misma vida y a los demás.

No es cuestión de, simplemente, aprender para saber o memorizar. Es cuestión de aprender para disfrutar, sentirse realizado, saber que tu vida tiene un sentido y que aportas a la vida algo más de vida y también a los demás. Como diría Bob Marley: "No vivas para que tu presencia se note, sino para que tu ausencia se sienta". Cuando uno sobrevive se va arrastrando, mientras que cuando vive sus ojos brillan, su sonrisa pueblan la cara y el cuerpo baila a medida que va viviendo y sintiendo lo que hace.


6/2/13

Jordan y el éxito


¿Quién tiene éxito en la vida? ¿Qué es el éxito? ¿Es más exitoso el que lo consigue a la primera o el que ha conseguido a lo largo de muchas pruebas conseguir lo que se proponía?

Conseguirlo a la primera tal vez sea casualidad, intuición, buena suerte. Tal vez disfrutes de ello, pero nunca como si te ha costado el conseguirlo.

Si lo has conseguido después de mucho esfuerzo has conocido el dolor de la frustración, el desaliento, el sudor, la paciencia. Después de todos los pasos te sientes que el reto lo has convertido en experiencia, en juego, en diversión, en conocimiento.

A lo largo de las pruebas has dominado la técnica, conocido todos los entresijos, has saboreado todo el proceso. Has disfrutado no solo al conseguirlo, sino durante todo el camino.

Las dificultades nos ponen a prueba y hablan de nosotros mismos, de nuestros valores y de quienes somos en la realidad. Nos forjamos, como el hierro o como el barro, a fuerza de calor, dolor y de dejarnos moldear por las lecciones que la vida nos da.

No se los exitos que habrás cosechado en tu vida o las cosas de las que te sientes satisfecho. Puedo asegurarte que los mayores momentos de alegría vienen de aquellos en que hemos logrado algo que nos ha costado. Y es más, si te das cuenta el camino lo has hecho con más pasión y alegría.


5/2/13

La mochila



¿Qué llevarías en una mochila para tu viaje por la vida? Elsa Punset, a quien escuchaba hoy en una grabación, decía que sólo son necesarias dos cosas: ""amor y curiosidad".  Curiosamente me topaba con una frase de Erich From en la que afirmaba que "dar produce más felicidad que recibir".Es curioso que me haya topado con las dos por la cercanía que tiene el contenido de ambas.

¿Te imaginas ir cargando por la vida con una mochila llena de sentimientos negativos? ¿O cargada de sentimientos de avaricia? ¿O de ansiedad? Debe de ser duro. Lo he dicho en más de una ocasión, es difícil ver a alguien que ama y que se da a los demás insatisfecho de la vida o de lo que el o ella es y representa en la vida. El amor es algo que te llena y como alguien afirma es lo único que "cuánto más das, más tienes y se multiplica".

Siempre me ha parecido que el amor es el eje y lo que da sentido a nuestras vidas, lo que nos hace ser sanamente curiosos para saber como poder amar y ayudar mejor a los demás y que, curiosamente, nos hace crecer mucho más como personas. El amor es aquello que te hace centrar más en las necesidades de los otros que en las tuyas mismas. Y como diría Eintein lo que te hace madurar en el sentido de que cuando maduras estás más atento a las necesidades de los demás que a las propias. Me hace recordar a mi madre que en sus últimos años de vida estaba más pendiente de lo que necesitaban otros que de su propia salud y de sus propias necesidades.

¿Pesa el amor? No conozco a nadie que se haya derrumbado por su peso, es más, conozco a mucha gente que gracias al amor ha cargado con mucho más de lo que humanamente podía cargar para sorpresa y asombro de muchos. El amor siempre desata sonrisas y bienestar, aunque reconozco que el amor a veces puede llegar a molestar y a herir, porque tiene un ingrediente de sinceridad y de verdad, aunque el respeto, la comprensión y la aceptación sin limites son parte de él.


4/2/13

Saber escuchar



Decía un periodista anoche en un programa de televisión que el arte de escuchar y dialogar es algo que no está de moda hoy en día. Es más fácil caer en la discusión, en la argumentación rápida y en la defensa de las propias creencias.

El arte de escuchar lleva una gran capacidad de silencio, el silencio en el que observas, estudias, valorar, aprecias, aprendes incluso cuando te encuentras con posiciones totalmente contrarias a las tuyas.

Todos llevamos una verdad dentro, una verdad que hay que valorar, que apreciar y que respetar porque representan el mundo y la experiencia de otra persona. Todo lo que es experiencia es enriquecedor, porque si son vivencias de otras personas, y son vivencias sinceras, siempre nos muestran una realidad de la vida que puede ser útil y maravillosa para todos nosotros.

Generalmente cuando alguien nos habla lo compramos a lo que llevamos dentro. Si se acerca lo acogemos, si se desvía lo rechazamos. La capacidad de guardar silencio interno nos permite observar y valorar, apreciar y reconocer algo diferente a nuestra experiencia.

Es una invitación a observar y a valorar, una invitación a guardar silencio antes de juzgar, rechazar o de dejar pasar por alto algo que puede tener un infinito valor para nosotros.


1/2/13

Dos oídos y una boca




A veces, 
de lo que más nos quejamos de nuestra pareja, 
es precisamente aquello que nos enamoró...

Dr. Vázquez

Me la encontré hoy por Facebook y la ponía Sergio Fernández que preguntaba qué nos parecía esta afirmación. Y la verdad es que la frase no está nada mal. No se que opinais vosotros, me gustaría saberlo. Yo dejo por aquí mi pequeña reflexión.

¿Permitir que uno sea lo que es, es una amenaza para mi persona? ¿Tras el roce diario nos molesta que el otro siga creciendo cuando aparentemente yo no lo hago? ¿Aquello que me encandilo a mí es algo que puede dejarme en un segundo plano?

Cada pareja es un mundo, un mundo en el que hay formas de ser y al mismo tiempo hay necesidades. No somos perfectos, tenemos carencias. Al ser conscientes de nuestras carencias las fortalezas de la otra persona, ¿representan una amenaza para mí?

Lo más normal es que si admiro algo de una persona, ese algo me ayude a admirarlo, valorarlo y me invite a crecer. Si no lo hace creo que el problema está en mí e incluso se convierte en un arma arrojadiza contra mí. No es tanto lo que me disgusta de otro sino más bien lo que me disgusta de mí.

No recuerdo quien dijo que aquello que no soportamos en los demás es un reflejo de aquello que no aceptamos en nosotros mismos. En la relación diaria, bien sea a nivel de pareja, de amigos o de trabajo, nos encontramos con nuestras limitaciones, y ello es algo que no nos gusta. Esto lo podemos proyectar en otras personas y a partir de ahí hay una ceguera total a nivel de relaciones que creo se hace difícil llevar si no hay una gran sinceridad hacia uno mismo.

Por otra parte no se si se pudieran generar cierto tipo de celos, carencias afectivas, complejos de inferioridad, baja autoestima al ver que la otra persona vale más que yo. No lo se. Ésta es mi pequeña reflexión, que piensas tu?




31/1/13

Aceptarse para aceptar



Conversaba hoy por la tarde con una persona el porqué son tan difíciles las relaciones interpersonales, relaciones que también lo son entre pueblos, entre diferentes capas sociales, etc.

Yo le dejaba ver que las relaciones son complicadas desde el principio de la historia. Te acuerdas de la historia de Caín y Abel? Caín representaba una mentalidad, la agrícola, la sedentaria, la que generalmente tenía siempre las mismas ideas. Abel, por el contrario, era pastor, nómada y por ello viajaba, lo que conlleva conocimiento de otras culturas, gentes y experiencias. Se enfrentan las ideas, las creencias, las maneras de ver la vida. Aparte de los celos que manifestaba Caín que son el prototipo de la inseguridad personal que muchas veces tenemos y mostramos de esta manera.

¿Qué sucede si alguien piensa diferente que yo o no comparte mis ideas, mis puntos de vista o mis creencias? Si analizamos por dentro nuestros sentimientos nos sentimos mal. Nos da la impresión de que si no se comparte lo mismo que creemos o pensamos no valemos como personas. ¿Es necesario tener razón ante los demás o gozar de su beneplácito? No. Lo importante es sentirse bien por lo que uno cree, piensa y siente en la vida. Gozar con la coherencia con uno mismo y disfrutarla. Otros gozarán de la suya.

El haber recorrido mundo, a mi personalmente, me ha abierto la mente y me ha ayudado a relativizar cantidad de cosas que podemos y puedo considerar importantes. He conocido gente muy diferentes y sobre todo lo que más valoro no es tanto lo que saben sino la capacidad de amar y la manera de hacerlo que muchas veces es la misma que yo tengo y que otras es diferente, y que por ello te enseñan a amar.

Es la insatisfacción personal la que nos lleva a querer estar por encima de los demás, a comer del fruto prohibido que no es precisamente comer una manzana, sino probar a ser diferentes a lo que realmente somos. Cuando somos capaces de aceptarnos a nosotros mismos no necesitamos ni escondernos de los demás, al igual que Adán y Eva, ni avasallar a otro para sentirnos con el poder y el control de la vida.

No somos más importantes o felices por controlar a los demás. Si lo somos cuando vemos que somos capaces de aceptarnos a nosotros mismos, de querernos y de mostrarnos tal y como somos ante los demás. Es la auténtica libertad de querer ser lo que realmente somos. Y cuando nos apreciemos a nosotros mismos, seremos capaces de apreciar a los demás, aún siendo diferentes a nosotros.


30/1/13

Cuando nada esperas.



"Cuando nada esperas, todo llega", una frase que tenía la oportunidad de leer hoy en el Facebook, una frase que en más de una ocasión se ha paseado por mi mente y una frase que esconde en su interior un arma de doble filo.

No concibo la vida sin sueños, sin ilusiones, sin expectativas. Desde que hemos nacido tenemos una voluntad de crecer y de mejorar. Ya desde niños volvíamos locos a nuestros padres con tantas preguntas que, en algunas ocasiones, ni sabían responder. 

No somos conformistas por naturaleza. Queremos avanzar y progresar. Además hay otra cuestión que nos provoca, el Ego. Ese sentimiento que muchas veces nos quiere hacer destacar por encima del que vive a nuestro lado.

Sin expectativas ni ilusiones no tendríamos lo que tenemos actualmente y la mitad de la población ni tan siquiera existiría. La expectativa de vida, gracias al desarrollo de la ciencia, se ha duplicado.

Pero el arma del doble filo está en esa ansiedad que nos hace tener la mente y la vista clavada en el futuro, en lo que deseamos y queremos que llegue. ¿Cuántas veces nos hemos desvelado por un viaje que tenemos que hacer al día siguiente y bien temprano? ¿Cuántas veces la ilusión por algo nos ha impedido conciliar el sueño? ¿Cuántos miedo imaginarios de lo que podría ocurrir y no ha llegado a suceder nos han atrapado en nuestra toma de decisiones y en poder saborear el sueño, la convivencia con el de al lado o simplemente el trabajo que desarrollamos?

El campesino sueña con la cosecha. Un día y otro, después de haber sembrado, ve que el proceso va lento y, a veces, es imperceptible. Otras veces es cuestión de esperar, tener paciencia y aprender de lo que hay a nuestro alrededor, y que cegados por nuestra ansiedad de futuro, ni somos capaces de ver, ni de saborear ni tan siquiera servirnos de ello.

La otra actitud, la del "no esperar nada", consiste en ser libre para poder ver. Muchas veces esperamos ver lo que queremos y pendientes estamos de lo que esperamos. Para que me entiendas un pequeño cuento de Anthony de Mello en el que relataba que un discípulo fue enviado a la orilla del lago toda la noche a escuchar el ruido de unas campanas. Sus oídos y su mente estaban atentos al sonido que podía salir del lago y nada, no conseguía escuchar nada. Hubo un momento en el que el desánimo hizo mella en él, perdió la esperanza, se dio media vuelta y, sin expectativa alguna, se dirigió al convento. Al instante, cuando su mente se liberó, oyó el sonido de las campanas.

¿Quieres una experiencia real que hemos vivido tu y yo? ¿Cuántas veces nos hemos desvelado de noche, hemos querido dormir y no lo hemos conseguido? ¿Hemos cambiado de posición? ¿Hemos girado la almohada varias veces? También. ¿Qué ha ocurrido? Que cuando hemos aceptado que no podíamos dormir y que era mejor aceptarlo así, nos hemos dormido. Liberamos nuestra mente de la necesidad de dormir, y una vez libre tuvo la libertad de dormirse.

No podemos dejarnos atrapar por la expectativas, son fuentes de ansiedad. No merecemos ser esclavos de ellas. La vida es demasiado hermosa para vivir cosas que todavía no han llegado. Pero tampoco somos seres que pueden vivir sin soñar y sin desear. Nuestros sueños y deseos son parte de nuestra autorealización. Somos parte de ellos en cada paso que damos, pero nunca podremos ser esclavos de ellos. Solo siendo libres, seremos nosotros mimos y podremos decir que estamos vivos.


29/1/13

El amor y la alegría



Siempre me sorprendió aquellas frases de San Pablo: "Aunque repartiera todo mi dinero a los pobres en limosnas o entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada soy." ¿Por qué lo digo? Porque a lo largo de la vida me he encontrado a personas que se han entregado a los demás y en vez de sonrisas, alegría, descanso y paz encontrabas en ellas desazón, enfado, desilusión y rabia por lo que tenían que hacer. Yo tal vez era uno de esos que no era capaz de comprender como uno podía sonreír en medio de la desgracia y de la actitud de servicio que mostraban algunas personas que no dejaban de sonreír en medio de la dificultad.

Una de esas personas, allá por el año 1981, me dejó sorprendido cuando le pregunté como era capaz de sonreír ante la situación de su marido que llegaba, un día sí y otro también, totalmente borracho a su casa. A veces, y todos lo sabíamos, llegaba a golpearle. Nunca olvidaré su respuesta: "Porque lo amo". Así de simple y llana fue su respuesta.

A lo largo de la vida he podido comprobar que cuando amas de verdad hay algo que te impide ver y sentir la inclemencia del tiempo, lo inoportuno de una hora, el esfuerzo que tienes que realizar por alguien. ¿Quien de nosotros, por ejemplo, no ha tenido un hijo enfermo y ha estado toda la noche en vela? ¿Alguna vez hemos maldecido la suerte que nos ha tocado vivir y las noches en vela que hemos tenido que pasar?

La experiencia me dice que estamos más centrados en la satisfacción del otro que en lo que nos cuesta aliviarle el dolor o el sufrimiento. Es más, éstos últimos pasan a segunda fila y casi son olvidados. recuerdo experiencias a nivel familiar u otras vividas como sacerdote en la que todo el esfuerzo fue inútil y había vidas de recién nacidos o de jóvenes que después de un largo bregar en la noche veías que se diluían entre tus manos. Veías que todo esfuerzo era vano e inútil y como sus vidas se apagaban. Aún y así quedaban fuerzas para abrazar y escuchar a sus familias y valorar lo poco o lo mucho que habías realizado en esos momentos.

La vida es servicio, y cuando así lo vivimos nos sentimos bien aún cuando no nos sintamos reconocidos o valorados por ellos. El valor de una vida, de una sonrisa, de un "gracias", de un suspiro sientes que añade valor a tu vida y la satisfacción es más grande que cualquier dureza, obstáculo o situación que en el transcurso te pueda desagradar.

Es el amor el que nos hace sentirnos parte de la vida y útiles a la misma vida y a los demás. Es el amor el que goza cuando ves a los otros gozar. Y es algo que no puedes explicar, Lo vives, lo sientes, lo experimentas dentro de ti mientras que otros, como yo en el caso de aquella mujer, no lo pudiera entender. Es como el amor del enamorado, se ve, se nota y se siente, aunque muchos no vean motivos para enamorarse de "esa" persona. El o ella si han encontrado el sentido, como el del bombero que arriesga su vida, o el del padre o la madre que lo dan todo por sus hijos, o de quien ama sin ver a quien. Todo por una simple razón, el amor hace sonreír a los demás, pero sobre todo te hace sonreír a ti.

Cuando veo esa contradicción del que ama y al mismo tiempo se queja me pregunto: ¿Hay realmente amor? El amor es una experiencia totalmente incomprensible para otros, solo el que lo vive, lo entiende.


28/1/13

La ilusión



¿Qué es más importante la ilusión o la fuerza de voluntad? Yo creo que la ilusión es la que hace que tengamos fuerza de voluntad. Sin ilusión no vamos a ninguna parte. ¿Qué aporta la ilusión a nuestra vida?

Basta que echemos un vistazo a nuestra propia vida y nos demos cuenta de ello. Si volvemos la vista atrás, o al momento actual si vivimos con ilusión, nos daremos cuenta de varias cosas:

  • El cansancio no lo notamos. Trabajamos duro y el tiempo rinde. Nos sentimos a gusto e incluso podemos dar más tiempo del habitual al trabajo o a la persona y vemos que el cansancio no aparece por ninguna parte. Fíjate, por ejemplo, en los niños, corren de aquí para allá, pueden estar jugando hasta altas horas sin que se den cuenta, y cuando los retiras se quedan dormidos en menos de dos minutos. O en los enamorados, todo el tiempo del mundo les parece poco.
  • Las dificultades se convierten en retos y son una tentación. Buscamos las maneras de estar con las personas, de resolver los problemas que nos aparecen y de buscar otras alternativas.
  • La creatividad fluye por todas partes. La imaginación se alinea con la ilusión y juntas hacen maravillas. Se inspiran y nace versos, canciones, proyectos, caminos y todo tipo de novedades que sorprenden a conocidos y extraños.
  • La libertad es es algo que gozamos con intensidad. No importa lo que digan o lo que piensen los demás. Nuestra mente está en el objetivo, en aquello que nos ilusiona.
  • ¿La alegría? No falta, aunque no veamos los resultados de forma instantánea la sonrisa está ahí, porque vivimos el camino, el proceso, cada paso que damos.
  • Apertura a los demás. Comunicamos lo que sentimos, nos abrimos a los demás por si los demás aportan algo. Somos más sociables y extrovertidos.
  • Aumenta la confianza en nosotros mismos, Creemos más en nuestros recursos y aumenta nuestra motivación y nuestra fuerza de voluntad.
  • Y lo más importante es que cuando hay ilusión siempre hay un motivo, algo que hace que merezca la pena. Unas veces nos sentimos realizados como personas y otras hacemos que otros se sientan realizados y amados, Saber que llegamos a la vida de los demás nos hace sentir que tenemos y aportamos vida dentro de nosotros mismos.

25/1/13

Perdón, indiferencia u odio



Uno de los grandes males que podemos hacerle a una persona es la indiferencia. Hay quien piensa que la indiferencia está a medio camino entre el amor y el odio, pero yo creo que está mucho más allá del odio. Cuando amas y odias a una persona la tienes en la mente y en el corazón, para bien o para mal. Cuando sientes indiferencia, simplemente, no está, ha desaparecido. Si el amor y el odio hablan de un sentimiento de agradecimiento y de admiración o de dolor y frustración hacia una persona, la indiferencia habla de la muerte de alguien en la propia vida de una persona.

Recuerdo que hay momentos en los que la libertad que damos a las personas hace que respetemos sus decisiones y tengamos que esperar pacientemente a que nos tomen en cuenta. Es la experiencia del Padre del Hijo Pródigo. Reparte, permite que se vaya, ve como malgasta todo lo que le ha dado y aguanta pacientemente a que se de cuenta de que a su lado tiene un lugar.

Por el contrario, hay otra experiencia, que es la de la Oveja perdida, en la que va en busca de ella. Es otra parte del amor y del perdón. El sentimiento de amor que profesamos hacia quienes queremos hace que muchas veces dejemos el orgullo y la soberbia a un lado, que aparquemos la indiferencia para salir, comunicarnos, dialogar, aclarar y volver al equilibrio de la vida.

Como dice la canción, algo se muere en el alma cuando un amigo se va. El hueco que deja en cada uno de nosotros la vanidad, el orgullo y la falta de comprensión es bastante caro. Somos seres sociales. Necesitamos de los demás.No podemos ir solos por el camino o cambiando de equipo a cada momento. Cuando sentimos que alguien que forma parte de nuestra vida nos falta, sufrimos. Así me lo expresaba una persona hace unos días que sentía la ausencia de su hija que pasaba un momento difícil de su vida.

El perdón implica no solo la actitud de perdonar cuando alguien viene y te lo pide, sino también la actitud de ir en búsqueda del otro. Es una manera de decir que está abierto a la otra persona y que la necesitas porque forma parte de tu vida, de tu grupo, de la sociedad en la que vives. No es que dependamos de los demás, es que los otros significan algo en nuestra vida.

La indiferencia muestra lo que alguien ha significado en nuestra vida, nada. Habla más de nosotros mismos que de la ofensa que el otro haya podido hacernos. Estar abiertos, a la espera o salir al encuentro son actitudes que hablan mucho más de amor que de odio o de indiferencia, actitudes que hablan más de nosotros mismos que las acciones que otros hay podido realizar llegando a herirnos.